Algunos amigos que saben el gran afecto que siento por mi Hermandad de
Pasión me reclaman (también desde el afecto) que debía manifestarme sobre el
espinoso asunto que padece actualmente esta querida Corporación del Jueves Santo
y, más concretamente, sobre la tardanza del psiquiatra sevillano, Javier
Criado, en renunciar a través de la dimisión de su cargo de Hermano Mayor.
Primero dejar perfectamente claro que, al amparo de la Constitución
española, la presunción de inocencia del ciudadano don Javier Criado Fernández
está fuera de toda duda. Igualmente las presuntas victimas que en un principio
fueron seis y ya superan la treintena también tienen perfecto derecho a
denunciar cuanto consideren oportuno. Serán los jueces, en definitiva, quienes
en función de los testimonios y las pruebas aportadas sean los que determinen la resolución de este doloroso asunto y que de
manera colateral tanto está afectando a la Hermandad de Pasión. Don Javier Criado Fernández
hace ya tiempo que tenía que haber presentado su dimisión y procurar que la Hermandad no ande de
boca en boca rulando por el país. Esto no conllevaría el asumir ninguna culpa
sino más bien todo lo contrario: salvaguardar el buen nombre de una Hermandad
por la que Javier Criado tanto ha hecho y luchado a lo largo de muchos años. El
silencio de la “Sevilla oficial” (la que Antonio Machado no quería ver ni en
pintura…”Sevilla sin sevillanos”)
ante este espinoso asunto ha sido clamoroso y se ha puesto en marcha la
maquinaria de los afectos incondicionales y la de los enemigos
irreconciliables. Dada mí condición de hermano de base de la Hermandad de Pasión
ignoro los mecanismos que tiene esta querida corporación para que esta dimisión
no se alargue más en el tiempo. No se puede ya argumentar que don Javier Criado
Fernández dimitirá cuando, caso de hacerlo, lo estime oportuno. Empieza a ser
ya muy tarde. Hace unos días un impresentable perteneciente a una organización
política a punto de desaparecer por el sumidero del estalinismo tachó a las
imágenes de nuestra Semana Santa de muñecos. ¿Qué se puede esperar de alguien que muestra
tal falta de respeto ante la fe de miles y miles de sevillanos y
sevillanas? Pero, no nos engañemos, la
munición a esta plebe se la estamos proporcionando nosotros con nuestro
pusilánime comportamiento. He dudado mucho antes de escribir estas líneas pues
nunca me gustó la figura de los oportunistas inquisidores ni tampoco el falso
corporativismo con olor a mirra e incienso.
Dejemos que la justicia siga su curso y no encendamos contra nadie las
antorchas que, algunas veces, terminan por quemar a sus portadores. Ser o no ser esa es la cuestión.
Juan Luis Franco – Jueves Día 23 de Julio del 2015