viernes, 27 de septiembre de 2024

Andrés Vázquez de Sola

En España no hay democracia, hay particracia y mandan los partidos” (Andrés Vázquez de Sola)

El pasado miércoles, 25 de septiembre de 2024, ha fallecido Andrés Vázquez de Sola. Nacio en San Roque (Cádiz) y siempre llevó a gala sus raíces andaluzas. Escritor, periodista, pintor y dibujante nos deja una herencia artística-cultural y un compromiso de existencia humana impresionantes. Le ha dicho adiós a la vida con los 97 años de su fructífera existencia. Su adiós definitivo se ha producido en el bello pueblo granadino de Monachil. Las viñetas de Vázquez de Sola son un canto a la libertad y una firme denuncia a los abusos de los poderosos. Antifascista indesmayable llevó su vida por los confines del riesgo permanente atado a sus firmes ideas comunistas. En 1960, huyendo de la férrea dictadura franquista, se exilió en Paris donde ejerció el periodismo gráfico durante 25 años. Sus comienzos por tierras parisinas fueron de absoluta necesidad llegando a dormir bajo los puentes del Sena. Su despegue profesional se produjo cuando consiguió que el periódico satírico Le Canard Enchainé (el más importante de Francia) le editara su obra “La gran corrida franquista” propiciando que el periódico sacara una tirada excepcional de un millón de ejemplares. Durante su larga estancia parisina siempre dijo que habia tres cosas de España que siempre notaba en falta. Eran: el Cante Flamenco, el soniquete de las campanas y la cal de las paredes de los pueblos andaluces. Una declaración de amor a Andalucía en toda regla. Se presentó a las primeras Elecciones Democráticas por la provincia de Cádiz (PCE) en la lista que encabezaba Rafael Alberti. Su regreso definitivo a España se produjo en 1985. Fue muy sonado cuando el Gobierno de Felipe González lo llevó a los tribunales por unas viñetas sobre la entrada de España en la OTAN. Durante su estancia en Paris fundió una fuerte amistad con intelectuales de la talla de Picasso, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Louis Aragón, Pablo Neruda, Rafael Alberti o María Teresa León. Su casi siglo de existencia (97 años de edad) condensa y expresa a la perfección el último siglo de esta tierra, querida y maltratada, a lo que todavía seguimos llamando España. Vázquez de Sola siempre decía que: “Yo puedo pintar sin lápiz, pero no sin libertad”. Fiel testigo y participe de una época donde la libertad se abría paso entre golpes de mosquetones y barrotes carcelarios. Andrés Vázquez de Sola.

jueves, 26 de septiembre de 2024

La buena gente

“Tiempos complicados los actuales donde a los bondadosos se les llama tontos y a los malvados listos”

La bondad parece que cada vez cotiza menos en la bolsa de la existencia humana. La buena gente a la que eludía en su poemario Antonio Machado. La RAE especifica lo siguiente refiriéndose a la bondad: 1. Cualidad de bueno (Ant.: maldad) 2. Natural inclinación a hacer el bien. Sin.: benevolencia, benignidad, generosidad, magnanimidad, tolerancia. (Ant.: malicia, perversidad, maldad). Demostrado queda que a quien se le atribuya un carácter bondadoso tiene abiertas de par en par las puertas del Cielo. Sevilla siempre ha sido una fábrica de atinadas denominaciones populares. Para definir a una buena persona el mejor calificativo siempre fue “es muy buena gente”. Si ocurría lo contrario se le denominaba “un sieso manío”. Hoy ejercer de buena persona es altamente complicado. No se puede intentar caminar por entre la maleza sin llevar una hoz para irla cortando. Recuerdo a un íntimo amigo, ya caído en la batalla de la vida, que me dijo un día que cuando muriera le gustaría que el texto de su esquela mortuoria fuera : “Intenté ser más bueno pero no me dejaron”. Estamos instalados en el egocentrismo . La bondad y el egoísmo nunca fueron buena pareja de baile. Desde niños nos enseñaron nuestros mayores a transitar por la senda de las buenas personas. Todo lo demás era secundario. Lo de “haz el bien y no mires a quién “ hoy ya forma parte de las cosas obsoletas. Somos parte de un sistema donde manda de manera inmisericorde la Economía de Mercado. Se nos valora por lo que poseemos y nunca por lo que damos o podemos dar. Conviene no engañarse: el neoliberalismo no hace amigos, hace negocios. La bondad enredada por entre las redes de los pescadores de “nuevos clientes”. Ser practico se ha convertido en una imperiosa necesidad. Lo que olvidamos con demasiada ligereza es que nadie hablará de nosotros cuando militemos en el Batallón de los Ausentes. Somos números en las distintas parcelas de la existencia humana y los números son siempre fuente de amortización. ¿Quién se acuerda ya de la terrible Pandemia? ¿Alguien cree que supimos entender las claves existenciales de tan dura experiencia¿ Sinceramente creo que ahí perdimos la última oportunidad de engancharnos a la bondad.

lunes, 23 de septiembre de 2024

La Rosa más sevillana


Ayer nos llegó una de esas noticias que te alegran el alma. El Papa Francisco le concedió la Rosa de Oro a la Esperanza Macarena. Un argentino asentado en la Corte de Federico Fellini y mandando mensajes de amor desde el Reino de San Pedro. Las ciudades de Roma y Sevilla unidas para siempre por la Fe y la Belleza. Nadie se libra -incluyendo a su Santidad- de los achaques de la edad (mucha edad) de los mortales. El cuerpo del Sumo Pontífice ya le lastra más que le acompaña pero en su mente la lucidez todavía está omnipresente. Desde esa clarividencia ha tenido a bien concederle la Rosa de Oro a la Rosa más sevillana. En Sevilla, la Esperanza Macarena se transformó siempre en dos denominaciones que siempre nos llevan al mismo Arco: Esperanza y Macarena. El esplendor supremo de la belleza sevillana se produce cuando la Macarena se pasea bajo palio por las calles sevillanas. Algunos benditos años tuve la fortuna, inmensa fortuna, de verla pasar desde un balcón de la calle Parras. En el número 35 de esa calle tan Macarena nos atendía un amigo entrañable y un macareno infinito (ya vecino eterno de las murallas del Cielo) que respondía al nombre de Antonio Centeno Fernández. Arrebujaos en sus balcones gente de las edades más diversas mojábamos las macetas con las lágrimas de la felicidad. Con la Esperanza Macarena la contención y la mesura son elementos extraños. Aquí la indiferencia tiene muy pocas posibilidades de ser desarrollada. A esos niveles sentimentales la introspección te sale por todos los poros de la piel. Se quedan orillados por inapropiados el fanatismo y la superstición milagrera para dar paso al gozoso encuentro de una Ciudad con su Reina y Madre. Conozco ateos criados en los aledaños de la Basílica que llevan en su cartera una foto de la Esperanza. ¿Alguien conoce una parte del mundo donde pueda darse un hecho tan singular, hermoso y contradictorio? Las contradicciones sevillanas siempre se racionalizan a través de los sentimientos. Sentir para vivir y vivir para poder seguir sintiendo. Mi hija mayor estrenará casa en unos días. Le regalé un azulejo de la Macarena para que lo ponga en el sitio que estime más oportuno. La Esperanza nos guía y nos da refugio en esas noches oscuras donde la tormenta parece no tener fin. Rosa de Oro para la más guapa Rosa sevillana.

jueves, 19 de septiembre de 2024

Caminos y veredas



Difícil, muy difícil, resulta hoy situarse en los necesarios parámetros del equilibrio emocional. Reafirmamos nuestra personalidad más que en el campo de las afirmaciones en el de las negaciones. Sabemos lo que no somos sin saber determinar con exactitud lo que somos (o quisiéramos ser). Nuestras señas de identidad se difuminan por entre los laberintos de las mentiras programadas. Nos han fabricado pequeñas burbujas para que vivamos tan solo pendientes de nuestro entorno más inmediato. El “mío” y el “yo” como elementos primordiales de nuestra personalidad. Históricamente el humanismo cristiano y el socialismo (de verdad) se vertebraban en torno a tres elementos sociales fundamentales. A saber: la solidaridad entre los seres humanos; la empatía hacia las personas más desfavorecidas y la necesaria austeridad. Cubrimos nuestra mala conciencia dándole unos céntimos a quien pide en la puerta de una Capilla sin dedicarle cinco minutos de nuestro “valioso” tiempo. ¿Cuándo la gente de izquierdas había hablado tanto de coches, casas y viajes? ¿Cuándo ha existido mayor grado de hipocresía (doble moral) entre muchos que dicen seguir las enseñanzas de Jesús de Nazaret? Hoy los caminos nacen de la nada y mueren en ningún sitio. Las veredas del dolor ajeno son ya, para nosotros, más ajeno que dolor. Vemos en los informativos niños con las edades de nuestros nietos salir muertos de entre los escombros mientras, con parsimonia, metemos la cuchara en el cuenco de salmorejo. Nos justificamos diciendo que poco o nada podemos hacer para remediar estas terribles y trágicas situaciones. Que las arreglen los políticos que para eso pagamos nuestros impuestos. Los humanos llevamos más de dos mil años instalados en una excusa permanente. Tengamos a mano la Fe del carbonero. Asumimos que no es bueno llevar el pesimismo como bagaje de nuestras vidas. La vida, a pesar de todo y de todos, es bella y merece la pena vivirla alistados en la bandera de la Esperanza. Lo que no es óbice para justificar lo injustificable. La vida discurre entre caminos y veredas. Lo difícil es saber cuales tomar en cada etapa de nuestras vidas. Definitivamente la palabra más importante de estos tiempos es la de “Facturar”. Todo por la “pasta”. Los sentimientos han muerto: ¡Vivan los intereses!

lunes, 16 de septiembre de 2024

La lectura infinita




Con los avances  -enormes avances-  tecnológicos de los últimos años existían serias dudas de la supervivencia de los libros en papel.  Los visionarios de la cultura tecnológica ya nos avanzaban de manera apocalíptica el final de los libros en su hermosa versión tradicional.  Decían que el futuro de la lectura ya estaría íntegramente consolidado en los distintos artilugios donde el papel ya no estaría presente.  Afortunadamente esto no ha ocurrido así y los libros de papel, para regocijo de los buenos lectores y lectoras, siguen vivitos y coleando.  Nada existe más placentero que la lectura de un buen libro en su formato tradicional.  Abrir sus primeras paginas  es algo donde lo mágico aparece junto al placer de una nueva lectura.  El tacto percibido en las punta de los dedos al pasar las primeras hojas.  El olor a libro nuevo que te transporta al paraíso donde conviven en armonía los que disfrutan de la buena literatura.  En las librerías de libros antiguos y de ocasión nos adentramos, como náufragos de la lectura, en un mundo donde el pasado de los libros abandonados son nuevamente recuperados a la vida lectora.  Decía mi abuelo Félix  (maestro de escuela republicano) que el buen lector dispone de la mejor de las herramientas para no sentirse nunca solo.  Han sido muchas las Librerías que han desaparecido en Sevilla en los últimos años. Cuando se cierra una Librería se cierra un reducto vivo de la Cultura más noble y auténtica. Los libreros no solo nos vendían libros sino que nos asesoraban desde sus amplios conocimientos de libros y posibles lecturas. En el Mercadillo del Jueves está el gran Rodrigo que desde su puesto de libros nos asesora y nos da grandes momentos de felicidad al precio de uno, dos o tres euros.  La relación entre escritores y lectores siempre disponían del necesario puente que construían los libreros.  Desgraciadamente este tipo de libreros ya forman parte de un pasado perdido en los brazos del mercantilismo y la modernidad.  En la actualidad ya solo te preguntan si vas a pagar en efectivo o con tarjeta.  Todo lo demás sobra pues no te tratan como un lector sino como un comprador.  La lectura infinita como antídoto contra la desesperanza. 

jueves, 12 de septiembre de 2024

Sinatra reprise





Nadie ha pintado como Edward Hopper la soledad y la melancolía urbana.  Un canto a la vida que se ha quedado pendiente de vivir.  La nostalgia envuelta en sabanas de seda y con aromas de cigarrillos interminables.  Imaginemos una fría tarde otoñal de domingo en una ciudad de cualquier parte del mundo.  Es esa hora en que la tarde  se  empieza a morir en brazos de la noche que resucita.  La oscuridad  queda disfrazada entre las luces de neón.  En un bar su único cliente apura de manera parsimoniosa un último trago de whisky.  Sabe que al salir le espera la soledad de las almas solitarias. Ya hace tiempo que las prisas lo abandonaron para siempre.  Nadie le espera y él ya tampoco espera a nadie.  El camarero, tras la barra, seca lentamente con un paño dos o tres vasos recién fregados. Tampoco tiene prisas en cerrar pues ya sabe que el tren de su vida tiene boleto de ida y vuelta.  El cliente se levanta con parsimonia e introduce una moneda en el giradiscos.  Suena  “The Last Dance”  (El ultimo baile) de Frank Sinatra y ya todo empieza a cobrar sentido.  Ese es Sinatra: el cantor de la melancolía de los caídos en la batalla del amor.  A no poca gente de mi generación les ha costado descubrir al gran Sinatra por  entre los laberintos dogmáticos de nuestra juventud.  Se nos decía que había que descartar entre nuestras preferencias  al “cantante de los ojos azules” por ser “amigo de la Mafia”.  Un reduccionismo estúpido y sectario que se encuadraba en el pack del “buen progresista”.  Afortunadamente la madurez que dan los años pone a cada cosa en su sitio.  Hoy ya somos muchos los que hemos incorporado a Sinatra a nuestra cultura musical cotidiana.  Cuando canta Sinatra sabemos que estamos ante la mejor banda sonora de la pertinaz melancolía de los seres humanos.  Nadie cantará como Sinatra ni nadie podrá cantar nunca lo que canta Sinatra.  Los extraños en la noche saben que al final se trata de vivir cada uno a su manera.  Suena la voz de Frank Sinatra en las noches eternas de claros de luna y de romances soñados. Suena en las mañanas alegres y, sobre todo, en los atardeceres abiertos hacia la noche.  Retumba como un eco lejano en los cajones de las mesillas de noches donde se guardan los amortizados  anillos de bodas.  Con una melancolía que no reconoce más frontera que la establecida entre el gozo y la pena.  Suenan las canciones del alma.  Sinatra reprise. 


martes, 10 de septiembre de 2024

La XXIII Edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla




“Sevilla es al Flamenco lo que Roma al Cristianismo. La simbiosis perfecta entre el fondo y las formas”

Mañana comienza su andadura, flamenca y sevillana, la XXIII Edición de la Bienal de Flamenco. El mayor y mejor evento internacional del Arte Jondo. Desde el 11 de Septiembre hasta el 5 de Octubre la Ciudad se llenará de soniquetes flamencos por todos sus más bellos rincones. Se ha escogido un plantel de grandes artistas y se ha dotado al evento de diversos y bellos escenarios para su puesta en escena (algunos, como los Jardines de Murillo o el Alcázar, en espacios exteriores). Todo para que la magia del repeluco bajo las estrellas sepa que aquí (en Sevilla) siempre tendrá las puertas abiertas. Nos queda la espina clavada del cierre (¿temporal?) del Teatro Lope de Vega que a la postre se nos representa como la joya de la corona hispalense. ¡Lo que mis ojos han visto y mis oídos han escuchado en ese sagrado recinto! La tarea de dirigir este complicado y majestuoso evento Flamenco ha recaído en Luis Ybarra. La mayor critica que ha recibido a priori es la de ser demasiado joven para esta gran responsabilidad. ¿Hasta cuando los sempiternos “flamencólogos de guardia” van a considerar un gran defecto el ser joven? He leído algunos de los libros que ha escrito Luis Ybarra y, sinceramente, creo que la Bienal está en muy buenas manos. ¿Ausencias? Sin duda. A mí me salen media docena de artistas. Asumo que no pueden estar todos pues, en algunas ocasiones, las fechas de los contratos dictan su inapelable sentencia. Me llama poderosamente la atención que en el programa de inauguración (dedicado a Paco de Lucía) no esté omnipresente su mayor heredero que es el gran Vicente Amigo. Ignoro las causas de esta ausencia y algunas otras. No es conveniente ni racional hacer conjeturas sobre lo que ignoramos. Creo que todavía la Ciudad no ha hecho suya la Bienal. La Ciudad y el Flamenco de la Bienal están pendientes de una vertebración sentimental-cultural y eso siempre será una asignatura pendiente. El primer paso seria en considerar que Sevilla también lo es en sus confines periféricos. Se han hecho algunos avances pero queda todavía un largo camino por recorrer. Disfruten de la Bienal los que todavía navegan por los mares de los sueños subidos en la barca de las ilusiones jondas. Sevilla bien merece esta gran Fiesta.