“Porque el ayer es sólo
un epitafio porque mañana
es nunca para siempre”
- José M.Caballero Bonald -
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Me gusta con cierta frecuencia
releer libros o visionar películas que en su día, hace ya muchos años, me causaron
un gran impacto. En cambio la música en mi círculo sentimental siempre camina
por los derroteros de la cotidianidad. Sigo escuchando casi a diario desde
tiempo inmemorial a Elvis, Los Beatles, Cliff Richard, Sinatra, Ella Fizgeralt,
Nina Simone, Louis Armstrong, María Callas, Caracol, Mairena, Camarón, Serrat,
Paco de Lucía, Morente, Santana…. Quizás la última y gozosa incorporación que
he añadido a mi universo musical ha sido la Música Clásica. Cada día la
escucho más y trato de nutrirme de conocimientos que me permitan saborearla en
toda su plenitud. El crecimiento interior de una persona se hace realidad
cuando asume sin complejo sus carencias y limitaciones. Reconozco que existen películas
o lecturas que me emocionaron en mi juventud y que hoy considero obsoletas y
amortizadas por el tiempo. En otros casos ocurre todo lo contrario y les
descubro nuevos matices que acrecientan el enorme valor que un día tuvieron
para mí. Maduramos y nos hacemos mayores e inevitablemente cambian muchas de
nuestras percepciones de antaño. Ignoro cuantas veces habré visto a lo largo de
mi vida películas como “El Tercer Hombre”, “Eva al desnudo”, “Solo ante el
peligro”, “Ben-Hur”, “Siete novias para siete hermanos”, “El gran dictador”,
“Apocalipsis Now” o la saga de “El Padrino”. Son varias las veces que he vuelto
a releer “Cien años de soledad”, “Crimen y castigo”, “La metamorfosis”, “Los
santos inocentes”, “El sonido y la furia” o la “Antología poética de Antonio
Machado”. Obras para mí inmortales y que aumentan su capacidad de conmoverme
con el paso de los años. El tiempo pasa y con él cambia nuestra percepción de
las cosas. Somos fruto y consecuencia de nuestras vivencias y lo que nunca
debía faltarnos es nuestra capacidad de asombro ante la belleza del ayer, del
hoy y del mañana. Vivir con inquietudes
y con ganas de aprender de Dios a través de la naturaleza y de los hombres por
medio de sus genialidades. El tiempo y sus percepciones.
Juan Luis Franco – Viernes Día
29 de Mayo del 2015
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