Dos días; cuarenta y ocho horas; dos mil ochocientos ochenta minutos más y, todo, absolutamente todo, volverá a renacer de nuevo en la Ciudad. Los sevillanos no cumplen años ni primaveras: cumplen Domingos de Ramos. Aquellos que han sido vividos y disfrutados. Lejos quedaron los fríos días invernales y los “pregoneriles” Preámbulos del Gozo. Ya la Cuaresma desaparece de la escena con su ajetreo en Templos, Capillas y Casas Hermandades. Las calles y plazoletas revierten la anhelada espera vencida –gozosamente- por el realismo de la inmediatez. Toca vivir sobre lo vivido y, el pensar que ya empieza el fin de la Semana es un vacuo ejercicio de masoquismo integral. Todo lo bello tiene su preámbulo; su disfrute; su final y se nos muestra enmarañado en la hermosura de lo efímero. No hay eternidad que dure cien años ni alma que la resista. La catarsis de la Ciudad es una involución hacia nuestros adentros más nobles y sentimentales. Quedamos citados con los vivos a través de las caricias y, con los ausentes a través del lazo de la memoria sentimental. A diferencia de lo que nos ocurre en la melancólica Navidad aquí no falta nadie. Esta Semana manda el esplendor de la calle sobre el recogimiento navideño de los hogares. Arrancaremos temprano para, solo o en compañía, visitar las cofradías en sus templos con sus pasos y enseres en perfecto estado de revista. San Roque; Los Negritos; San Nicolás; Santa Cruz; San Isidoro y el Salvador -siempre el Salvador- como mis primeras citas mañaneras. Luego caminaré hasta Triana cruzando el Puente que nos lleva al Reino de la Soleá y la Siguiriya. Nos deslumbraremos, una vez más, con lo que allí se nos muestra y ofrece. Semana Santa en Sevilla; Semana Santa en Triana y Domingo de Ramos como un nexo de unión entre las dos orillas. Saludaremos y nos saludarán desde el afecto y los sentimientos compartidos. Beberemos, comeremos y nos mancharemos la corbata con el aceite de la “tapita” de hueva “aliñá”. Es Domingo de Ramos y estamos en Sevilla que no es cuestión baladí. Todos los tópicos toman cartas de naturaleza este día y la verdad –la nuestra- va adherida a todos los poros de nuestra piel. Aguantaremos como ilusionados andarines lo que el cuerpo resista. Cuando ya colguemos en el salón hogareño nuestro traje azul y nos quitemos corbata, camisa, pasadores y zapatos inmisericordes, notaremos una sensación agridulce: la que nace de lo que ha sido pero que ya no es. La despedida en la Estación del tren sevillano que porta a la enamorada que se nos marcha temporalmente. No importa. Nos sentaremos frente a un plato de torrijas y saborearemos el sabor de la Sevilla eterna. La de los relevos generacionales que impiden que nunca se pare el mágico Círculo de la Ciudad. Mañana, Lunes Santo, será otro día, y nos pondremos en la cola que conduce al besamanos del Señor de Sevilla. Pasado, será Martes Santo, y eso son palabras mayores. La esperaré como siempre en la esquina de la “Cabeza del Rey Don Pedro”, y Ella me mirará como si me dijera: “En la calle te noto algo más viejo que en San Nicolás. Nos vemos el próximo lunes en mi Casa”. Allí estaré si El que vive a tu lado me lo permite. A la calle, que si nos han robado la posibilidad de dormir tranquilos que no nos quiten también la de soñar despiertos. Queda mucha Semana por vivir y muchos sueños por compartir. Amanece otro Domingo Ramos y demos gracias a Dios por estar vivos para disfrutarlo.
viernes, 30 de marzo de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
Al Cielo con Ella
Decir que Sevilla es la Tierra de María Santísima no es una frase creada desde el tópico o la desfasada rima “pregoneril”. Aquí si algo ha sido perseverante a lo largo de los años es que, afortunadamente, siempre hemos vivido instalados en el matriarcado. Parece por tanto de lógica que esta sea la Tierra de María y además Santísima. Por estos lares ser madre, santa y sevillana se nos ofrece como un triangulo sentimental donde muchos de nosotros – almas sevillanas errantes- nos hemos apoyado desde la infancia para caminar por la vida. Los sevillanos son madreros por vocación y condición. En mi niñez recuerdo un dicho que se repetía con cierta asiduidad: “Los padres mantienen y las madres educan”. Fue una época terrible donde mandaban la miseria y las privaciones. Pues ahí estaban ellas para multiplicar, sin ayuda divina, los panes y peces con los raquíticos sueldos (entonces llamados jornales) de sus maridos. Las vírgenes sevillanas reciben múltiples advocaciones y cada uno tendrá alguna de especial significado sentimental. La mía, por razones obvias, sabe a menta y canela. Nardo y gladiolo. San Nicolás y Alfalfa. Martes Santo y Jardines de Murillo. Abuela, madre e hija. Candela y escalofrío. Saeta y “chicotá”. Caramelos de Mauri y capirote de la Alcaicería y, a lunes de reencuentros azul y plata. Elementos todos anclados en la memoria sentimental que, en definitiva, responden al magnético nombre de: Candelaria. El pasado lunes ya estaba montado su trono andante sevillano, huérfano todavía de su divina presencia. Sin flores ni velas rizadas y anhelante en su rachear de calles, plazoletas, jardines, balcones y saetas. Todo llegará y también, inevitablemente, todo pasará. Ella seguía en su altar de culto impartiendo consuelo a través del halo de luz de su belleza deslumbrante. La noté con una guapura arrebatadora (la Candelaria más que bella es, al sevillano modo, esplendorosamente guapa). Dentro de muy pocos días cruzará, un año más, el pórtico de San Nicolás y notará en su plazoleta sentidas ausencias y gozosas nuevas incorporaciones. Sabe que la esperaré en la “Cabeza del Rey Don Pedro” y disculpará la ausencia de mi hija en su cortejo candelario (Ella entiende que un embarazo ya de siete meses son palabras mayores). Le pediré por aquellos a quienes quiero y me quieren bien. Vivimos en un continuo sobresalto por el chorreo continuo de bajas. Dicen que es Ley de vida aunque yo pienso que es más bien Ley de muerte. La veré desaparecer por la calle Candilejos buscando su epicentro sentimental: la Alfalfa. Después la seguiré a distancia para ver su discurrir por el entramado urbano del Centro de la Ciudad. Ya verla recogerse escapa a mis posibilidades físicas de cómodo sesentón. La calle San Fernando con su entrada en la aduana florida de los Jardines marcará mi tiempo de despedida. Una frontera, lindante con las murallas del Alcázar, que a Ella la llevará a la Puerta de la Carne y a mí a la búsqueda de un taxi que me devuelva a mi “cueva”. Los tiempos han cambiado de manera muy notable: antes yo era “el hijo de Encarna la del zaguán” y ahora me conocen por el vecino del Sexto B (las señas de identidad resueltas con números y letras). Apuraremos estas prorrogas que Dios nos va concediendo para seguir recordando –mientras podamos- aquello que la Candelaria nos muestra cada Martes Santo: volver a ser niños ilusionados recuperando el paraíso de las cosas verdaderamente importantes.
lunes, 26 de marzo de 2012
Rozando el palo
No tengo reparos en reconocer que, en previsión de los posibles aconteceres electorales en nuestra Región, tuviera escrito –y depositados en el benevolente archivo de Salva Gavira- dos “Toma de Horas”. Barajaba la previsible posibilidad de que ganará el PP por mayoría absoluta y, también, que tan solo lo hiciera por mayoría simple. Quedando entonces su posibilidad de gobernanza en “manos” de un posible Pacto de Gobierno entre PSOE e IU. Se ha dado esta última opción y ahora toca esperar a ver que deciden socialistas y comunistas. Nunca, bajo ningún concepto, voy a cuestionar y mucho menos deslegitimar lo que los ciudadanos determinan libremente en las urnas. Sinceramente creía –y creo- que Andalucía vive secuestrada, desde ya demasiados años, en un Régimen político-subsidiado que ha llevado a este castigada Región a unos ínfimos parámetros sociales y políticos. Somos –desgraciadamente- excesivos en paro, corrupción, analfabetismo y consumo de drogas. El talento y la capacidad de trabajo de muchos andaluces han sido dilapidados por tierras foráneas. Aquí se les da cobijo y prebendas a un montón de inútiles y desaprensivos que, a través del “Partido” o los Sindicatos, viven –presumiendo de republicanos- a cuerpo de rey. Muchos andaluces –entre los que me encuentro- mantenían una seria desconfianza hacia el “tirón” electoral de don Javier Arenas. Este hombre hace tiempo que debía estar presidiendo alguna “Fundación” a agregado a la FAES de don José María Aznar. Andalucía necesitaba –y necesita- con urgencia un vendaval de aire fresco, que nos devuelva nuestra dignidad perdida entre los ERES. Ahora se abre una incógnita que pienso –lamentablemente- se despejará repartiéndose las parcelas del Poder. Tener frente a tu mesa la “Tarta del poder” disponiendo de un tenedor en la mano y, no meterle el diente, se me antoja tarea imposible. Me sigo manteniendo en mi inveterada posición de votante en blanco. He llegado a la conclusión de que el “Sistema” esta podrido y yo no suelo regar las flores de plástico. Permaneceremos expectante a ver lo que nos deparan los próximos días, aunque me temo que la partida esta jugada de antemano. Las cartas hace tiempo que están marcadas y siempre les salen las mejores a los más tramposos. Andalucía se nos sigue representando como una gran Estación de Tren donde despedimos –cíclicamente- a nuestros mejores hijos. Bien está que los padres se alegren del retorno de los “hijos pródigos”, pero mejor será cuando las madres andaluzas –de una puñetera vez- puedan secar al sol los pañuelos llorosos de las penas y las despedidas. ¿Viviremos para contarlo? Difícil lo tenemos pero no imposible. No hay mal que dure cien años ni andaluz que lo resista, ¿o quizás si?
domingo, 25 de marzo de 2012
Canción de Juventud
Entré una mañana de estas pasadas Navidades en la Tienda de Música del “Corte Inglés” y allí estaban en los primeros puestos de los discos más vendidos. Se llaman Manuel de la Calva Diego y Ramón Arcusa Alcón, aunque todos los conocemos como el Dúo Dinámico. Llevan a sus espaldas una carrera musical que ya sobrepasa el medio siglo y ahí siguen incombustibles al desaliento. En este nuevo trabajo colaboran una serie de artistas contemporáneos de las más diversas vertientes musicales. Posiblemente ya les gustaría anunciar su marcha definitiva y dedicarse a otras actividades musicales -encuadradas dentro del campo de la producción-, pero su público –fiel e incombustible- no está dispuesto a prescindir de sus actuaciones en directo. A los pocos años de su primera retirada, y cuando ya estaban convencidos de no volver a pisar un escenario, ocurrió un hecho que los hizo cambiar de opinión. Su representante y manager les comentó que existían varias ofertas para volver a actuar en alguna de las discotecas más importantes del país. Se dan una tregua para comprobar cuantas actuaciones en firme pueden concretar y decidir en consecuencia. Coinciden que si el número llegara a 20 o 25 las harían en los meses de verano. Hicieron, ese año, desde junio hasta la primera quincena de septiembre ¡96 galas!, dándose la circunstancia de que algunos días hicieron doblete. Esto tiene una lectura romántica que pone cada cosa en su sitio. El Dúo Dinámico forma parte del patrimonio sentimental de mucha, muchísima, gente de más de una generación, y algunos de sus temas configuran la Banda sonora de la vida de muchas personas. Ellos irrumpieron con una serie de canciones que hoy se nos pueden aparecer como excesivamente almibaradas, pero que nos ayudaron a soñar despiertos en una época de grandes dificultades sociales y económicas. Introdujeron -o mejor intercambiaron- el Twist y el Rock and Roll donde antes estaba latente el Mambo y el Chachachá. En una fiesta que se preciara (los llamados “Picús”) de los años sesenta no podían faltar las canciones del Dúo Dinámico. Configuran la noble élite de los artistas eternos, pues siempre irán unidos a la capacidad que tenemos de soñar viviendo o, mejor, vivir soñando. Son el fiel reflejo de una etapa de nuestras vidas donde éramos insultantemente jóvenes. Escuchar de nuevo sus canciones posiblemente nunca nos podrán quitar años, pero si aportarnos alguno de los sueños de la juventud perdida. No es un canto de melancolía hacia el paraíso perdido, sino una sutil y hermosa manera de volver a andar sobre el camino recorrido. Somos lo que un día fuimos y el Dúo Dinámico nos concilia con lo mejor de nosotros mismos. Que la “Quinceañera” de su Canción tenga hoy artritis reumatoide, y que “Mari Carmen” ya no esté para muchos bailes, son cuestiones secundarias. Tener la sensación de haber vivido la ilusión de la juventud es, al final, lo único que cuenta. Sigue el “Dúo Dinámico” resistiendo y nosotros con ellos. Todos unidos a su pentagrama musical y sentimental. “Es Mari Carmen dijeron todos……”.
viernes, 23 de marzo de 2012
Ilusiones –andaluzas- secuestradas
Pasado mañana domingo 25 de Marzo del 2012 será –o debía serlo- un día grande para los andaluces de luces y sombras. Se nos ofrece la posibilidad de votar y cambiar –o perpetuar- con nuestro voto el deambular de esta Tierra tan poéticamente alabada como socialmente castigada. No hace tantos años la ilusión en forma de Autonomía hicieron reverdecer nuestros olivos; pespuntear de esperanza la espuma de las olas del mar bravío y, llenar de pureza la cal de las casas de nuestros pueblos. Después de un largo, muy largo, dominio socialista, todo ha sido dilapidado política y socialmente hasta configurar una Sociedad donde la ilusión ni está ni se le espera. Los parámetros por los que se mide hoy día el nivel de vida de la gente son demoledores en Andalucía. Estamos, eso sí, a la cabeza del consumo de cocaína en España y posiblemente en Europa. Parece ser que las expectativas electorales presagian que habrá, salvo sorpresas, un drástico cambio político en Andalucía. Ganará el PP con Javier Arenas a la cabeza como un ejemplo paradigmático que nada es imposible por tierras andaluzas. ¿Se consideraba ya imprescindible un cambio de rumbo? Sin ningún género de dudas y, además, han sobrado unos pocos de años. ¿Traerá el PP la solución a nuestros gravísimos problemas? Sinceramente no lo se y mantengo serias dudas sobre el particular. La situación de penuria y zozobra que padecemos (en Andalucía, España y Europa) está motivada por el permanente saqueo a que políticos y financieros han sometido a las arcas públicas. La cruel paradoja es que los mismos saqueadores son los que nos “prestarán” los recursos económicos para salir a flote. Eso si cobrándonos cuantiosos intereses y llevándose por delante las conquistas sociales de los trabajadores. Los políticos nos mienten continuamente y, lo más triste, es que hemos aprendido a convivir placidamente con sus mentiras. El próximo domingo 25 de marzo del 2012 se nos ofrece la posibilidad de participar en la –en teoría- Fiesta grande la Democracia: la posibilidad de votar. Que cada uno obre –no confundir con defecar- como estime oportuno. Un servidor hace tiempo que dejó de creer en la clase política y sigue manteniendo su voto en blanco. Es mi opinión y cada uno debe configurar libremente la suya. “Ajolá” que con el resultado de las urnas se empiece a ver algo de luz en este largísimo y tenebroso túnel. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y tampoco es cuestión de contradecir lo que dice ancestralmente la sabiduría popular. Suerte a los que llegan y, a los que se van, que se apunten a algún ERE de las pocas Empresas que han dejado activas en Andalucía. Dice nuestro Himno (tan ninguneado hoy como nuestra bandera y sentimientos) que “nos levantemos”, pero cuando no para de llover mejor quedarse acostados
miércoles, 21 de marzo de 2012
Flamenco eterno e intemporal
El Flamenco, como cualquier expresión artística que se precie, es hijo y heredero del tiempo que le tocado en suerte –o en desgracia- vivir. La Historia del Arte no es más que un apéndice de la Historia en su conjunto. Los tiempos generan modas y modismos, y lo que ayer se nos aparecía como inmutable hoy se encuentra en proceso de reconversión. Hoy todo es reciclable: desde la basura a las ideas. Varían las costumbres y varía la manera de interpretar la vida y, por extensión, el Arte. Lo ha dicho en más de una ocasión el genio de la Guitarra flamenca, Manolo Sanlúcar, dice el Maestro: “Si el artista como creador evoluciona y crea desde su evolución, mientras que los receptores del Arte –los aficionados- permanecen anquilosados poco podremos avanzar”. ¿Quiere esto decir que todo lo nuevo es interesante por el simple hecho de venir arropado por la bandera del modernismo? Ni muchos menos. Pero, cuando ya hemos sobrepasado la primera década del siglo XXI, pretender que el Flamenco se mueva con los esquemas de hace cincuenta años es un anacronismo. Atrás quedaron arrinconadas –afortunadamente- las reuniones de “Cuartos” impregnadas de caciquismo de “señoritos rumbosos”; miseria manipulada y prostitución clandestina bajo los efluvios de noches interminables de alcohol, gozo y pena. Era un Flamenco marginal y proclive a una mala prensa, condicionando que la carencia de información rigurosa haya propiciado no conocer sus orígenes con exactitud histórica (el Flamenco si aparecía en Prensa era en la sección de Sucesos y nunca en la de Cultura). Hoy, todo este cúmulo de despropósitos está felizmente superado. El Flamenco forma parte activa de los circuitos musicales de la élite cultural, y todos los grandes teatros del mundo se rinden a sus plantas. Ninguna programación cultural-musical del máximo nivel se olvida del Flamenco. Lo misma da que sea en Paris, Berlín, Nueva York, Tokio, Madrid o Sevilla. ¿Quiere esto decir que debemos renegar de los orígenes del Flamenco? De ninguna de las maneras. Llegar hasta aquí no ha sido tarea fácil (por la incomprensión de una parte de este complejo “mundillo”) y muchos artistas, estudiosos y aficionados se han dejado las tiras de pellejo en el camino (otros solo han aparecido a la hora de “poner la mano”). En el Arte lo eterno es aquello que el tiempo se encarga de encuadrar dentro del clasicismo. Lo mismo da la Novena Sinfonía de Bethoven que la Soleá de Alcalá en versión de Antonio Mairena. Se crea desde la raíz no como un cuestionamiento de lo felizmente arraigado, sino como una forma de encontrar nuevas veredas. Se experimentan nuevas fórmulas musicales siempre con la idea de engrandecer y nunca con la de empobrecer lo existente. Todo en definitiva siempre va a girar en la mágica y necesaria rueda de la libertad: la de los artistas para crear y la de críticos y aficionados para recepcionar. Vivimos tiempos tan convulsos como apasionantes y no podemos, de continuo, establecer paralelismos con el ayer. Arcángel es un excelente cantaor del siglo XXI y Pepe Marchena lo era de las primeras décadas del siglo XX. Cada uno establece su discurso inmerso en la época que le ha tocado vivir. ¿Son posibles las comparaciones? Imposible. Ya sabemos, eso si, que Marchena es un clásico del Cante, ¿lo será mañana Arcángel? Esto solo el tiempo lo terminará dilucidando. El Flamenco es eterno por intemporal e intemporal por eterno. Ayudemos cada uno en nuestra medida para que siga creciendo en libertad. Andalucía, España y la Humanidad nos quedarán eternamente agradecidos.
lunes, 19 de marzo de 2012
El Sabio de Tarifa
Si les digo que ha fallecido un ciudadano andaluz que respondía al nombre de Juan Luis Muñoz Alonso, posiblemente no sepan quien es el finado. Si me refiero, escuetamente, al “Sabio de Tarifa”, ya la cosa cambia ostensiblemente. Este más que excelente restaurador de fogones andaluces y vendedor de jamones había nacido en Facinas en 1943. Contaba pues con 69 años de edad y, lo más importante, de gracia y sabiduría tan natural, desarrollada en sus años de vida, como el fuerte viento de su querida Tierra. Se hizo popular tanto en la Cadena Ser como, principalmente, en los Programas de Jesús Quintero. Sus comentarios hilarantes y pletóricos de sabiduría popular nacían de las entrañas de la Tierra (andaluza por más señas). Poca gente he conocido con una mayor velocidad mental a la hora de situar cada cosa en su justo contexto. Mientras “El Loco” lo entrevistaba (nunca supe muy bien quien entrevistaba a quien) sostenía en su mano un catavino de manzanilla, que removía lentamente y cataba en armonía con Dios y los hombres. Se bebía la vida a sorbos este autentico Sabio, asumiendo claramente desde su juventud, que lo único legitimo e importante en la vida es tratar de ser feliz con los placeres cotidianos (y de paso hacer feliz a los demás). Grande, muy grande, este andaluz que a la postre consigue que nos sintamos orgullosos de compartir con gente así paisaje y paisanaje. Imperecederos sus diálogos con Jesús Quintero llenos de bondad, sapiencia y talento natural. Ante una Sociedad tan llena de figurones y personajillos de tres al cuarto, Juan Luis “el Sabio de Tarifa”, se nos aparece nimbado con la aureola de los verdaderos Sabios populares. Era tan natural como las olas surferas de su Tarifa del alma, y nos deja una indeleble huella en nuestros sentires andaluces. Vaya usted con Dios querido Sabio, fue un placer haberlo conocido y ser receptor de su desbordante talento e imaginación. La Gloria, si existe, le espera con los brazos abiertos y, en caso contrario, habrá que crearla expresamente para vuestra señoría. Descansa en la paz de los andaluces ilustres e inmortales.
Pater amantísimo
Hoy es 19 de Marzo y, mientras la Iglesia nos dice que es el Día de San José, los Grandes Almacenes determinan que sea el Día del Padre. Que levante la mano quien no conozca un Pepe entre su círculo afectivo y/o profesional. ¿Nadie la levanta, verdad? Dos José nos ha dado la Historia de especial relevancia. Uno, vivía en Nazaret y era carpintero. Tuvo un aprendiz que en los pocos años que habitó entre nosotros le dio tiempo a construirnos las puertas del Cielo (otros le construyeron a Él una enorme cruz de madera). El otro, nació en Setúbal y es un afamado entrenador de fútbol. A pesar de sus éxitos futboleros, y de su alta consideración profesional y/o monetaria, siempre lo encontramos –en clave machadiana- “mustia la tez y el pelo cano” y en permanente estado de cabreo (dicen que de noche se le presenta el espíritu de Camp Barça). Queda también otro muy pinturero al que se conoce como “Tío Pepe”. Provisto de chaquetilla y sombrero rojo representa el cúlmen del vino fino de Jerez (presidiendo además la Puerta del Sol madrileña). Todos, en definitiva, llevamos un Pepe dentro de nosotros. Genial e inmortal Mario Moreno “Cantinflas” en el suyo. Ahora con esto de las modernidades los José no se transforman en Pepe, sino que se les quita el acento y santas pascuas: Jose. Nuestro -¿por pocos días ya?- Presidente de la Junta, don José Antonio Griñán, parece ser que le gusta que le llamen Pepe. Dios me libre de tomarme tamaña libertad. El problema lo tiene en como le llamen –o no- en las urnas el próximo 25-M: Presidente o ExPresidente. Los padres ya se nos representan como algo más serio, aunque también sujeto a distintas variantes. Quitando al Padre Celestial que para los creyentes solo hay –o debía haber- uno, se nos aparece una amplia gama de padres terrenales. Los hay naturales; biológicos; adoptivos y putativos. Luego tendríamos una segunda división acorde con el comportamiento observado hacia nuestros hijos. Podemos ser: despóticos; permisivos; generosos; egoístas; tradicionales; modernos; desprendidos…..La lista sería larga y siempre abierta a alguna nueva incorporación. Tampoco es descartable que unamos varios conceptos a la vez. Posiblemente ser padre (abuelo ya ni les cuento) sea una de las cosas más hermosas que nos ocurren a los hombres en nuestro terreno deambular. Es para el único oficio donde difícilmente a priori se puede conseguir un titulo. Aquí la práctica se nos antoja imprescindible. Crecemos de manera conjunta a nuestros hijos y, el día a día, va modulando nuestra figura paterna. Llegar a conseguir el que un día se nos considere “Pater amantísimo”, es algo que escapa a nuestro control. Son ellos, nuestros hijos, quienes tendrán siempre la última palabra. Mientras, si te regalan una corbata este Santo Día del Padre di que es muy bonita (aunque tú no te la comprarías ni borracho). Todo se reduce a una dualidad existencial: que tus hijos estén orgullosos de ti y, lo más importante, que tú te muestres orgulloso de ellos. Feliz día a todos y, sobre todo, a todas (los Pepe vienen inevitablemente del vientre materno de las Pepa).
domingo, 18 de marzo de 2012
Barras y Estrellas (II)
“Porque en definitiva la guerra es la manera que tiene Dios de enseñarles un poco de geografía a los estadounidenses” - Mark Twain -
Entre los habitantes de los Estados Unidos de América –EEUU para entendernos- se dan cita de manera equilibrada la complejidad y la simplicidad. Son simples por ser complejos o posiblemente sea al revés. Vanguardismo y tradicionalismo conviven en un equilibrio difícilmente explicable en otro lugar de la Tierra. Allí en lo político o son conservadores o bien ultra conservadores. En lo que a aspectos económicos se refiere pasan del liberalismo al neo-liberalismo. Un socialdemócrata moderado europeo puede allí ser tachado de extremista. Asumiendo, eso si, que de los tópicos no se libran ni ellos allí, ni nosotros aquí. La configuración de esta Nación, tan idolatrada como vilipendiada, nace de dos hechos históricos tremendamente compulsivos: un Genocidio (fuera indios de las praderas) y una Guerra Civil (la de Secesión). En el actual desarrollo de las Elecciones Primarias del Partido Republicano (eligen al que va a disputarle a Obama la Presidencia de EEUU) había un candidato (ya afortunadamente desaparecido en “combate” y del que no recuerdo su nombre) que proponía -caso de llegar a la Presidencia- como primera medida, ¡bombardear Irán! Como es bien sabido este país dispone de armamento nuclear, con lo cual las respuestas a este bombardeo serían terriblemente trágicas para todos los habitantes del globo terráqueo. La cuestión era contentar a la infantería “ideológica “del Tea Party. Cualquier cosa vale con tal de llegar a la Casa Blanca. En no pocas ocasiones, la política exterior norteamericana se ha configurado dentro de un conjunto de maniobras tendentes al propio provecho, sin importarle programar Golpes de Estado y/o apoyar Dictaduras sangrientas. Ejemplos nos proporciona la Historia en cualquier confín de la Tierra. Uno de mis escritores contemporáneos de culto, Antonio Muñoz Molina, estuvo unos años al frente del Instituto Cervantes en Nueva York y daba –y da- clases por aquellas latitudes. Enamorado del Jazz; el Cine y de una cierta forma de vida americana (fácilmente compartible), los comentarios de su Blog se nos presentan imprescindibles para conocer algo de la cotidianidad del País de las Barras y Estrellas. Dentro del “Pack Ideológico” de una cierta –ya trasnochada- izquierda europea estaba implícito el antiamericanismo. Bien cierto es que allí puede ser Presidente cualquiera (George Bush es un ejemplo) pero me parece que en ese sentido Europa no le anda a la zaga (Berlusconi, Zapatero….). Personalmente no podría concebir mi patrimonio cultural-sentimental sin la clara influencia de Norteamérica. El Cine; la Música; el Teatro; la Literatura y los Movimientos Sociales son inherentes en toda su grandeza al País de Elvis, Brando, Fitzgerald, Sinatra, Miller y Luther King. Allí conviven costumbrismo y modernidad como en ninguna parte del mundo. Se creen los amos del Universo y posiblemente lo sean. Woody Allen es considerado un Director de culto para los cinéfilos europeos y allí lo consideran un mal menor. No están hechos para competir sino para ganar. Así los educan y así plantean la vida cotidiana: para el primero la gloria; para el segundo el desprecio. Insisto, son complejos y contradictorios en un mismo lote vivencial.
Aunque, posiblemente, ningún país a través de un análisis pormenorizado se escape de este cúmulo de despropósitos. Defienden la Libertad –preferentemente la suya- sin cortapisas y asumen la Democracia como algo más que la posibilidad de votar cada cuatro años. Encima nos regalaron la mirada verde-esmeralda de Liz Taylor. Allí CC no significa Comité Central, sino Coca Cola.
Aunque, posiblemente, ningún país a través de un análisis pormenorizado se escape de este cúmulo de despropósitos. Defienden la Libertad –preferentemente la suya- sin cortapisas y asumen la Democracia como algo más que la posibilidad de votar cada cuatro años. Encima nos regalaron la mirada verde-esmeralda de Liz Taylor. Allí CC no significa Comité Central, sino Coca Cola.
viernes, 16 de marzo de 2012
Comen tres...y cuatro…y cinco millones largos
Comen; comemos; o les dan de comer familiares, vecinos y amigos. Resulta verdaderamente trágico para los poderes políticos y/o financieros que los parados coman –o al menos lo pretendan- todos los días. Así no hay quien pegue una “cabezadita” en la cubierta de un lujoso yate. Por ahí andamos y, lo peor, durante un largo periodo por ahí andaremos. Nos tienen literalmente contra las cuerdas y con la triste –y falsa- sensación que poco, o nada, podemos hacer para remediar este estado de cosas. Recuerdo hace unos días que coincidí en el autobús con mi amigo y consejero espiritual, don Indalecio Humanes (Párroco de San Isidro Labrador de Pino Montano y Capellán del Sevilla) y salió a relucir el tema –latente en todas las conversaciones- de la Crisis. Me decía este sabio de la vida y el alma humana que algo tendríamos que hacer: “Juan Luis, quejándonos en bares y autobuses las cosas nunca se van a solucionar”, me decía. “Tendremos que utilizar nuestras armas ciudadanas de manera pacifica para decirle a esta “plebe” que hasta aquí hemos llegado”, apostillaba este santo varón que cada domingo “pinomontanero” reparte ostias de manera pacifica. Es verdad que puede que haya llegado el momento de pasar a la acción. El movimiento llamado –y desaparecido en combate- del 15-M despertó grandes expectativas y simpatías en la gran mayoría de los ciudadanos pertenecientes a este puzzle que se conoce con el nombre de España. Ha quedado reducido a una especie de “Agencia Inmobiliaria contra los –injustos- Desahucios” (AICONDE). Al final se demostró una vez más que los Movimientos Asamblearios están preñados de romanticismo y buenas intenciones pero, a la corta o a la larga, se muestran políticamente inoperantes. Se decía en una de sus consignas más repetidas: “PSOE y PP la misma mierda es”, para a renglón seguido promover que “cada uno vote lo que quiera” (¿). Digo yo, ¿si son iguales de nefastos no sería más sensato promover el voto en blanco? En la política todo –o casi todo- esta ya inventado. Hace falta un conjunto de ideas (Ideología). Unos ciudadanos dispuestos a llevarlas a la practica (Militantes), y un armazón para ordenas cosas y prioridades (Partido). Luego ya vendrán los burócratas de turno para reconvertir las situaciones en su propio beneficio (fundamentalmente porque los dejamos maniobrar, haciendo la vista gorda y también la flaca) y saquear almas y haciendas. Voto en blanco; desobediencia civil pacifica; listas abiertas; menos dependencia de los llamados “independientes”; guerra sin cuartel a los tránsfugas; cargos públicos sujetos a un máximo de dos legislaturas; tolerancia cero a corruptos, prevaricadores y a toda una cohorte de mangantes de corbatas de seda….en fin, pedir en definitiva decencia y responsabilidad para que nuestras vidas y –pobres- haciendas no estén siempre en continuos “Estado de Excepción”. Estamos apurando la “Cuaresma” y la Ciudad se prepara para sus días grandes pero, las circunstancias son poco –o nada- proclives para el optimismo. Mustios pero nunca tristes. Cansados pero nunca derrotados. Desilusionados pero nunca sin posibilidad de ilusionarnos de nuevo. En definitiva, sevillanos en busca del lejano paraíso soñado.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Entre Dimes y Diretes
El ejercicio de vivir lleva implícito una carga nada desdeñable de elementos complejos y contradictorios. Los famosos Digos y Diegos y, los no menos, Dimes y Diretes. Alguien dijo que todos tenemos tres personalidades: la que dicen los demás que poseemos; la que nosotros creemos tener y, la que disponemos en realidad. Cambiamos, para bien o para mal, a medida que los años van haciendo estragos sobre cuerpos, mentes y espíritus. Algunas veces el mirar hacia atrás nos produce una cierta sensación de vértigo. Insisto, nada que no forme parte del paso inapelable de los días. Vivir cansa (lo malo es que encima aburra) y, además, se termina uno desgastando como las suelas de los zapatos. Me aplicaré mi propia medicina en estos contradictorios menesteres vivenciales. En lo Flamenco soy un “caracolero” converso y confeso que cada día escucha más a Antonio Mairena. Ayer, un veinteañero subyugado por el necesario y justiciero fervor revolucionario; hoy, un sesentón asistente puntual de la dominguera misa de doce. Antes, un nazarenito candelario de blanco armiño; ahora, un solemne nazareno de ruán pasionario. Años ya, un juvenil pelotero de partidos interminables; actualmente, un teórico futbolero “menotista” de partidos televisados. Décadas atrás, un nieto conociendo la Ciudad cogido de la mano de su abuelo; ahora, un abuelo portando a su nieto por los senderos de los recuerdos y las emociones. En el pasado, un febril trabajador de jornadas interminables; en el presente, un pensionista buscando pausadamente el sosiego en exposiciones y museos. En el recuerdo un joven romántico enamorado de la luna; en la actualidad un hombre maduro (¿) escéptico y, todavía, con renovadas ilusiones. Antes no pensaba lo que hacia y ahora no hago lo que pienso. Inútil plantearse la gran interrogante del Universo: ¿Cuándo se es más feliz en el alocado ayer juvenil o en el remanso conformista de la madurez? Todo dependerá siempre del camino recorrido y los jirones de piel y alma dejados por los senderos. Dos cosas contrapuestas –o quizás no tanto- han permanecido invariables en mi todavía inacabado proyecto de hombre comprometido: mi secular e inveterada devoción poética hacia Antonio Machado y Luis Cernuda, y mis permanentes sufrimientos con el Betis. Todo lo demás –amoríos incluidos- ha sido sustancialmente alterado. Mis principios, eso si, permanecen siempre inalterables pues, contradiciendo a don Groucho, podría decir: “Estos son mis principios, si no le gustan lo siento pero, todavía al día de hoy, son irreductibles”. Cambiar en las formas es previsible y perceptible. Hacerlo en el fondo es traicionar a nuestros mayores y, lo que es peor, a nosotros mismos. Puedes cambiar de signo político (no es mi caso); de sentido de la espiritualidad (si es mi caso); de novia o esposa (en fin…); de forma de vestir o de amistades (por ahí andamos) y, ello no tiene que llevar implícito el abandono de tu sentido de la ética. La solidaridad; la decencia; la honradez; el civismo; las inquietudes; el esfuerzo y la bondad, son elementos consustanciales a tus verdaderas señas de identidad (por encima de posicionamientos ideológicos y/o postulados espirituales). Lo demás son accidentes encuadrados en los Dimes y Diretes y, los Digos y Diegos. Lo dicho”….se hace camino al andar”.
lunes, 12 de marzo de 2012
Marzo en las enredaderas del alma
Despiertan los patios con la Primavera ¿Qué andarán buscando las enredaderas?; Con la Primavera, tras de los cristales: ¡Una flor morena! - Sal Marina –
Se puede ser lunes y ser un lunes cualquiera. Se puede ser un día trece en el calendario y entrar en el “malfario” de ser encima martes. Pero cuando eres un lunes día doce marzo, la cosa empieza a cobrar un significado especial. Una cierta perspectiva a corto plazo de algo grandilocuente, que dirían los cursis del lenguaje. Esto, que los pregoneros llaman los “Preámbulos del gozo”, empieza lenta pero inevitablemente (¿quien querría evitarlo?) su cuenta atrás. “Otro Domingo de Ramos” (como empieza el excelente trabajo discográfico que nos ha regalado Enrique Casellas bajo la tutela de Pasarela, “Antología del Alma Sevillana”) se nos vislumbra en el cercano horizonte. Siempre me he preguntado por donde empiezan a abrirse los Domingos de Ramos en Sevilla. ¿Quizás por Triana? ¿Por los aledaños de la Judería? ¿Por San Lorenzo o el Salvador? ¿El Cerro o San Roque quizás? ¿La Trinidad o San Juan de la Palma? ¿El Puente de San Bernardo, mi Puente? ¿Bajo un Arco que hiere con sus flechas de amor y belleza a los corazones sevillanos? ¿Por la cornisa del Aljarafe? No sabría decirlo, aunque posiblemente todo se conjugue y confluya en torno a las sonrisas ilusionadas de los niños: los que hoy lo son y los que un día lo fuimos. En ninguna parte del mundo existe una Semana la cual se empieza como niños ilusionados y, se termina convertidos en venerables ancianos apresados por la melancolía. Cada Ciudad tiene unas señas de identidad que la definen allende sus fronteras. Una especie de ADN sentimental. Pamplona y sus Sanfermines; Córdoba y sus Patios; Cádiz y sus Carnavales; Valencia y sus Fallas…..En Sevilla es su –nuestra- Semana Santa quien mejor representa a esta Ciudad en toda su plenitud y grandeza. Es una Fiesta Religiosa de Pasión (aunque a algunos no les termine de cuadrar esta denominación (¿Fiesta, Religiosa y de Pasión?) compleja y heterogénea. Representa a que dudarlo un fiel reflejo de la idiosincrasia que configura el sentido de la existencia sevillana. Se mezclan luces y sombras; ruidos ensordecedores y silencios monacales; novelería y recogimiento; bulla y quietud; cristianismo de salón y creyentes comprometidos; iconoclastas y capillitas; vanidad y humildad y, todo, absolutamente todo, cosido con los hilos de seda y oro del barroco sobre el manto, eterno e imperecedero, que cubre las tradiciones que emanan de los Libros de Familia del ayer. Es festiva porque se celebra desde el gozo que enaltece todos los sentidos del alma. Es religiosa por tener el trasfondo ineludible del calvario y la muerte de Jesús de Nazaret y, es pasional, porque sin pasión todo quedaría relegado a un vacuo ejercicio de contemplación pasiva. En la Semana Santa sevillana todos nos sentimos, en una u otra medida, actores de una hermosa representación que se repite y renueva todos los años (incluso los que se “escapan” de Sevilla esos días llevan a “su” Semana Santa adherida a su piel).
Unos pocos de atardeceres más y volverán a nacer las hermosas enredaderas de la primavera sevillana. Aquellas que nos enredan amorosamente con nuestro pasado y nuestro presente. Un despertar a la vida y un caminar gozosos al encuentro de los laberintos sentimentales de la Ciudad. Hasta Dios nos perdona ese día que no creamos ya ni en Él siquiera, basta con que creamos en que su Hijo está hecho a la medida de nuestros laberintos urbanos y sentimentales. Para aquellos que se resisten a dejarse vencer por las emociones –están en su pleno derecho- siempre les quedará la Esperanza que, aquí –en Sevilla-, es lo último que se….gana.
Unos pocos de atardeceres más y volverán a nacer las hermosas enredaderas de la primavera sevillana. Aquellas que nos enredan amorosamente con nuestro pasado y nuestro presente. Un despertar a la vida y un caminar gozosos al encuentro de los laberintos sentimentales de la Ciudad. Hasta Dios nos perdona ese día que no creamos ya ni en Él siquiera, basta con que creamos en que su Hijo está hecho a la medida de nuestros laberintos urbanos y sentimentales. Para aquellos que se resisten a dejarse vencer por las emociones –están en su pleno derecho- siempre les quedará la Esperanza que, aquí –en Sevilla-, es lo último que se….gana.
domingo, 11 de marzo de 2012
Coger pluma y tintero
Posiblemente, desde los voluntariosos “plumillas” (entre los que me encuentro) hasta la más exquisita élite de la intelectualidad, todo lo que ha sido escrito anteriormente será susceptible de algún tipo de enmienda y/o corrección. Releyendo, algunos de mis Tomas de Horas más antiguos, me doy cuenta de algunos errores cometidos puntualmente. Tanto en las formas gramaticales como en algunas apreciaciones a las que hoy les introduciría algunos nuevos matices. Escribir bien, mal o regular, forma parte indisoluble del ejercicio de vivir, y se aprende, como decía Machado, don Antonio, “Haciendo camino al andar”. En mi caso particular escribo por dos razones fundamentales: como sedimento y complemento de mi condición de fiel y voraz lector y, por la necesidad de manifestarme en primera persona sobre la vida y las cosas. Escribo desde mi libertad ciudadana; sin ataduras “ideológicas”; desde la pasión y el rigor, y asumiendo el pertenecer a una Sociedad plural y abierta a todo tipo de opiniones. La única forma de hacerse respetar es respetando a los demás. Leemos para comprender y enriquecernos espiritual, humana e intelectualmente. Escribimos como una secuela inexcusable de lo anterior. Leer y escribir, siempre por ese orden natural. Un grandísimo escritor mejicano solo escribió a la largo de su vida dos pequeñas novelas. Las corregía y corregía y nunca se encontraba plenamente satisfecho con lo narrado. Se llamaba Juan Rulfo y sus novela son: “El llano en llamas” (1953) y “Pedro Páramo” (1955) (una de las mejores escritas en lengua castellana). No necesitó ser un escritor prolífico para pasar por derecho propio a la inmortalidad literaria. Cuando nada o poco interesante se nos ocurre contar es preferible dejar al folio en blanco durmiendo el dulce e inocente sueño de la virginidad. La sensación de empezar un nuevo libro es algo difícilmente entendible para aquellos que desconocen el placer de la lectura. Mi última adquisición ha sido el libro de poesías, “Entreguerras: o de la naturaleza de las cosas” (Editorial Seix Barral), del jerezano José Manuel Caballero Bonald. Tengo excelentes referencias sobre el mismo y más pronto que tarde empezaré a desgranar sus páginas. ¿Cómo puede un “libro electrónico” superar la caricia al tacto y el olor a libertad -de imprenta- de uno de papel? Los libros por leer desprenden la sensualidad de los abrazos soñados. Primero los tomas tú para, posteriormente, tomarte ellos a ti para siempre. Forman parte de tu entorno mas intimo y siempre mostrando desafiantes sus lomos multicolores. Esperando, siempre esperando, una mano amiga que los libere de los anaqueles. Un libro es un trozo de vida por vivir y un lector un gozoso participe de esa nueva vida. Poesía, Narrativa, Ensayo… todo aderezado al duro y noble ejercicio de la existencia humana. Todo escritor confluye y nace desde sus experiencias lectoras. Coger pluma y tintero para emborronar folios que terminen nutriendo el sedimento espiritual de nuestras almas. Leer buscando los necesarios oasis en los duros desiertos mundanos. Escribir para dejar testimonio de nuestra noble condición de lector. Leer y escribir; escribir y leer. La vida, en definitiva, multiplicada hasta el infinito.
viernes, 9 de marzo de 2012
Recuerdos azul y plata
Creo, sinceramente, que nuestros recuerdos infantiles se sustentan en cuatro elementos que se complementan y/o confunden. A saber: los momentos vividos; lo que nos contaron; lo que nos imaginamos y lo que soñamos. Posiblemente, con el paso de los años tendamos a idealizar algunos pasajes de nuestra infancia, limando de asperezas otros que, a la postre, no nos resultan gratos de recordar. Pero la infancia casi siempre tiene una definición global: la felicidad o la desdicha. Cuando a un niño se le sustrae el hermoso e ilusionante paraíso de la infancia, se está cometiendo una tropelía de futuribles funestas consecuencias. Difícilmente podamos sustraernos nunca del pesado lastre de una niñez desgraciada. En mi caso y gracias a una serie de personas y a un mágico y solidario entorno mi infancia fue feliz, tremendamente feliz. Las carencias eran suplidas por las caricias. Abuelos, padres, hermanos, tíos, primos, padrinos, vecinos y amigos, configurando un núcleo humano –afectivo- donde te sentías querido y protegido. Todo, eso si, girando en torno a San Nicolás; el Señor de la Salud y, prioritariamente, a la Candelaria. Allí se casaron mis padres; allí nos bautizamos mis hermanos y yo; allí salí de niño ilusionado revestido con una inmaculada túnica blanca; allí (en la Cabeza del Rey Don Pedro) vi por primera a una nazarena –sangre de mi sangre- en el cortejo candelario y, allí, quedará mi alma errante para siempre. Hubo una etapa juvenil donde cautivo –y cautivado- del “fervor” revolucionario (algunos de mis “detractores” necesitan recordármelo algunas veces a través del anonimato) donde creía –erróneamente- que podía vivir sin Ella. Pasaba por la puerta de San Nicolás sin poder evitar el mirarla en el hermoso azulejo de su fachada. Me estremecía, pero entrar -aunque me lo pedía mi alma- nunca entraba. Entendíamos que el Nacional-Catolicismo se había apropiado de las Hermandades y no era plan de que cuestionaran tu ideología izquierdista. Practicábamos un raro “agnosticismo de salón”, donde mezclábamos lecturas y reuniones clandestinas con la carga emocional del cambio de ramos la tarde del Miércoles Santo. Hace ya muchos años me planteé seriamente recomponer mi mundo interior y Ella ocupa –y ocupará mientras viva- mi mayor soporte espiritual. Estos días invernales-seudo primaverales en que la visito con cierta frecuencia la encuentro especialmente hermosa. La Candelaria es sevillanamente guapa. Ella sabe que incluso cuando no la visitaba mi espíritu de adormecido candelario estaba al amparo de su mirada. No reniego de nada de lo que he sido, y siempre –fiel a la Doctrina de Aquel que mora a su lado- intenté ser en el sentido machadiano de la palabra: bueno. En poco o en nada participé en los avatares cotidianos de la Hermandad. No sirvo para según que cosas. A la postre no soy más que una ave solitaria –“pájaro” es otra cosa- buscando posarse placenteramente en su trono azul y plata. Ella siempre estuvo –y está- donde tiene que estar, y yo donde me lleven –me llevaron- las corrientes de la vida.
A mi proa en alta mar
le enmarqué yo una plegaria:
Cuando arrecie el temporal
¡Dios me salve Candelaria!
le enmarqué yo una plegaria:
Cuando arrecie el temporal
¡Dios me salve Candelaria!
miércoles, 7 de marzo de 2012
Entre dudas y certezas
(El ser humano nunca logró asimilar que los triunfos son efímeros y las derrotas eternas)
No tengo reparos en reconocer que con el paso de los años crecen mis dudas y disminuyen mis certezas. Esto no es ni bueno ni malo, sino que está inmerso en la capacidad de pensar y reflexionar (a través de lo vivido y de todo cuanto te rodea). Suelo leer mis primeros “Toma de Horas”, y no tengo reparos en admitir que los mismos, al día de hoy, los escribiría con algunas variantes. Cuando luchas denodadamente para que el ejercicio de vivir no lleve implícito el de vegetar, casi siempre suelen ocurrir estas cosas. Sinceramente, con el paso de los años, no soy muy aficionado a la relectura de libros que al leerlos –hace años- me dejaron una profunda huella. Algunos los releo al poco tiempo de haberlos leídos la primera vez, para exprimirles algo más sus palpitantes corazones. Luego ya serán almas dormidas placidamente en los anaqueles de mi biblioteca. Curiosamente con el Cine y el Flamenco me ocurre todo lo contrario. Visiono películas y escucho Cante Flamenco del ayer con la avidez y curiosidad de la primera vez. Hay películas para mí imprescindibles. Como por ejemplo: “El Tercer Hombre”; “Ciudadano Kane”; “Solo ante el peligro” o, la I y II parte de “El Padrino”, las cuales debo haber vistos a lo largo de mi vida en no menos de cincuenta ocasiones. Contar las veces que he escuchado los mismos cantes de Pastora, Tomás, Caracol, Vallejo, Marchena, Mairena, Camarón….., se me antoja una tarea absolutamente imposible (preparando un monográfico de Manolo Caracol para el Programa flamenco de Radio Giralda me lleve escuchándolo toda una noche entera). He llegado a la conclusión –posiblemente errónea- que las dudas y las certezas van cogidas de la mano. El poco hábito actual de la reflexión sobre cuanto lees, visionas, escuchas o vives, debe –o debía- llenar tu mundo interior de afirmaciones y/o negaciones: dudas en definitiva. La existencia de Dios; los tortuosos laberintos de la Política; las relaciones humanas; la finalidad última de la Cultura; la belleza de la estética intemporal confrontada a la racionalidad de la ética más efímera. Todo difuso y contradictorio. En la misma concepción de los seres humanos ya se nos plantea una duda existencial: ¿Qué será, niño o niña? La Educación ha fracasado estrepitosamente en nuestro país por haberle dado una importancia capital a lo memorístico en detrimento de lo analítico. Si somos capaces de que nuestra mente genere dudas y certezas, es síntoma inequívoco que la sometemos al noble ejercicio del pensamiento. No se trata de vivir atormentados a la busca y captura de la “verdad absoluta”. Posiblemente esta no exista o al menos no podamos encontrarla en una sola dirección. Se trata, en definitiva, de buscar no la felicidad bucólica de los almendros en flor, sino aquella que dimana de la libertad, la sensibilidad y el conocimiento. Si la existencia terrenal de Jesús estuvo plagada de interrogantes hacia su Padre celestial, ¿vamos nosotros, pobres mortales, a enmendarle la plana?
lunes, 5 de marzo de 2012
Cultura banalizada; Flamenco banalizado
“Sabemos hoy más y más cosas, pero cada vez menos importantes” - Ananda K.Coomoraswany -
Cuando nuestras vidas, en todas sus variantes, sufren el estigma de la banalización, no es arriesgado decir que la Cultura se encuentra en la actualidad banalizada. Hoy prima, fundamentalmente, lo insustancial y todo gira en torno a una noria compuesta de cartón piedra. No podemos por tanto pedirle a la olvidada, manipulada e ignorada Cultura, que escape a la configuración general de las cosas que nos rodean. Nuestras relaciones familiares, personales, laborales o sociales están encuadradas en el resbaladizo terreno de lo insustancial y bajo el perverso manto de la mentira (¿decimos en la “cara” de nuestros familiares, amigos, vecinos o compañeros lo mismo que comentamos de ellos a sus espaldas? Que cada uno se responda a si mismo). Por consiguiente podríamos preguntarnos: ¿Cuál es el estado de “salud” de la Cultura en la actualidad? ¿La necesitamos verdaderamente libre de impurezas o más bien como un juguetillo de entretenimiento? ¿Nos hemos acostumbrado o bien a ignorarla, o a someterla al destino papeleril de “usar y tirar”? Solemos decir: “Bastantes problemas tengo yo ya como para encima comerme el coco”, y, con esta afirmación-negación, obviamos la posibilidad de crecer como seres humanos. La Literatura, el Cine o el Teatro nos hacen vivir cientos de vidas ajenas a la nuestra. Nos sirve para escaparnos de nuestra asfixiante cotidianidad y abrir –a través del desarrollo intelectual y emocional- las fronteras de nuestras mentes. La Música, la buena Música, nos traslada a distintos estados de ánimo que determinan en definitiva nuestro grado de sensibilidad. Compruebo, no sin una cierta preocupación, que caminamos del vacío a la nada. Algo que sigo tan de cerca como el Flamenco no escapa –cosa bastante lógica- al grado de banalidad que nos invade. Me llegan grabaciones flamencas recién salidas del horno y, dada la calidad de sus intérpretes, con buenas expectativas comerciales. Lamento constatar que ni como aficionado ni como estudioso del Arte Jondo me dicen nada nuevo (y lo que es peor tampoco nada viejo). Me pasan películas de enorme éxito taquillero donde la Historia queda ninguneada por los efectos especiales. Novelas que consiguen primeros premios -muy bien dotados económicamente- y que son un canto a la vaguedad más insustancial. Parece que existiera una conjura política para tener a la gente colgada en el limbo. Puede –yo no lo descartaría- que todo forme parte de una programación hábilmente planificada para combatir la “peligrosidad” de las mentes libres y pensantes. No entiendo como en una Sociedad con tantos cauces para el desarrollo intelectual, y tantas vías para obtener información, sigue triunfando la bien llamada Tele-Basura. Resulta paradójico que en plena dictadura franquista, y con una sola televisión en blanco y negro, se dieran programas de una calidad que al día de hoy no han sido superados (Estudio-1; la Clave; Entrevistas de Joaquín Soler Serrano…..). Algo no funciona para que la Cultura se haya vuelto cada día más elitista y rotundamente alejada de la mayoría de la población.
Es preocupante que hayamos renunciado a crecer intelectualmente y nos terminemos convirtiendo en zombis parlanchines. Nunca podremos lograr cambios colectivos en la Sociedad si previamente no cambiamos nosotros a titulo individual. Dios me libre de dar lecciones de moralina a nadie pero, visto lo visto, nos queda poco margen para el optimismo.
Cuando nuestras vidas, en todas sus variantes, sufren el estigma de la banalización, no es arriesgado decir que la Cultura se encuentra en la actualidad banalizada. Hoy prima, fundamentalmente, lo insustancial y todo gira en torno a una noria compuesta de cartón piedra. No podemos por tanto pedirle a la olvidada, manipulada e ignorada Cultura, que escape a la configuración general de las cosas que nos rodean. Nuestras relaciones familiares, personales, laborales o sociales están encuadradas en el resbaladizo terreno de lo insustancial y bajo el perverso manto de la mentira (¿decimos en la “cara” de nuestros familiares, amigos, vecinos o compañeros lo mismo que comentamos de ellos a sus espaldas? Que cada uno se responda a si mismo). Por consiguiente podríamos preguntarnos: ¿Cuál es el estado de “salud” de la Cultura en la actualidad? ¿La necesitamos verdaderamente libre de impurezas o más bien como un juguetillo de entretenimiento? ¿Nos hemos acostumbrado o bien a ignorarla, o a someterla al destino papeleril de “usar y tirar”? Solemos decir: “Bastantes problemas tengo yo ya como para encima comerme el coco”, y, con esta afirmación-negación, obviamos la posibilidad de crecer como seres humanos. La Literatura, el Cine o el Teatro nos hacen vivir cientos de vidas ajenas a la nuestra. Nos sirve para escaparnos de nuestra asfixiante cotidianidad y abrir –a través del desarrollo intelectual y emocional- las fronteras de nuestras mentes. La Música, la buena Música, nos traslada a distintos estados de ánimo que determinan en definitiva nuestro grado de sensibilidad. Compruebo, no sin una cierta preocupación, que caminamos del vacío a la nada. Algo que sigo tan de cerca como el Flamenco no escapa –cosa bastante lógica- al grado de banalidad que nos invade. Me llegan grabaciones flamencas recién salidas del horno y, dada la calidad de sus intérpretes, con buenas expectativas comerciales. Lamento constatar que ni como aficionado ni como estudioso del Arte Jondo me dicen nada nuevo (y lo que es peor tampoco nada viejo). Me pasan películas de enorme éxito taquillero donde la Historia queda ninguneada por los efectos especiales. Novelas que consiguen primeros premios -muy bien dotados económicamente- y que son un canto a la vaguedad más insustancial. Parece que existiera una conjura política para tener a la gente colgada en el limbo. Puede –yo no lo descartaría- que todo forme parte de una programación hábilmente planificada para combatir la “peligrosidad” de las mentes libres y pensantes. No entiendo como en una Sociedad con tantos cauces para el desarrollo intelectual, y tantas vías para obtener información, sigue triunfando la bien llamada Tele-Basura. Resulta paradójico que en plena dictadura franquista, y con una sola televisión en blanco y negro, se dieran programas de una calidad que al día de hoy no han sido superados (Estudio-1; la Clave; Entrevistas de Joaquín Soler Serrano…..). Algo no funciona para que la Cultura se haya vuelto cada día más elitista y rotundamente alejada de la mayoría de la población.
Es preocupante que hayamos renunciado a crecer intelectualmente y nos terminemos convirtiendo en zombis parlanchines. Nunca podremos lograr cambios colectivos en la Sociedad si previamente no cambiamos nosotros a titulo individual. Dios me libre de dar lecciones de moralina a nadie pero, visto lo visto, nos queda poco margen para el optimismo.
domingo, 4 de marzo de 2012
Herido por la distancia
Era su segundo año de profesor en Oxford donde daba clases de Literatura española. Formaba parte de lo mejorcito de la bien llamada “Generación perdida”. Aquella tarde gris y plomiza del largo otoño londinense reunió a un selecto grupo de alumnos para hablarles de Luis Cernuda. Cuando rompieron filas y se marcharon gozosos de formar parte de un ejemplar entramado cultural y didáctico, él se quedó un rato a solas con sus recuerdos. Por una ventana lateral veía un amplio y cuidado jardín que, el tono grisáceo de la tarde, no hacía más que resaltar su honda belleza huérfana de soles y lunas. Bajó la mirada y vio sobre la mesa un ejemplar del “Ocnos” de Luis Cernuda. El mismo que le había servido para ilustrar la clase. Lo abrió al azar y desembocó inexorablemente en “El Tiempo”. Empezaba así: “Llega un momento de la vida cuando el tiempo nos alcanza (No sé si expreso esto bien). Quiero decir que a partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados a contar con él, como si alguna colérica visión con espada centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo hombre una vez ha vivido libre del aguijón de la muerte. ¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Un día, unas horas son entonces cifras de la eternidad. ¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?”. Sintió la distancia morderle en su pecho como las enamoradas sienten clavadas en el suyo las flechas del desamor. Era un hombre feliz tanto en su vida personal como en la profesional. La vida se le había mostrado generosa y él había sabido corresponderla. Pero aquella tarde comprendió que lo estaba atrapando el fantasma de la distancia. Se le vino a la memoria cuando era un monaguillo requetepeinado cogido de la mano de su padre camino de La Trinidad. Cuando después de ver entrar a la Virgen de los Reyes se sentaba con sus abuelos en algún bar del Arenal para comerse los mejores “calentitos” del mundo. Sus andanzas escolares por el Santo Tomás de Aquino. Su primera salida de nazareno trinitario orgulloso de, a pesar de su corta edad, haber cubierto el recorrido completo. Sus primeras andanzas juveniles entre caladas a cigarros compartidos; besos furtivos con sabores a fresa y miel; rebeliones estudiantiles y, todo siempre al amparo de la luna mora de los Jardines del Alcázar. Su ingreso en la Facultad de Filosofía y Letras; su Licenciatura y su posterior desembarco por tierras londinenses. “Ocnos” le había atrapado y devuelto al paraíso donde siempre están flotando los sueños: la niñez. Cuando más ensimismado estaba notó que la puerta del aula se entreabría lentamente y una voz amiga le decía: “José Miguel, ¿te apetece una partida de ajedrez antes de la cena?”. Asintió con la cabeza y se levanto lentamente mientras guardaba en un cajón de su mesa el imperecedero –y maravilloso- librito de Luis Cernuda. Se volvió un momento para ver de nuevo el jardín a través de la ventana. La tarde se moría lentamente, y él se marchó herido por el agudo y dulce dardo de la nostalgia. No pudo evitar una leve sonrisa cuando recordó aquello de: “Dicen que la distancia es el olvido”. ¿Olvidar? Cuando tu alma se quedó flotando por plazuelas y callejones. Cuando las cornetas y tambores de tu infancia las sigues escuchando desde la lejanía. Cuando tu Ciudad te despoja de tu adusto traje de forastero para retrotraerte a la niñez no es posible –ni sensato- olvidar. Se hace imprescindible el recordar; porque recordar es vivir y, vivir es soñar.
Nunca lograremos descifrar cuando duele más esta Ciudad: si en las distancias cortas o desde la lejanía. Desosegados por la cercanía o heridos por la distancia. La cortejamos sin esperar que nos de nunca el Si soñado.
Nunca lograremos descifrar cuando duele más esta Ciudad: si en las distancias cortas o desde la lejanía. Desosegados por la cercanía o heridos por la distancia. La cortejamos sin esperar que nos de nunca el Si soñado.
sábado, 3 de marzo de 2012
Dulce resaca en San Nicolás
(A José María Cuadro, que le cupo el honor de “cuadrarnos” ante la Gloria)
Existen fechas que de manera indeleble quedan grabadas a sangre y fuego en las paredes del alma. Para mí una de esas fechas, y sin lugar a dudas la más reciente, es la del lunes día 27 de febrero del 2012. Primer Lunes de Cuaresma sevillana y “Vía Crucis” a la SIC del Señor de la Salud de San Nicolás de Bari. Señor de señores de la antigua Judería y Padre protector de la gente humilde del Barrio. Guía y mentor de candelarios desparramados por los confines de la Tierra, soñando mágicos Martes Santo envueltos en el halo protector de la dulce nostalgia. Fue un lunes denso y largo, preñado de sensaciones y emociones tan dispares como el resultante del ejercicio de soñar y sentir. El día, emotivo y profundo, dio para todo y para todos. Frío y calor. Sonrisas y lágrimas. Copas y abrazos. Figurones y desfigurados. Cariño y “ojana”. En definitiva, un imborrable testimonio de fe y belleza al sevillano modo. Modélica la organización candelaria y modélico el comportamiento del numeroso gentío que acompañó al Señor en todo su recorrido hacia la Gloria catedralicia. Nos decían los “culturetas” de fascículos y boletines que -¡por fin!- iba a descubrir Sevilla al Nazareno de San Nicolás. ¡A buenas horas mangas…moradas! Intenté estar cerca de Él todo cuanto me fue posible. Me quedó la amarga pena de no acompañarlo integrado en la radiante comitiva candelaria (¡ejemplar el comportamiento de nuestros jóvenes y jóvanas!). Una gotera, que con los años me ha pasado factura en forma de artrosis, posibilita que pueda andar tres horas sin cansarme, pero que no pueda permanecer estático (perdón pensaba escribir parado) más de diez minutos sin marearme. Lo seguí por todo el recorrido sin más compañía que mis recuerdos y el bueno de Jacinto Fernández. Consultado sobre el magno acontecimiento a amigos íntimos (ajenos a la esfera candelaria) coinciden de manera unánime en que: ¡Muchos Vía Crucis habrá, pero como este ninguno! Pronto, muy pronto, si los negros nubarrones se terminan acordando este año de Pontevedra, lo veremos de nuevo en la calle. Pero ya nada será igual que antes. Va a ser un Martes Santo muy especial y recemos para que sea seco y soleado. Dios nos debe una Semana de buen tiempo. Un 27 de Febrero del 2012 tomó el Señor amorosamente los laberintos urbanos de la Ciudad, y ya las mariposas del alma tienen distinto vuelo y color. Cuando lo vean pasar entre las sillas de la Carrera Oficial seguro que alguien le comentará a su “campanero” vecino de Quidiello: ¿Este es el que salió en el Vía Crucis, verdad? Si, efectivamente –señor o señora- este es. Aquel al que mis mayores me enseñaron a amar y respetar. El que un día escuchó decir un “Si queremos” a un “ajustador” de la Pirotecnia y a una hermosa muchacha de Pilas. El que presenció, a pocos metros, como eran bautizados los niños agregados en aquel Libro de Familia. El que sonrió en su dolor ante la nerviosera de un niño que se estrenaba como nazarenito. El que no se molesta cuando en mis visitas “luneras” siempre le rezo a Ella primero. Ese era, y no otro, quien cambió su caminar sobre las aguas para hacerlo por las calles fervorosas de la Ciudad.
Nota adicional: Ese Lunes pude apreciar que en Sevilla lo paradójico hace tiempo que tomó cuerpo y forma: en las casas donde hay balcones apenas vive gente, y en aquellas en que vive mucha gente ya no hay balcones. ¡Cuantos balcones y ventanas cerradas a cal y canto al paso de la gloria y la vida!
Nota adicional: Ese Lunes pude apreciar que en Sevilla lo paradójico hace tiempo que tomó cuerpo y forma: en las casas donde hay balcones apenas vive gente, y en aquellas en que vive mucha gente ya no hay balcones. ¡Cuantos balcones y ventanas cerradas a cal y canto al paso de la gloria y la vida!
viernes, 2 de marzo de 2012
Marzo o la antesala de la Gloria
Las tardes se alargan con la cadencia de los buenos tercios por Soleá. Las noches se resisten a cerrar el día con su cremallera de sombra y su destellante fulgor de estrella errante. Los campos desaparecen poco a poco en los largos atardeceres aljarafeños como por arte de magia. Recuperan fugazmente su presencia de verdes olivos con los destellos de la luna. Ya la soñada Primavera tiene cada día más visos de convertirse en algo tangente y palpable. Se nos irán despoblando, paulatinamente, ropa de camas y cuerpos que se sienten próximos huéspedes de roperos y armarios con aromas de alcanfores. Los poetas afilan los lápices del desamor. Los pintores mojan los pinceles en los colores del arco iris. Los músicos ensayan pausadas notas que emanan del alma. Los toreros, en las dehesas, sacuden con templanza el polvo de capotes y muletas. Los cantaores se entonan por Tientos. Las flores se desperezan abriéndose en los amaneceres para sacudirse las gotas de rocío. Los gorriones les disputan a las palomas los migajones de pan vertidos por los suelos. Las Hermandades se nutren espiritualmente de dorados cultos internos y, administrativamente, de trajines por los vericuetos de la informática. Las muchachas abren sus ventanas y balcones hacia la vida y la esperanza. Los muchachos se agrupan nerviosos en las azoteas esperando que se abra la veda de los amores juveniles. Los viejos agradecen el seguir vivos –un año más- tras deambular con su soledad por el crudo invierno. Todo vuelve a quedar armoniosamente engarzado en el círculo mágico de la Ciudad. Vivimos amorosamente cautivos en la espera con la esperanza de ser liberados por los atardeceres luminosos. Ya casi no podemos decir que queda menos; podemos afirmar, rotundamente, que ya casi no queda nada. Mientras, a vivir enmarañados en el embrujo de parques, jardines, callejones y plazoletas, preguntándole a las esquinas si han visto pasar al niño que un día fuimos. Disfrutemos cada día como si fuera el último que la vida sevillana nos concede. Sin caer en el resbaladizo terreno de la nostalgia, pero sabiendo apreciar de donde venimos y donde estamos hoy. Contentos y dichosos por pertenecer a una tierra donde la poesía y la música del alma tomaron cartas de naturaleza. Da igual que los foráneos nos llamen “ombliguistas”. ¿Qué Ciudad del mundo tiene un ombligo más hermoso que el de Sevilla? Lo cierto, lo verdaderamente cierto, es que hoy estamos a uno de marzo del año del Señor del 2012 y esto ya son palabras mayores. Mayores y sobre todo menores (las palabras-verdad que siempre dicen los niños). Toca convertir los minutos en momentos y conseguir que los días terminen atrapados por el embrujo de la noche. Siempre seremos eternos trovadores buscando una Dama en un balcón para dedicarle su –nuestro- canto (Cante). De sobras se que corren malos tiempos para la lírica. Pero que queréis que haga si hoy mi alma de frustrado poeta se ha puesto a teclear mi ordenador. Ella, me habla de Marzo. Ella, me habla de la magia…. Ella, me habla de ti. Ella, me habla de…. ¡Sevilla y la Primavera!
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