Era una noche del pasado julio cuando los calores diurnos le tenían
perdido el respeto a un inexistente relente. Hacia una noche de un calor
sofocante y hasta la luna parecía sudar por sus costurones plateados. En la
calle no se movía una hoja y el silencio nocturno solo era interrumpido por los
zumbidos monocordes de los aparatos de aire acondicionado. En el ordenador se oía la voz de Dolly Parton cantando su inmortal
canción Jolene. ¡Que sería de
nosotros pobres mortales de almas errantes sin la magia de la música! A mis nietos los imaginaba durmiendo a pierna
suelta derrotados por el cansancio de un día de playa. Magnifico eslabón
sentimental este donde poder agarrarse para que al final todo cobre sentido. El Kichi, gaditano chirigotero y alcalde
de la Tacita de
Plata, se había comprado traje y corbata para oficiar la boda de una pareja
de gaditanos. No pasa nada por romper de cuando en cuando los uniformes
antisistema. El hábito no hace al monje pero el monje si hace al hábito. Me
encuentro por aquellos días a Fali Fernández
por la calle San Eloy (calle siempre con olores a jamón serrano y a
fonda antigua). Venía de comprarse un traje para estar elegante en la boda de
su hijo que se casaba en agosto. A ver si ahora con traje nuevo consigue que le
enseñen la nueva Casa Hermandad de La Candelaria.
¿Kichi en Cádiz y Fali en Sevilla estrenando trajes en
verano? Algo huele a lana (¿fría?) en la Baja
Andalucía. Preámbulo, a que dudarlo, de que se avecinan
tiempos nuevos. En Sevilla, por no pocos corrillos, se hablaba de la tenacidad
de un Hermano Mayor para no dejar de serlo. Con esa actitud se le hizo un flaco
favor a la Hermandad
y, fundamentalmente, a sus hermanos. Sospechosamente sospechoso (sin que valga
la redundancia) el “silencio” escrito y hablado de los “depositarios de las
esencias de la Ciudad”.
Eso pasa por escribir con una foto enmarcada de los “buenos” en la parte
derecha de la mesa del ordenador y otra, de los “malos”, situada a la
izquierda. ¡Objetividad cuantos desmanes se comenten en tu nombre! Fueron días
de cierta dureza para los defensores de las tradiciones y buenos para los militantes
del ateísmo de salón. En Barcelona quitaron en el Ayuntamiento el busto de Juan Carlos I y, parece ser, dejarán el
hueco hasta que puedan poner el del Presidente de la III República. Mejor
entretener al personal con las formas que con el fondo. A falta de pan bueno
son bustos (retirados). El Betis, con
una plantilla ligeramente mejorada (con el feliz retorno de Joaquín su hijo
prodigo) a la que nos llevó a Segunda División, alcanzó los ¡cuarenta
mil socios! ¿Dónde llegaría este Equipo
de mis amores y desvelos si alguna vez fuera gestionado eficientemente? La
noche ya era madrugada cerrada y en el ordenador seguía sonando la voz de Dolly Parton. A la lejos se escucha el sonido de una sirena
que posiblemente transporte a un enfermo al que le esperan horas de pasillo en
un hospital. Nos venden una ecuación que
se nos presenta altamente contradictoria: baja el paro (cierto) y suben los
pobres (más cierto aún). Lo dice don Mariano: “España va bien” pero… ¿y los
españoles? La noche avanza y con ella se
abre la posibilidad de saludar a un nuevo día. Es verdad que al final,
incluyendo a la noche, todo tiene un precio. Valor y precio o, más bien, el precio del
valor.
Juan Luis Franco – Lunes Día 7 de Septiembre del 2015
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