lunes, 11 de mayo de 2015

Leed benditos





Parece ser que en comparación con otros países europeos los españoles leen más bien poco (uno de cada tres no leerá un libro en su vida ni aunque se lo regalen).  Luego están los que compran libros como un signo de “cultureta al uso” y de esta forma llenar los huecos existentes en sus estanterías. Que las visitas vean que en su salón no faltan los libros siempre será un toque de distinción. Evidentemente, argumentarán que leen poco pues sus innumerables obligaciones de todo tipo se lo impiden. Son aquellos ingenuos que creen firmemente que si ellos paran el mundo lo hará también.  Aprendí a leer de manera muy precoz y desde mi niñez los libros han sido –y son- parte inseparable de mi existencia.  Los libros no es que solo te ayuden a vivir es que los mismos forman parte de la vida misma. Te ofrecen la posibilidad de vivir cientos de vidas distintas a la tuya. Podrás conocer en profundidad ciudades lejanas a las que nunca visitarás. Todas las pasiones humanas –buenas y malas- se reflejan en los libros y te harán crecer, de manera integral, como persona. Te hacen meditar y te ayudan a comprender el mundo que te ha tocado en suerte (o en desgracia) vivir. Me refiero a libros con alma y no a aquellos que tienen como única finalidad un entretenimiento superficial y banal sometiendo al ser humano al esclavizante mundo de la alienación.  Cualquier sitio es bueno para leer un buen libro. Puede ser bajo una sombrilla en una playa apiñada de gente. O bien sentado en el banco de un parque una mañana de primavera.  También, como no, al calor del brasero un día invernal mientras los cristales de las ventanas se llenan de vaho por el frío existente en el exterior. Quizás mientras esperas la salida o llegada de un tren o un avión que te puede alejar de todo menos de los libros. La satisfacción que produce la lectura de un buen libro solo la pueden explicar aquellos que de continuo la experimentan. Como todo en la vida es cuestión de gustos unos libros te gustarán más que otros. De todos los buenos se aprende y no existe nada más noble en la existencia humana que el aprendizaje. La lectura como fuente inagotable del agua de la vida.  Leed, leed….benditos.


Juan Luis Franco – Lunes Día 11 de Mayo del 2015

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