Las llamadas “serpientes de verano” se decía que eran un ardid
periodístico para ir generando noticias falsas o difusas que cubrieran el largo
y poco productivo verano. Si no había noticias de interés se inventaban. El
estío si acaso solo era proclive para los romances entre famosos, fichajes
futboleros y alguna que otra sonada ruptura. La gente, cuando aún tenía
trabajo, se iba de vacaciones y trataban de desconectar de todo menos de niños
ruidosos, cuñadas solteras y suegras que marcaban las pautas a seguir. Pero
como de lo que se trataba era de romper con la rutina laboral pues todos
contentos y satisfechos. Lo más positivo era que también los políticos se
marchaban de vacaciones y, afortunadamente, nos dejaban “solos” al menos
durante un par de meses. Ya nada es como era y, eso si, gracias a los grandes
avances de los medios de comunicación con el triste añadido del clima social
que padecemos nunca consiguen que nos aburramos. Vivimos sentados encima de un
volcán y en cualquier momento la lava que brota nos quema el culo. Pasan muchas
cosas como para que en el primer café mañanero te dejen tranquilamente leer el
periódico. Las noticias vuelan embarcadas en la fibra óptica y cualquier
acontecimiento se conoce en la
Aldea Global a los
pocos minutos de producirse. En el mes de julio “El Chapo Guzmán”, el mayor narcotraficante mejicano, se escapó de la
cárcel de máxima seguridad de México.
Lo hizo de una manera que no hubiera sido capaz de escribir ni el más
fantasioso de los guionistas de cine. Para su fuga le construyeron a “El Chapo Guzmán” un túnel de algo más de
kilómetro y medio. No carecía de nada. Tenía luz eléctrica, ventilación y cada
doscientos metros disponía de una bombona de oxigeno. Se metió “El Chapo” en la ducha sabiendo que allí,
por aquello de la privacidad, no llegaban las cámaras de seguridad. Abrió la
tapa y bajó por una escalerilla hasta el principio del túnel. Allí le esperaba una moto para que “El Chapo” no se fuera a cansar andando. La
noticia corrió como la pólvora por todo el mundo dejando en entredicho al
Gobierno mejicano y demostrándose, una vez más, que el dinero todo lo
puede. Más largo y con peor resultado
fue el túnel que tuvo que recorrer por esos días el pueblo griego. Entre
saqueadores del dinero público y mercaderes de la demagogia lo pusieron,
literalmente, a los pies de los caballos. Dos ejemplos de que ya no hacen falta
las “serpientes de verano” para que estemos entretenidos. Pasaron muchas más
cosas este verano todas con nombres propios. Cosieron a puñaladas en la puerta
de su casa a don Carlos Martínez Pérez, vicario de San Isidoro. Los que
tuvieron la suerte de tratarlo nos cuentan que era una persona muy culta y
entrañable. Se produjo la triste e
injusta salida de Iker Casillas del Real Madrid motivada, en un ejemplo de
suprema ingratitud, por los pitos de una parte del “madridismo”. Rafael Riqueni,
el gran guitarrista trianero, ingresó en una cárcel sevillana. Se levantaron (de momento) las medidas
cautelares ejercidas contra las acciones de don Manuel Ruiz de Lopera y Ávalos (¿cuándo
terminarán los males endémicos del Betis?). También, a que negarlo, pasaron
algunas cosas buenas pero ya sabemos por experiencia lo poco que dura la
alegría en casa del pobre. Como pasó
siempre toca volver a empezar. Nada nuevo bajo el sol que, por cierto, este
verano ha calentado de lo lindo.
Juan Luis Franco – Domingo Día 20 de Septiembre del 2015
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