jueves, 29 de diciembre de 2022

REY PELÉ

                               (1940-2022)

Ha muerto el Rey Pelé uno de los mejores jugadores de la Historia del Fútbol. Tenía 82 años de edad y ha sido vencido por un cáncer de colón. Grande entre los grandes este brasileño de oro puro que deslumbró al mundo futbolero a muy temprana edad. Su manera de concebir el fútbol y su magia con el balón lo hicieron único e irrepetible Se va un gran hombre y un genial futbolista. Gloria eterna del fútbol brasileño y mundial.

 Descanse en la paz de los elegidos para la Gloria.

jueves, 22 de diciembre de 2022

Cruzando el valle que la nieve cubrió


“A Isabel y Antonio patriarcas de la saga de los Lappi”

Dice un amigo de sentires sevillanos que el problema de la Navidad actual es que a la par que se han llenado los frigoríficos se han vaciado los corazones. A pesar de que cada día esto resulta más secundario no debíamos olvidar que en Navidad se celebra la llegada al mundo del Mesías. Si obviamos este hecho estamos desnaturalizando estás Fiestas y postrándonos en sumisa y tarjetera veneración ante el Dios del Consumo. Visitamos los belenes buscando a un pastor que está defecando antes que buscar donde está el Niño Dios. Estos días son el culmen de la felicidad de los niños que lo son por edad y de aquellos que siempre lo serán de corazón. Ellos, niños y niñas, son las principales destinatarios de esta efemérides a la que la Iglesia Cristiana conoce como Tiempo de Adviento. Fiestas familiares donde las casas (ahora y siempre) debían convertirse en hogares. La Familia, como principal núcleo de vertebración social y sentimental, vive en la actualidad un serio proceso de devaluación. Hoy es difícil encontrar una familia donde no existan enfrentamientos que con la Navidad (comidas habemus) terminan  explotando en la cara de los comensales. El hermoso y edificante concepto de familia que se daba en mi infancia está seriamente cuestionado por una “progresía de salón” que destruye las costumbres ancestrales sin aportar nada nuevo a cambio. Es perfectamente compatible ser progresista en cuestiones sociales y conservador en la defensa de nobles tradiciones que nos unen a nuestros antepasados. La Ciudad, nuestra Ciudad, siempre supo darle a la Navidad un carácter tradicional-festivo donde los sentimientos quedaban contextualizados entre lo familiar y lo espiritual. Que cada familia responde a unas peculiaridades determinadas es algo más que evidente. Su normalización siempre dependerá de la aportación afectiva de sus miembros. No podemos pretender ser mejores personas por adoptar comportamientos “buenistas” actuando como autómatas siempre acorde con lo que nos marque el calendario. La vida cobra sentido cuando encontramos los momentos de felicidad. Lo que no podemos pretender es ser felices tan solo cuando así lo decrete el almanaque. Estos últimos años han sido terribles para muchas familias y han sido muchas las personas que nos han abandonado cuando todavía no les tocaba. Vivamos plenamente estos días por nosotros y, sobre todo, por los que ya no pueden hacerlo. Si sabemos cruzar con firmeza el valle que la nieve cubrió puede que todo nos resulte más placentero. El espíritu de las fiestas navideñas se encuentra en la piel del viejo tambor del pequeño tamborilero que va a rendirle pleitesía al Mesías recién nacido. Buscarlo en el consumismo compulsivo y en los impostados gestos de una maquillada caridad  es tarea tan estéril como farisea. Paz, Salud, Suerte y Prosperidad para todos aquellos y aquellas que todavía navegan en el barco de los buenos sentimientos. Feliz Navidad.

martes, 20 de diciembre de 2022

Sobre estadísticas y personas



Pocas dudas nos ofrece la Sociedad actual de que todos formamos parte de un conglomerado de números y estadísticas. Somos una clave, un pin o una contraseña. Lo personal de cada uno (las personas) queda diluido entre porcentajes y parámetros. Nunca hemos tenido más “Defensores institucionales” y nunca hemos estado más desprotegidos. Tenemos a efectos institucionales “Defensores del Pueblo” pero cabría preguntarse: ¿de verdad alguien cree hoy día en el concepto de pueblo? Cada mes nos dan una estadística sobre la evolución del Paro donde algunas veces sube y otras baja. Este dato, que se mueve entre el empleo y el desempleo, obvia por interesado los salarios de miseria y los contratos basura que (fundamentalmente a la juventud)  se “ofertan” al inestable Mercado de Trabajo. Hablamos del Paro como un fenómeno estadístico pero nos olvidamos de sus principales protagonistas: los parados. Nos olvidamos de Fermín que después de terminar Arquitectura siendo el primero de su promoción no encuentra un trabajo donde desarrollar lo aprendido. Desde hace un año tiene que cubrir sus gastos sirviendo copas los fines de semana en una discoteca. Terminará, más pronto que tarde, saliendo de España. También ignoramos a Manolo que después de treinta y cinco años de actividad en una Empresa se ve en el paro siendo consciente que, a sus 57 años de edad, no volverá a encontrar trabajo. O a Mari Carmen que a sus cuarenta primaveras encadena contratos sin que ninguno supere los dos meses de vigencia. Tendrá que seguir viviendo en casa de sus padres hasta que le toque una Primitiva. Tampoco debemos olvidar a José Luis que con dos hijos y, a pesar de su gran experiencia y excelente formación, trabaja ocasionalmente de vigilante en unos Grandes Almacenes. Ana, su compañera, se ve obligada a cuidar a niños ajenos desatendiendo a los propios. Estas personas no interesan pues se quedan al margen de las frías estadísticas. Como no puede ser de otra manera a quienes hacemos estos planteamientos se nos acusará de demagogos. Es lo de siempre. Más de lo mismo. Lo que resulta innegable es que la Sociedad deja huérfana en sus principales necesidades a los más desprotegidos y nunca, absolutamente nunca, tuvimos a políticos (salvo honrosas excepciones. Dios salve a doña Margarita) más incompetentes. Todo queda supeditado a conservar el Poder como sea o a conquistarlo a cualquier precio. La Democracia se presenta como la coartada perfecta para encubrir espurios intereses partidistas o personales. Defender o conquistar el Poder. He ahí la cuestión.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Mesón del Moro



“….la lluvia allí no es más que una rosa entreabierta; su niebla misma ríe, risa blanca en el viento” (Luis Cernuda) 

Por entre los blancos visillos de una ventana de la calle Aire suena la voz nítida de Enrique Morente cantando por Tangos. Canta a San Juan de la Cruz en su inmortal poema “Aunque es de noche” (Cantar del alma). A tan solo unos metros, un azulejo  con el poema “Jardín Antiguo” de Luis Cernuda nos deja el alma flotando atrapada por el aire nostálgico de lo vivido. La tarde huele a judería sevillana y se nos diviniza a través de los ojos de una Virgen que expresa su pena tamizada por el color celeste del cielo sevillano. La noche llegará atada amorosamente  por entre los cordeles de las azoteas que nos acercan al mágico mundo de la niñez. Aquí donde el mármol se hace plural (“Mármoles”) y la Ciudad se nos muestra en toda su belleza de mocita casadera. Una calle, la de la Madre de Dios, que se hace plácida rampa cuando se baja y empinada cuesta cuando se sube. Nadie la bajó nunca con tanto esplendor como el Cristo de San Bernardo. Pocas calles tan cortas fueron tan largas en su recorrido emocional. Por allí anida de manera permanente el alma de Nicholas Wiseman que fue Cardenal en la tierra de William Shakespeare y nos dejó una inmortal novela (“Fabiola”) que a la postre le dio nombre a una calle. Con un Instituto Británico que desde 1946 enseña en Sevilla las formas gramaticales de una lengua que, junto al castellano, llenaron el mundo de Cultura, Arte, entendimiento y alguna Cruzada que otra. Aprenderla era fundamental para, entre otras muchas cosas, poder traducir las canciones de “The Beatles “. Con una Iglesia que tiene a la Misericordia clavada en una cruz y que le da soporte espiritual al Barrio de todos los barrios de la Ciudad. Templo atravesado frontalmente por una flecha urbana dedicada a uno que se llamaba Guzmán y  que no sería mala persona cuando quedó para la historia como “El Bueno “. Todo acompasado por las risas infantiles de un Colegio que se nos fundió en el alma y que cubrió nuestras cabezas para siempre con un turbante moruno: el Mesón del Moro. 

martes, 13 de diciembre de 2022

Paul Newman



De vez en cuando suelo coincidir con algunos viejos amigos con los que mantengo intacta y acrecentada una gran afición cinéfila y que tuvo su origen intelectual y emocional en el recordado Cine Club Vida. Tardes dominicales juveniles en la calle Trajano donde el Cine se nos ofrecía libre de ataduras y abierto a ilusionantes horizontes de libertad. Siempre que nos vemos tenemos como tema principal el Cine y obviamos manipuladas cuestiones mundanas que solo tienen como objetivo hacernos perder el tiempo. No es casualidad que no pocos dirigentes políticos tengan siempre orillados al Arte y la Cultura. Ellos tienen como principal finalidad pensar y actuar por ellos y, lo más preocupante, hacerlo por todos nosotros. Hace unos días coincidí con un par de amigos de los que conocen y aman el Cine como pocos en Sevilla. Salió en la conversación el por donde irían nuestras predilecciones en el campo de los actores. Obviamos a los actores contemporáneos para centrarnos en aquellos que ya están situados en el Olimpo de los Dioses de la interpretación. La verdad es que la cosa no resultaba fácil pues nos salían una docena larga de actores norteamericanos; otro tanto de actores sudamericanos y un número no menor de actores europeos. Rizando el rizo intentamos estrechar el círculo y contextualizar lo que considerábamos nuestro personal número uno. Tarea tan difícil como compleja. Después de exponer variados argumentos llegamos a la conclusión de por donde iban nuestras preferencias. Mi amigo Manolo se inclinó con total apasionamiento por Marlon Brando. Rubén, no sin ciertas dudas, nos dijo que era Laurence Olivier quién cubría todas sus expectativas actorales. En mi caso sin ningún género de duda opté por Paul Newman. No sé si es el  mejor pero a mí me atrapó cuando navegaba entre la niñez y la adolescencia con películas tan extraordinarias como “El zurdo”(1958), “Marcado por el odio”(1956), “La Ciudad frente a mí”(1959), “Dulce pájaro de juventud” (1962), “La gata sobre el tejado de zinc “(1958) o “Dos hombres y un destino”(1969). Tengo en mi archivo la totalidad de sus películas y las suelo visionar con bastante frecuencia. El paso el tiempo no ha hecho más que acrecentar mi gran admiración por “el actor de los ojos azules “. Ahora la plataforma HBO emite una serie de 6 capítulos (“Las últimas estrellas”) donde de manera pormenorizada se nos muestra la vida de este inmenso actor y la de su inseparable compañera la gran actriz Joanne Woodward. Son de esos actores que desde que siendo niño los descubres ya sabes que te van a acompañar el resto de tu vida. Paul Newman fue el deseo prohibido de millones de mujeres y el faro que iluminaba la ilusionante vida de cinéfilos y cinéfilas. Sus últimos años en lo artístico y personal fueron un hermoso epílogo a una de las carreras más brillantes de la Historia del Séptimo Arte. Paul Newman eterno e inmortal.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Paseante no hay camino….sin sobresaltos


Que duda cabe que ejercer de paseante mañanero por los calles del Centro de la Ciudad se ha convertido en un ejercicio de alto riesgo. Ciclistas, patineros y gente wasapeando con los móviles se han convertido en un triángulo infernal para los viandantes. Los usuarios de bicicletas y patinetes (casi todos) no solo pasan olímpicamente de las zonas peatonales sino que ocupan aceras y reducidos espacios en esto que, pomposamente, llaman sostenibilidad y que, por cierto, no hay quien lo sostenga. Es muy bueno que el personal utilice el coche lo estrictamente imprescindible y se desplace en los servicios públicos o, si la forma física se lo permite, moviendo el esqueleto. Esto siempre será bueno para él y, sobre todo, para los demás. En países europeos como Holanda (ahora llamada Países Bajos) el uso de la bicicleta es multitudinario (un 63% de la población la utiliza a diario) y esto afortunadamente ha posibilitado que sus índices de contaminación sean de los más bajos de Europa. La diferencia fundamental entre el coche y la bicicleta es que el primero esto hecho para las prisas y, por ende, para la ansiedad y la segunda es para desplazamientos lentos y placenteros. Poco o nada que objetar el que una Sociedad se preocupe del Medio Ambiente. Es muy positivo que tenga a la bicicleta o el patinete como formas alternativas de desplazamiento personales. No se trata de abolir el coche sino de darle un uso racional y responsable. Desde siempre formé parte del clan de los andarines irredentos. Cuando ya las prisas han desaparecido de tu vida y la forma física es relativamente buena andar es uno de los grandes placeres que la vida te ofrece. Ahora a los viandantes se nos han aparecido unos “enemigos” que avanzan a toda pastilla entre dos ruedas o subidos en una especie de tabla de planchar. El Ayuntamiento parece ser que quiere tomar medidas sobre el particular para armonizar la vida urbana (recordemos que viene de urbanidad) de sus habitantes. Solo pretendemos que un ciclista en la calle Sierpes no nos estampe contra el escaparate de la Papelería Ferrer. Tampoco que un patinete en la calle Tetuán nos ponga un tobillo mirando a Brenes. Queremos seguir andando y divagando tranquilamente por la Ciudad de la Gracia. El problema es que la armonía ni está ni se le espera. Cada uno hace de su capa un sayo y se mueve a sus anchas entre el vacío y la nada. Dicen que los que no aparecen en la tele no existen. Podríamos añadir que parece ser que solo están vivos los que tienen siempre muchas prisas. Es triste vivir en una Ciudad hecha para la templanza y donde impera el reino de la aceleración. A este paso tendremos que salir a pasear con espejos retrovisores en las orejas. Tiempo al tiempo.

lunes, 5 de diciembre de 2022

Torre de arena


El pasado viernes casi de manera imperceptible y discreta (como a ella le gustaba vivir) volvieron a Sevilla los restos de la genial Marifé de Triana. Llegaban desde Torremolinos, su última residencia en vida, donde falleció un 16 de Febrero del 2013. Allí, en la Costa del Sol, la honraron en vida y la homenajearon tras su fallecimiento rotulando una Avenida con su nombre. Decir en Sevilla Marifé es decir Copla en el sentido más visceral y emotivo del término. Las Damas de la Copla (con Marifé al frente) fueron el refugio con un fuerte arraigo sentimental de muchas mujeres y de muchos homosexuales a los que por esta Tierra, de manera cariñosa, conocíamos como “los mariquitas”. Queda pendiente de desarrollar un estudio sociológico sobre la importancia de la Copla en estas personas que en esa época eran cruelmente perseguidas y a las que se le aplicaba la Ley de vagos y maleantes. Su único delito era haber nacido con unas determinadas inclinaciones sexuales. Cierro este paréntesis haciendo hincapié que también en el seno de algunas hermandades sevillanas fueron acogidos con grandes muestras de afecto y comprensión. La Copla, a qué negarlo, les supuso un antídoto contra el odio irracional que sufrían. Marifé, Marifé de Triana, fue el espejo donde poder mirarse para descubrir la verdad de este Arte parido y amamantado en Andalucía. Los restos de la gran Marifé de Triana ya reposan para la eternidad en el Cementerio sevillano de San Fernando. La reivindicación humana y artística de esta gran artista en sus últimos años en la Tierra tuvieron siempre como principal abanderado a Alfonso de Miguel. Con ellas, las despectivamente llamadas “folclóricas”, se fueron las emociones compartidas en el ámbito de la Cultura Popular de nuestras madres y abuelas. Alfonso Gamero “La Esmeralda” viajaba con Marifé para plancharles sus batas de cola. Nosotros, los hijos del agobio, siempre viajamos al pasado para no olvidar de donde venimos. Torre de arena plantada para siempre en ese Puente que une a Sevilla y Triana. Marifé, Marifé de Triana.

jueves, 1 de diciembre de 2022

La vida sigue igual



“Vivir es ir gastando los veranos. El consumo de vida se factura en julios y agostos”  (Aurora Luque)

Puede que sea verdad que la vida es esa cosa que vemos pasar sin darnos cuenta mientras estamos entretenidos analizando el pasado y programando el presente. Lo que si podemos dar fe con el paso de los años es que es algo que pasa rápido, tremendamente rápido. Siempre seremos un proyecto en vías de construcción. Que los sueños no se cumplan en su totalidad es algo que forma parte del ejercicio de vivir. Lo peor nunca será no verlos cumplidos; lo peor es cuando los sueños se convierten en pesadillas. Es cierto, absolutamente cierto, que todo se configura en el efímero campo de la niñez. Allí no existen los términos medios; o es un paraíso donde volver de manera reiterativa o un infierno donde intentar recordar se convierte en un ejercicio de masoquismo. Una infancia feliz siempre será un firme baluarte donde asentar tus años venideros. Si fue desgraciada se convierte en un pantano de tierras movedizas que al  pisarlo de nuevo te terminan hundiendo víctima eterna del pasado. Los recuerdos de mi infancia siempre han sido un canto a la felicidad y a la nostalgia bien gestionada. Crecer rodeado de cariño, muchísimo cariño, en unas duras circunstancias de posguerra realmente complicadas me supuso una armadura existencial donde poder relativizar lo malo y lo bueno. Vivir con los recuerdos se me antoja algo fundamental en esta difícil y hermosa batalla que es la vida. Cosa bien distinta es instalarnos sentimentalmente en el pasado para, inútilmente, poder sortear los avatares del presente. Los besos y abrazos que se nos escaparon por no saber darlos a tiempo se nos fueron con la brisa de la mañana. Mientras la salud te acompañe y en tu entorno afectivo  todo transcurra con normalidad siempre deberán prevalecer los proyectos a los recuerdos. Vivir por aquellos que ya no pueden se convierte en un supremo ejercicio de solidaridad existencial. Nuestra Sociedad desde tiempos ancestrales nunca supo digerir que la vida y la muerte son dos caras de una misma moneda. Hoy, más que nunca, vivimos instalados en la “cultura” de la falsa trascendencia. De manera permanente nos reivindicamos para que los demás nunca olviden la importancia de nuestras vidas. Es ahora y de manera inminente cuando debemos tender puentes para transitar hacia la bondad, la generosidad, la solidaridad y el afecto. No podemos tener una meta más ambiciosa que la de intentar ser una buena persona. Todo lo demás son abalorios que nos muestran por fuera (las formas) ocultando al que de verdad llevamos dentro (el fondo). La ética y la estética librando su inútil y quebradiza batalla. Todo queda contextualizado en la vida estacional de los árboles que nos enseñan en primavera el verdor de la rama renacida y en el otoño la hoja seca en el suelo. La vida y la muerte en clave de Naturaleza. La trascendencia solo se hará palpable en el corazón de los que bien nos quisieron. Más que volver a sentirnos niños convendría que conviviera con nosotros hasta el final de nuestros días. Cuando suenen las trompetas de Jericó será para proclamar que, de nuevo, la fortaleza de los buenos sentimientos permanece firme e inexpunable. La vida sigue igual.