Como he reconocido en alguna que otra ocasión y a pesar de ser un apasionado de nuestra Semana Mayor, no vivo muy de cerca el día a día de la misma y el discurrir de sus aconteceres cotidianos. No sabría decir quien es el actual Hermano Mayor de San Esteban, ni tampoco se decirles que capataz saca a la calle el Miercoles Santo la espléndida imagen del Cristo de la Salud de San Bernardo. Ignoro los cambios de Bandas o Agrupaciones Músicales en tal o cual Hermandad, el nombramiento de algún nuevo Hermano Mayor o los vaivenes del Consejo General de Hermandades y Cofradías. Reconozco, conocerlos de pasada a través de las escuetas noticias en la prensa local, o en el excelente Programa de Sevilla TV “Semana Santa de Sevilla” (por cierto si el mismo dura dos horas, ¿a que es debida la “bulla” que Víctor García Rayo le mete a sus colaboradores a los cinco minutos de empezar?). Insisto: por esos andurriales ando largo de despiste informativo. Tan sólo sigo con más atención los acontecimientos de las Hermandades a los que pertenezco como Hermano, bien a través de sus páginas web o por los boletines que me envían. Luego estarían los macro problemas semanasanteros que entran de lleno en la vertebración social de la Ciudad. Entiéndase: aquellos relacionados con la Administracción (fundamentalmente con el Ayuntamiento. Creando un nuevo foro de discusión sobre la Carrera Oficial y su posible reordenación). El posicionamiento social ante cuestiones puntuales como el aborto o la inevitable y saludable separación Iglesia-Estado, o que tipo de dialéctica debe mantenerse con el Arzobispado, dado que este es el Alma máter de la Iglesia sevillana.
Mi interés primordial por nuestra Semana Santa se fundamenta en profundizar en el conocimiento de los cuatro pilares en las que se sustenta. A saber: su extraordinario legado artístico y cultural. El sentirnos receptores de una herencia pletórica de sentimientos, heredada de nuestros mayores y engarzada a sangre y luz en la cadena más noble de nuestras tradiciones. Recuerdos y sentimientos unidos por las arterias de calles y barrios (algunos ya tristemente desaparecidos) imperecederos en nuestra memoria sentimental. Luego estaría la Fe. Aquella que nos hace participar de una manera activa dentro del mágico escenario de una Ciudad, que cada Primavera acoge dulce y cariñosamente al Hijo de Dios y a su bendita Madre durante toda una semana. Por último, sin que signifique –todo lo contrario- la última en importancia está Sevilla. Ella –la Ciudad- es la Madre que hace posible que toda esta conjunción de arte, tradición, sentimientos, fe y participación queden subliminadas en un caleidoscopio de sublime belleza (quien dude que los preámbulos de la muerte del Mesías puedan ser bellos, que vea al Cristo de la Buena Muerte por la Plaza de la Contratación la tarde del Martes Santo). Resumiendo: la Semana Santa sevillana para entendernos es un hermoso complemento de: Fe, Sentimiento, Tradición, Cultura y Arte. El orden de clasificación es personal e intransferible y cada uno que lo establezca en función de sus sentires más profundos.
Quiero en este Toma de Horas referirme a la Hermandad a la que me siento más especialmente vinculado. Me refiero, evidentemente, a la de Pasión. En la misma hace algo más de un año fue elegido Hermano Mayor, Javier Criado Fernández. Consiguió 494 votos frente a los 346 que logró la otra –excelente por cierto- candidatura encabezada por Jaime Fernández Argüeso. Asumiendo que cualquier cargo de relevancia –y Pasión no es cualquier Hermandad, con todo respeto a las demás- y su posterior gestión, lleva implicito una corte de aduladores y detractores (preferible los segundos si vienen de frente. “Guárdate de los idus de marzo”- mejor abril en este caso- que le advirtieron a Julio César).
Indudablemente este primer año de gestión de Javier Criado no admite más calificación que la de sobresaliente. Ha sido un año frenético donde se han tomado –y se van a tomar- decisiones fundamentales para el buen desarrollo de la Hermandad.
Se votó por mayoría absoluta la incorporación de la mujeres Hermanas al Cuerpo de Nazarenos y Penitentes. Se descartó previa votación la solicitud de traslado a San Hermenegildo. Se consiguió en definitiva rescatar estériles polémicas cofrades de la barra de los bares y tabernas, y llevarlas previo Cabildos a su sitio natural: la posibilidad de ser votadas y decididas en consecuencia.
Se está acometiendo una profunda remodelación en el interior de la Capilla Sacramental de Pasión. Con objeto de que el Nazareno de Martínez Montañés pueda tener una perspectiva mucho más generosa, y estar su divino talón a disposición de los labios de los sevillano que en él buscan alivio y consuelo. Cuando terminen las obras –cosa que ocurrirá muy pronto- los sevillanos se van a llevar una sorpresa muy agradable.
Se ha sometido a una necesaria restauración a la Virgen de la Merced (también al Señor de los Afligidos, gran desconocido para muchos sevillanos) y ya la tenemos de vuelta presta para celebrar su Triduo anual.
En breve se van a someter en sendos Cabildo dos temas que colean y están latentes en la Hermandad. Primero, la incorporación –o no- del Cirineo al Paso del Señor (yo prefiero verlo solo, pues su portentosa figura con la Cruz es suficiente para llenar el esplendoroso Canasto de plata de Cayetano González). En otro, se votará si procede incorporar música a la Virgen de la Merced (la tuvo en su día y se suprimió por un problema de presupuesto). Tan magnífico paso y tan hermosa Señora piden a gritos un acompañamiento musical, eso sí adecuado a su idiosincracia. Gran repertario existe en la llamada Música Fúnebre o de Capilla como para darle tres vueltas a Sevilla.
Todo esto ha hecho y tiene pendiente la Junta de Gobierno que preside Javier Criado. Se podría entrar en infinidad de pequeños detalles que han enriquecido la vida de la Hermandad. Sin obviar algo de lo que se muestra especialmente satisfecho este ilustre vecino de la Alfalfa y eminente psiquiatra: la creación de la Fundación Nuestro Señor de la Pasión, con una espectativas de futuro de cara a ayudar a los más necesitados verdaderamente admirables.
Todo se andará bajo la batuta de este polifacético personaje sevillano que responde al nombre de Javier Criado Fernández. Tiempo al tiempo.
Mi interés primordial por nuestra Semana Santa se fundamenta en profundizar en el conocimiento de los cuatro pilares en las que se sustenta. A saber: su extraordinario legado artístico y cultural. El sentirnos receptores de una herencia pletórica de sentimientos, heredada de nuestros mayores y engarzada a sangre y luz en la cadena más noble de nuestras tradiciones. Recuerdos y sentimientos unidos por las arterias de calles y barrios (algunos ya tristemente desaparecidos) imperecederos en nuestra memoria sentimental. Luego estaría la Fe. Aquella que nos hace participar de una manera activa dentro del mágico escenario de una Ciudad, que cada Primavera acoge dulce y cariñosamente al Hijo de Dios y a su bendita Madre durante toda una semana. Por último, sin que signifique –todo lo contrario- la última en importancia está Sevilla. Ella –la Ciudad- es la Madre que hace posible que toda esta conjunción de arte, tradición, sentimientos, fe y participación queden subliminadas en un caleidoscopio de sublime belleza (quien dude que los preámbulos de la muerte del Mesías puedan ser bellos, que vea al Cristo de la Buena Muerte por la Plaza de la Contratación la tarde del Martes Santo). Resumiendo: la Semana Santa sevillana para entendernos es un hermoso complemento de: Fe, Sentimiento, Tradición, Cultura y Arte. El orden de clasificación es personal e intransferible y cada uno que lo establezca en función de sus sentires más profundos.
Quiero en este Toma de Horas referirme a la Hermandad a la que me siento más especialmente vinculado. Me refiero, evidentemente, a la de Pasión. En la misma hace algo más de un año fue elegido Hermano Mayor, Javier Criado Fernández. Consiguió 494 votos frente a los 346 que logró la otra –excelente por cierto- candidatura encabezada por Jaime Fernández Argüeso. Asumiendo que cualquier cargo de relevancia –y Pasión no es cualquier Hermandad, con todo respeto a las demás- y su posterior gestión, lleva implicito una corte de aduladores y detractores (preferible los segundos si vienen de frente. “Guárdate de los idus de marzo”- mejor abril en este caso- que le advirtieron a Julio César).
Indudablemente este primer año de gestión de Javier Criado no admite más calificación que la de sobresaliente. Ha sido un año frenético donde se han tomado –y se van a tomar- decisiones fundamentales para el buen desarrollo de la Hermandad.
Se votó por mayoría absoluta la incorporación de la mujeres Hermanas al Cuerpo de Nazarenos y Penitentes. Se descartó previa votación la solicitud de traslado a San Hermenegildo. Se consiguió en definitiva rescatar estériles polémicas cofrades de la barra de los bares y tabernas, y llevarlas previo Cabildos a su sitio natural: la posibilidad de ser votadas y decididas en consecuencia.
Se está acometiendo una profunda remodelación en el interior de la Capilla Sacramental de Pasión. Con objeto de que el Nazareno de Martínez Montañés pueda tener una perspectiva mucho más generosa, y estar su divino talón a disposición de los labios de los sevillano que en él buscan alivio y consuelo. Cuando terminen las obras –cosa que ocurrirá muy pronto- los sevillanos se van a llevar una sorpresa muy agradable.
Se ha sometido a una necesaria restauración a la Virgen de la Merced (también al Señor de los Afligidos, gran desconocido para muchos sevillanos) y ya la tenemos de vuelta presta para celebrar su Triduo anual.
En breve se van a someter en sendos Cabildo dos temas que colean y están latentes en la Hermandad. Primero, la incorporación –o no- del Cirineo al Paso del Señor (yo prefiero verlo solo, pues su portentosa figura con la Cruz es suficiente para llenar el esplendoroso Canasto de plata de Cayetano González). En otro, se votará si procede incorporar música a la Virgen de la Merced (la tuvo en su día y se suprimió por un problema de presupuesto). Tan magnífico paso y tan hermosa Señora piden a gritos un acompañamiento musical, eso sí adecuado a su idiosincracia. Gran repertario existe en la llamada Música Fúnebre o de Capilla como para darle tres vueltas a Sevilla.
Todo esto ha hecho y tiene pendiente la Junta de Gobierno que preside Javier Criado. Se podría entrar en infinidad de pequeños detalles que han enriquecido la vida de la Hermandad. Sin obviar algo de lo que se muestra especialmente satisfecho este ilustre vecino de la Alfalfa y eminente psiquiatra: la creación de la Fundación Nuestro Señor de la Pasión, con una espectativas de futuro de cara a ayudar a los más necesitados verdaderamente admirables.
Todo se andará bajo la batuta de este polifacético personaje sevillano que responde al nombre de Javier Criado Fernández. Tiempo al tiempo.