Pocas horas le quedan ya a este difícil y desosegado año 2010. Cuando embarque en el muelle de los días perdidos se llevará también consigo la primera década del siglo XXI. Década convulsa y confusa a más no poder. Ahora será el momento, en los distintos medios de comunicación, de establecer balance de los años vividos. Todo pasado por el tamiz de lo que nunca volverá. Se nos mostrarán los acontecimientos de mayor relieve acaecidos y, las sensibles bajas de algunos que nos dejaron huella indeleble en nuestros sentimientos humanos y flamencos (Luís García Berlanga, Luís Caballero, Terremoto y, el doloroso por inesperado Enrique Morente, entre otros). Parece que fue ayer cuando este siglo se desperezó y arrancó a caminar y ya ha pasado una década. Ha discurrido a una velocidad vertiginosa y ha marcado –para lo bueno y lo malo- una considerable distancia con el último tramo del siglo XX. Hemos entrado de lleno en un mundo donde prima de manera absoluta la técnica y el individualismo. Hemos pasado de decir: “yo soy yo y mis circunstancias” a, “yo soy yo y mis artilugios”. Lo que nos parecía moderno y revolucionario en el siglo pasado, hoy se nos muestra como piezas de museo.
Entre Salva Gavira y un servidor hemos “parido” 146 Toma de Horas en este ya casi finiquitado 2010. 29 más que en el 2009. Siempre buscando como eje vertebrador la Ciudad de Sevilla y sus aconteceres cotidianos. Sinceramente no me parecen muchos ni pocos, sino los justos y necesarios para descargar nuestra sevillana adrenalina sentimental. Intentamos aportar nuestro modesto granito de arena a esta playa donde reina –demasiadas veces- la incompetencia y el desosiego. Buscamos el perfume de la rosa sin obviar el denunciar el aire fétido de algunos arriates. Por ahí andamos y –si Dios así lo quiere- por ahí seguiremos dando la “vara”. Todo, eso si, portando la bandera del respeto y la tolerancia.
En lo personal para mí ha sido un año inolvidable. El 31 de enero me nació mi nieto Rafael. El 16 de noviembre mi madre cumplió 98 años con la mente lucida y en un estado físico más que aceptable. El capítulo de bajas personales –salvo una dolorosísima excepción- lo he terminado en blanco. Se configuró una más que excelente Bienal de Flamenco y se declaro al mismo Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La lista de mis amigos no se ha visto incrementada pero tampoco ninguno se ha borrado de la misma. El Señor de Sevilla sufrió una violenta agresión de la que afortunadamente Él –y nosotros- conseguimos salir ilesos. La Ciudad, eso si, sigue “gobernada” por unos impresentables que cada día tienen más cerca su fecha de caducidad. La feroz lacra del paro golpeó especialmente a Sevilla llevando el desosiego a miles de familia. El Betis recuperó su libertad provisional hasta que la Audiencia le conceda la definitiva y, se pueda enterrar para siempre la etapa más tenebrosa del beticismo. Suerte, mucha suerte “Gordo”. Vivimos tiempos convulsos y debemos implicarnos en ser parte activa de la solución de los problemas.
Brindemos pues por los nuestros y por los que comparten con nosotros la noble y difícil aventura de vivir. Esta Ciudad, que se mira a través de los ojos de un Puente, siempre será la excusa perfecta para que nuestra vida tenga sentido. Quererla, cuidarla y defenderla es algo inherente a nuestra noble condición de sevillanos.
Despidamos pues a este duro 2010 brindando por el afecto, la solidaridad y la amistad y, levantemos la copa al cielo en memoria de los que un día nos dejaron. En ellos y por ellos estaremos eternamente inmersos en el mágico círculo sentimental de la Ciudad. De todo corazón: ¡Suerte, salud y trabajo!