Parecía que casi todo estaba perdido
cuando sentí sobre mi sandalia
negra la rampa inclinada.
Lo presentía delante
brillando, siempre brillando,
entre las luces de un incierto
Jueves Santo sevillano.
Llevaba tunica bordada
de tiempos pasados
y una calavera a sus pies
de tiempos atemporales.
Por calle Cuna
nos sobresaltó un chirimiri
que tan solo eran lágrimas
del Cielo a su paso.
Susurré al entrar en la
Catedral :
“Pasión dicen que te llamas
Y apasionarme yo quiero
Cuando el ruán me reclama
Agarrado a tu madero”
Ya no será tan larga la espera.
Ella estrenaba ¡por fin!
a nosotros con ilusiones renovadas.
El ayer ya será hoy para
siempre, todo renace
a tu paso y la Ciudad
tiembla de emoción
en tu divina presencia.
La calle y Tú;
Tú y la calle,
siempre seréis
el complemento perfecto.
Juan Luis Franco – Viernes Santo (lluvioso) del 2013