jueves, 30 de enero de 2025

Leer, pensar, actuar y vivir


La ignorancia es la principal arma con la que siempre han contado los poderosos para convertir en eterno su dominio político y social.
Por razones obvias durante el confinamiento por la Pandemia los índices de lectura se dispararon en nuestro país. Afortunadamente esos parámetros lectores no solo se han mantenido sino que han aumentado de manera significativa. Son los jóvenes y, de manera prioritaria, las mujeres quienes más han crecido en ese gratificante aumento de lectores y lectoras. Ante el falso sambenito de que la juventud actual solo se interesa por los móviles, las diversiones grupales y las Redes Sociales los hechos se empecinan en demostrarnos lo contrario. En la Dana valenciana y dentro del gran movimiento solidario que se creó los jóvenes ocuparon un papel predominante. Era alentador verlos en las filas de voluntarios cruzando un puente provistos de palas, rastrillos y otros enseres de limpieza. No se iban de “marcha”; marchaban en aras de desarrollar la solidaridad más noble y desprendida. Lo que pasa es que resulta más fácil “criminalizar” a la juventud en su conjunto antes que valorarla segmentada en los diversos aspectos sociales y culturales. Vivimos tiempos convulsos de muy difícil digestión social. El sectarismo y el dogmatismo han propiciado que la información nos llegue envilecida y gravemente manipulada. Los jueces hacen de políticos y los políticos hacen de jueces. Cada persona es (o debería ser) un universo personal e intransferible. Dentro de lo que llamamos libre albedrío está la posibilidad de llenar ese universo con verdades o mentiras. El libre pensamiento es nuestro mejor filtro para desenredar la madeja de lo espuriamente falso e interesado. Saber elegir acertadamente las fuentes de información y saber distinguir a los verdaderos periodistas de los “funcionarios” al servicio de un determinado Partido. No entrar al trapo en bulos o falsas noticias que no tienen otro cometido que envilecer la Sociedad que nos hemos dado entre todos. Afortunadamente no somos perfectos y es bueno admitir que navegamos en un mar de contradicciones. Seguir a ciegas las consignas de los lideres (teóricamente considerado de los “nuestros”) lleva implícito que nuestras opiniones se manifiesten tan solo en un voto (o un frenético aplauso en un mitin). Conviene desconfiar de los articulistas / tertulianos / politólogos que siempre disparan sus flechas en la misma diana. De los políticos de doble cara que convierten el blanco del lunes en el negro del martes. En nuestra “mochila” existencial llevamos nuestra manera de pensar y sentir. Nuestra ideología política; nuestro credo; nuestro concepto del Arte y la Cultura y nuestra necesaria libertad deseando salirse siempre por la cremallera de la “mochila”. Eligen por nosotros a nuestros amigos y también a nuestros enemigos. Siempre con la herramienta del Dogma que impregna de veneno la vida ciudadana. No solamente pagan justos por pecadores sino que el pecado ya ha dejado hasta de ser original. Estamos instalados en la comodidad del buen conformista. El verdadero problema no radica en los manipuladores sino en lo felices y contentos que se muestran los manipulados. ¿Pensar libremente de cuantos nos rodea? Parece ser que no interesa enfrentarse a la realidad. Nos mostramos atados de pies y manos ante los que piensan y deciden por nosotros. Luego, de manera pertinaz siempre terminaremos buscando un chivo expiatorio. Pensar o no pensar he ahí la cuestión.

lunes, 27 de enero de 2025

La babucha. Toma 2


Hace unos días escribíamos sobre la eficacia correctora de la babucha voladora materna. Lo que ocurre es que el tema babuchero tiene todavía un mayor recorrido. Dentro de los elementos hogareños invernales la babucha ocupa uno de los puestos de mayor relevancia. La babucha se nos manifiesta en sus dos principales variantes. Con el talón cubierto o por el contrario con el talón descubierto. El amplio batallón de “los tiesos” siempre las solemos utilizar preferentemente de paño. Las clase pudientes las utilizan de otros materiales “más nobles” y además la llaman “zapatillas de estar por casa”. Estas babuchas (seudo aristocráticas) suelen ser de tela o incluso de fino cuero y en algunos casos rematadas por un escudito que deja constancia de que no todos los pies son iguales. Pocas cosas existen que envejezcan mejor que las babuchas. Contra más usadas más cómodas nos resultan. Desprendernos de unas viejas babuchas resulta un acto luctuoso y es como decirle adiós para siempre a un verdadero amigo hogareño. Su correcto uso lleva implícito una especie de manual que se transmite de padres a hijos. Andar con babuchas es hacerlo arrastrando los pies pues si los levantamos del suelo las dejamos detrás de nosotros. Requiere una cierta cautela cuando estamos sentados en el sacrosanto imperio que componen sofá, mesa-camilla y brasero. Situarlas lejos del brasero es un acto donde manda la necesaria cautela. Todo antes que terminar envuelto en un fuego domestico. Luego está la relación que, a ciertas edades, guarda la babucha con la noche. Cuando ya formas parte del clan de los “meones nocturnos” la bajada de la cama para recuperar la babucha resulta algo dificultosa. Te levantas somnoliento a oscuras y deber tener situada las babuchas a los pies de la cama perfectamente alineadas. Primero las tanteas con la punta del pie para determinar claramente entre la izquierda o la derecha (hablo de babuchas y no de política). Introduces los pie (de uno en uno) de manera lenta pero segura. Después te incorporas hacia la posición vertical y ya puedes dirigirte hacia tu destino nocturno. Recuerdo la felicitación navideña del impagable Salva Gavira en las últimas Navidades. Allí estaba este noble trinitario mirándonos con solemnidad, trajeado, encorbatado, abanderado y…. ¡con babuchas! La estética y la comodidad unidas de la mano. Mi madre, ya muy mayor, asistió gozosa al enlace matrimonial de su nieta (mi hija Alicia). No tenía intención de fallecer sin ver a su nieta casada y se presentó en la boda en perfecto estado de revista. Estrenaba traje y, lo que más le preocupaba, también zapatos. Preocupación grande y justificada por unos pertinaces juanetes que le podían dar el día. Aplicó su lema de que a cada problema una solución. Portaba un bolso grande y dentro del mismo, perfectamente guardadas en un plástico, llevaba unas babuchas. Cuando la boda entró en esa fase donde los malajes cuentan pésimos chistes y los graciosos se muestran nostálgicos ya tenia puesta las babuchas. Estando a su lado todo el tiempo no me percaté de ese eficaz movimiento de cambiar zapatos por babuchas. Ya me advirtió que la avisara un poco antes de marcharnos para volver a un nuevo cambio de calzado. Un día, con 98 años de edad recién cumplidos, se dijo que ya tocaba irse definitivamente de las bodas y de la vida. La existencia humana fraguada entre babuchas voladoras y los pertinentes relevos generacionales. Las babuchas deambulando libremente por nuestros hogares. En los pequeños detalles es donde duerme la soñada y anhelada felicidad.

jueves, 23 de enero de 2025

El alma viva de la Ciudad


Estos días grises invernales sevillanos, donde los cuerpos se encogen y las almas se agrandan, son un canto a la templanza de una Ciudad que se retroalimenta de la siempre sempiterna nostalgia. Nunca puede ser negativo soñar con las paraísos perdidos y con las sentidas ausencias de quienes fueron los grandes baluartes de tu existencia. No se puede construir el presente sin los retazos sentimentales del pasado. La lluvia fina en Sevilla (los chaparrones son otra cosa) no son más que lágrimas que nos manda el Cielo para que sus calles y plazoletas recuperen los sentimientos de lo que pudo haber sido y no fue. Te bajas del bus en la Macarena y después de darle los buenos días a la Esperanza te marcas una ruta que te llevará de tu corazón a tus asuntos. Recorres en línea recta las calles de San Luis, Bustos Tavera, Alhóndiga, Cabeza del Rey Don Pedro, Muñoz y Pabón y terminas allí donde empezó todo, en San Nicolás. El kilometro cero de tu existencia terrenal. Calles que guardan la esencia del tiempo sin darle falsas oportunidades a los falsos modernismos. Ciudad diseñada sentimentalmente para la templanza donde el ruido y la furia siempre le resultarán elementos extraños. Una tierra, la nuestra, donde el eco de sus campanas se confunde con los Fandangos de “El Carbonerillo”; la Granaina de Manuel Vallejo; los Tangos de Pastora “La de los Peines” o la Siguiriya de su hermano Tomás. Ninguna Ciudad del mundo (salvo la Roma eterna) se deja llover con tanto sentimiento como Sevilla. Los visillos de las ventanas se descorren para ver como rebatan las gotas en los poyetes salpicados de macetas. Si aprieta la lluvia te pegas una carrerita cubriéndote la cabeza con el portafolios que llevas en la mano. Te paras en el rellano de un portal y comentas con los allí refugiados : ¡Ojú, la que está cayendo! Santa verdad, con la que está cayendo en el mundo que no nos quiten también la belleza estética de la Ciudad. El alma de intramuros reflejada en un canalillo donde salpica el agua para que los gorriones beban al soniquete triste de la tarde. Llueve y el alma de la Ciudad palpita ante lo que está por venir. Tierra de preámbulos esplendorosos y de epílogos siempre mal resueltos. La vida según Sevilla.

martes, 21 de enero de 2025

La diáspora del talento andaluz


 Reconozco que soy poco televidente.  Veo la  tele en momentos puntuales y sobre todo en programas muy concretos.  Es en la Radio donde mejor se manifiestan y encuentran su acople  mis necesidades informativas, sociales y culturales.  Como indesmayable lector de periódicos de papel me resisto a abandonarme en los brazos tecnológicos de las ediciones digitales.  En la televisión autonómica andaluza existe un programa que procuro no perderme y es “Andaluces por el mundo”.  Aquí se manifiesta de manera puntual y rigurosa el dispendio de talento que nuestra Comunidad (a través de sus políticos) se permite extrapolar a tierras más acogedoras.  Talentos forjados en no pocas ocasiones con el dinero público y que, posteriormente, son abandonados a su incierto futuro.  En Andalucía han desmantelado nuestra Sanidad Pública sin ningún tipo de escrúpulos pero, eso si, lo han hecho con una “sonrisa Profidén”.  Mientras, observas que en Berlín, Copenhague, Londres, Helsinki o Estocolmo hay enfermeras y médicos andaluces ocupando cargos de máxima responsabilidad.  Llegaron a estos países de las formas más diversas y siempre huyendo de una situación profesional donde predominaban los bajos salarios  y unas paupérrimas condiciones de trabajo.  En este programa del Canal Sur aparecen gente de Cádiz, Málaga, Córdoba, Sevilla, Lora del Rio, Puente Genil, San Fernando o Dos Hermanas.  Todas reconocen estar agradecidas a quienes los acogieron con los brazos abiertos y en seguir manteniendo un permanente contacto con Andalucía. Se generaliza una doble situación emocional: contentos por gozar de unas condiciones laborales óptimas y tristes por la lejanía con su querida y añorada Andalucía.  Cuando se les pregunta que tipo de cosas notan más en falta las respuestas suelen ser las mismas.  Añoran las familias, los amigos, el clima, las tradiciones y la comida.  Por diversas razones muchos ya ven el retorno muy complicado.  Saben que el ambiente laboral que dejaron lejos de mejorar se encuentra más deteriorado.  Se han asentado en sus lugares de destino y, en muchos casos, han creado familias emparejándose con personas del lugar.  Tienen hijos nacidos en esas tierras aunque siempre priorizan que los niños no pierdan el arraigo con su tierra andaluza. Una situación que ha propiciado que abuelos andaluces solo vean a sus nietos una o dos veces al año.  Todo como consecuencia del resultado de la gestión de políticos mediocres que, como no podía ser de otra forma, llevan a cabo políticas cicateras y de cortos recorridos.  La igualdad de oportunidades envuelta en el papel de celofán de la galopante demagogia.  Cuando, en la vida política,  observamos normalizada y asumida  la confrontación más feroz e irracional  resulta imposible intentar acuerdos en temas fundamentales.  Todo son proyectos vacíos de contenidos y falsas promesas  propiciando que jóvenes andaluces  pletóricos de talento y voluntad tengan que hacer las maletas.  Al final no nos engañemos, aquí el verdadero y crucial debate es si la Feria debe comenzar un sábado o un lunes.  Se van los mejores y nos quedamos tranquilamente tomando el sol dándoles de comer a las palomas.  Andaluces por el mundo dando fiel testimonio de la grandeza de esta tierra.  El exilio (ante político y ahora profesional) atado al mástil de nuestra bandera.  Los grandilocuentes discursos andalucistas escritos en papeles siempre mojados por  las lágrimas.   Eso si, siempre orgullosos de ser andaluces.

 

jueves, 16 de enero de 2025

Libertad sin ira

Mal vamos cuando a la estupidez le llaman Arte y a la zafiedad le llaman Humor

No es casualidad que los Gobiernos dictatoriales (tanto de Derecha como de Izquierda) tengan como su prioridad más absoluta cortar de raíz la Libertad de Expresión.  Expresarse libremente es opinar sin más cortapisas que el convencimiento democrático de que tus opiniones pueden chocar con algunas distintas a las tuyas.  Un Régimen dictatorial nunca va a permitir que se cuestione ni política, ni social, ni culturalmente su irracional manera de proceder.  Las Dictaduras siempre tienen a escritores, periodistas, cineastas, dramaturgos y activistas como sus principales objetivos represivos.  Las mordazas represivas elaboradas entre torturas, barrotes de celdas y, en no pocas ocasiones, con las vidas de los que se atreven a discrepar.  En los Estados de Derecho (Democracia) el terreno donde se mueve la Libertad de Expresión siempre estuvo (y está) compuesto de arenas movedizas.  Las RRSS  (Redes Sociales) se han convertido en un vertedero de basura y un dispensador de veneno social y político.  En aras de una falsa Libertad de Expresión se insulta, se descalifica o se agrede verbalmente a personas e instituciones indefensas.  Eso si, en un gesto de cobardía lo hacen desde la comodidad del anonimato. La eterna cuestión de tirar la piedra y esconder la mano.  Una Libertad de Expresión que solo sirve para insultar y envenenar la convivencia entre ideas y personas no es más que un falso elemento distorsionador político y social.  Desde hace unos años los católicos y la Religión que profesan son objetos de toda clase de burlas, insultos y descalificaciones. No se trata de poder cuestionar métodos y comportamientos religiosos mediante el necesario debate (lean al gran filosofo ateo del siglo XX, Bertrand Russell) sino de atacar los símbolos religiosos.  Antes que contrastar  la utilidad contemporánea de los Conventos de Clausura se trata de sacar en la portada de un disco a unas monjas en bikinis.  Más pronto que tarde aparecerá una asociación de Abogados Cristianos que denunciarán la afrenta.  Judicialmente la denuncia terminará en alguna papelera de un juzgado pero ya tienen la publicidad gratuita que buscaban.  De manera injusta y definitiva van a despejar legislativamente la diana social de los insultos y descalificaciones religiosas.  Sabemos que toda el agua de esta tormenta la verterán sobre la Religión Católica.  Con  los musulmanes nunca se han atrevido ni se atreverán.  Saben que esto ya serían palabras mayores y algunos radicales islamistas sacarían las cimitarras a pasear.  Cuando el rigor duerme el sueño de los justos la Libertad de Expresión vive la realidad de los estúpidos. Son tiempos donde antes de defender nuestra necesaria libertad de poder expresarnos libremente debemos debatir democráticamente de que estamos hablando.  No todo vale ni todo se puede  encuadrar democráticamente.  Los poderosos (dueños de los medios de difusión más importantes) nos venden la imprescindible y necesaria Libertad de Expresión omitiendo que siempre estará fabricada a su medida.  Los intereses mercantilistas configurados como una araña que nos atrapa a todos y a todo.  Dicen hablar en nuestro nombre sin preguntarnos siquiera que es lo que queremos.  La inopia guardada en las mesitas de noche.  En el país de los ciegos el tuerto….solo ve con un ojo. 


lunes, 13 de enero de 2025

El Pesebre ignorado


El problema principal de las Navidades contemporáneas es que a la par que se han llenado los frigoríficos se han vaciado los corazones.

Como no podía ser de otra forma la Navidad (las Navidades) no son hoy más que un reflejo de la Sociedad que nos ha tocado vivir y que entre todos y todas hemos construido.  El hecho principal que se celebra (el Nacimiento del Mesías) se ha convertido en algo totalmente secundario.  Que los ateos o agnósticos no celebren espiritualmente esta efemérides (fundamental para los cristianos) se nos presenta como algo normal.  La libertad de crer o no creer forma parte del ideario que cada cual se ha provisto para caminar por la vida.  Lo preocupante es que son muchos los “cristianos” que obvian lo que de verdad celebra estos días el Mundo de la Cristiandad.  Esto forma parte de una legión de “creyentes”  que se autodenominan desde hace tiempo como “cristianos no practicantes”.   Todo se simplifica  en ser o no ser (o eres o no eres).  El Comercio de cuerpos y almas ya ha relegado esta cuestión a un segundo plano.  Afortunadamente en Sevilla el ínclito Papa Noel  (jo,jo,jo) no ha conseguido desplazar a los Tres Reyes Magos de Oriente.  En las miradas ilusionadas de los niños subsiste un generoso sustrato de la verdad de lo que celebramos.  La pasada Magna Hispalense no fue más que un intento desesperado por parte de la Oficialidad de la Iglesia por intentar paliar la triste comprobación de las Iglesias vacías.  Intentar sentar a la inquieta y bulliciosa devoción popular en los bancos de las Iglesias.  Atraer la calle a los Evangelios siempre resultó una tarea ciertamente complicada.  Es bien cierto que cada día existen más cristianos y menos católicos.  Los Navidades se han convertido en un supremo culto a la glotonería y en un desaforado consumismo compulsivo.  Comer en familia (o en buena compañía) es de los placeres más gratificantes del que podemos disfrutar los seres humanos.  Aunque lo importante más que la comida es el concepto  (hoy seriamente devaluado) de la familia.  Los afectos verdaderos por encima de las viandas. Ya todo gira en torno al sacrosanto imperio de los regalos.  Leo en la prensa estos días que el  ¡60 por ciento! de los regalos de Reyes entre adultos son mal recibidos por sus destinarios.  Luego los cambian por dinero o por otra cosa más acorde con sus gustos y preferencias. Ya nadie duda que el 7 de Enero sea el día de San Descambio.  Resulta incuestionable que la Navidad (las Navidades) representan una fuerte inversión económica que a la postre resulta beneficiosa para las ciudades.  Toma cuerpo y forma las estúpidas y banales competiciones.  Ahora se trata de ver que Ciudad pone más luces o la torre más alta.  Sacamos nuestra empatía social a pasear (una vez al año ser bueno no hace daño) y nos acordamos de las personas que viven solas y de que ningún niño se quede sin juguetes. Una vez que pase la Navidad y lleguen las Rebajas que cada cual se busque la vida como pueda.  Cuando llegan las Fiestas pasó lo que cantaba el gran Serrat en su canción “Fiesta”:  “Gloria a Dios en las alturas / Recogieron las basuras / De mi calle, ayer a oscuras / Y hoy sembradas de bombillas”.   La vida, ya definitivamente envuelta en papel de regalo.  El Pesebre ignorado.

 

viernes, 10 de enero de 2025

Eduardo Serrano “El Güito”




Ha fallecido en Madrid, de donde era natural, Eduardo Serrano Iglesias “El Güito”.  Tenía 82 años de edad y su fallecimiento llena de negro luto el Mundo del Flamenco.   Un bailaor  portentoso y con una expresividad estética difícilmente superable.   “El Güito” hizo del baile por Soleá un monumento donde el Arte se conjuraba con todos los duendes del Cielo.  Configuró junto a Antonio Gades y Mario Maya un trio de bailaores absolutamente memorables y siempre bajo el manto protector del magisterio de la gran Pilar López.  Tres hombres y un destino que llevaron en volandas al Baile flamenco contemporáneo.  El madrileño Barrio de Lavapiés vio asombrado el baile de un niño al que los tiempos eternos del Flamenco conocerían como “El Güito “.  Hombre serio y cabal siempre  comprometido con su Arte e insobornable ante las veleidades de los falsos cantos de sirena de una difusa vanguardia.  Verlo bailar era un canto a la belleza y a la jondura flamenca.  Fueron muchas las veces que tuve la suerte de disfrutar de su Baile y siempre te dejaba en la boca un sabor a miel y canela.  Su verdad en los escenarios significaba a la postre la verdad del Baile Flamenco.  Su gitanería era tan natural como su baile.  Profundo, litúrgico y lleno de los  matices aromáticos que desprende la quintaesencia del Baile flamenco inmortal.  Admirado y respetado por sus compañeros de profesión nos deja una estela artística y humana difícilmente superable.  Se nos fue “El Güito” y con él se lleva la llave del mejor Baile por Soleá.  Descanse en la Gloria de los grandes, muy grandes, artistas de este Arte parido y amamantado en la vieja, sufrida y amada Andalucía.