miércoles, 29 de abril de 2015

Campeón Liga 1935




Hoy hace exactamente ¡80 años! desde que el Betis consiguió su primer y único titulo de Liga. Aquella fue una generación de jugadores irrepetibles y a los que diezmó la cruenta Guerra in-Civil española. Fueron Historia viva de un Equipo donde los sentimientos siempre se ennoblecen con las muchas derrotas y se fortifican con las escasas victorias. El “Manque Pierda” nunca fue un grito conformista sino una manera elocuente de que lo importante era pelear cada partido dejando en el campo hasta la última gota de sudor. Ahora, 80 años después, el Betis de nuestros amores y desvelos está de tránsito por la Segunda División a escasos peldaños de subir de nuevo a donde le corresponde: la Primera División. Cada vez que una de nuestras imágenes devocionales cruza La Campana nos dejan visible un escudo y un cartel que nos lo recuerda: Peña Bética Cultural -Campeón 1935. Antes se decía que cuando un pobre comía jamón o estaba malo el pobre o estaba malo el jamón. El Betis sin dejar de ser lo que siempre fue ganó este titulo cuando España se preparaba para una contienda fraticida. Es como si se dijera: ahora o nunca. El Betis se comió del tirón el jamón del Campeonato antes que los poderosos le retiraron el plato a balazos. Ahora la Ciudad o al menos una parte considerable de ella celebra –o al menos debería hacerlo- estos 80 años de legado histórico.  Nuestro principal adversario y nunca nuestro enemigo están en puertas de disputar otra final europea. Sevilla, la Ciudad, necesita a sus dos Equipos vertebrados con las victorias propias y nunca con la alegría de las derrotas ajenas. El amor a unos colores es algo que ennoblece cuando van unido a la tradición y a los sentimientos.  Cuando surge, cosa tan frecuente, el fanatismo todo pierde su nobleza identitaria y se transforma en algo sumamente venenoso.  A que negarlo que son muchas las cosas que nos rodean más importantes que el fútbol. Esta Ciudad padece una situación social verdaderamente grave como para perderse en disquisiciones “peloteras”. Pero somos lo que somos gracias a una serie de elementos sentimentales. Por eso hoy, exactamente hoy 28 de Abril, cuando hace ¡80 años! que el Betis consiguió su titulo de Liga toca darle a un fraternal abrazo desde la eternidad a los que hicieron posible aquella gesta.  La diferencia es que antes lo Liga la podían ganar unos pocos y hoy es cosa de dos (Poderoso Caballero es Don Dinero). Si nos han robado la ética que no nos quiten también la estética.


Juan Luis Franco – Martes 28 de Abril del 2015

Relatos de la luna llena (1): El asentidor





El asentidor

  Cuando Leandro Pérez Cifuentes nació no se sabía bien que planeta reinaría pero debía ser uno extremadamente obediente. Fue un niño que se crió sin darle una mala noche a sus padres aunque, eso si, estaba suscrito a toda clase de enfermedades infantiles. Él las llevaba con monacal resignación y sus padres admirados ante tanto espíritu de sacrificio.  Era el menor de cuatro hermanos y el único varón de aquella camada criada para la vida y la obediencia en pleno corazón de la judería sevillana. Calle Verde que te quiero verde. Hizo la primera comunión en la Iglesia de Santa Cruz y fue el único, caso muy favorablemente comentado, que no se echó encima la taza de aquel engrudo marrón que llamaban chocolate Eso de que siempre lo señalaran positivamente como el ejemplo a seguir le sentaba como un tiro. Era el camino más corto para crearse enemigos en la vida. Cuando una madre le decía a su niño:”Aprende de Leandro” él ya sabía que su lista de enemistades tendría un nuevo “socio”.  Su infancia y juventud transcurrieron entre los estudios y los continuos recados que les hacía a sus padres y hermanas. Nunca respondía a nada con un no y, a pesar de que algunas veces estaba (con perdón) hasta los cojones, siempre callaba y obedecía las ordenes recibidas. Se licenció en la Facultad de Derecho con unas notas excelentes e hizo la mili como Alférez Provisional en el Regimiento Ligero Acorazado de Caballería Montesa-3 de Ceuta. Cada vez que un compañero de promoción y “ardores guerreros” tenía problemas él se ofrecía a hacerle la guardia pertinente. Siempre dispuesto para todo y para todos. A su vuelta se casó con Elena, su novia de  toda la vida. Cuando se casaron esta tuvo que tirarle del chaqué para que dijera el “Si quiero” pues ante la pregunta de rigor el cura no encontraba ninguna clase de respuesta. Siendo aún muy joven se “colocó” en  el Departamento de Estadística del Ayuntamiento sevillano. Allí su vida laboral transcurría entres sus obligaciones y las de aquellos que dejaban las suyas a medio hacer. Nunca le negaba un favor a nadie y todo le parecía bien. Tan solo una vez que se cogió un dedo al cerrar un cajón lo oyeron blasfemar acordándose del copón divino y no precisamente en términos místicos. Fue la comidilla del día en el Departamento pues nadie creía que Leandro fuera capaz de enfadarse por nada. Ver para creer: ¡Leandro blasfemando!

  No se le conocían más aficiones que la lectura de novelas de ciencia-ficción y la construcción de barcos en miniatura. Un día alguien le preguntó si era bético o sevillista y le contestó creando un nuevo término sevillano: “Soy betillista”. Fervoroso hermano, por tradición familiar, de San Esteban salía cada Martes Santo portando alguna insignia que no encontraba acople en ningún hombro. Siempre algún cofrade listillo  decía: “No preocuparos que ya se lo digo yo a Leandro”.

  Entre sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y conocidos en general Leandro (el bueno de Leandro lo llamaban) gozaba de una gran consideración. Era un hombre muy poco hablador y casi siempre dispuesto a escuchar con suma atención a sus interlocutores.  Cuando se expresaba siempre lo hacía asintiendo con un escueto…“Tienes mucha razón”; “Es verdad lo que dices” o “Menos mal que tú te has dado cuenta”.  Escuchaba las mayores tonterías o sandeces mirando fijamente a los ojos de su interlocutor y mostrando una profunda atención como si quien le hablara fuera el mismísimo Séneca. Esto, dado que vivía en un mundo de falsos figurones, le había hecho granjearse el aprecio de propios y extraños.
 No era fácil encontrar hoy en día a alguien que supiera escuchar (aunque fueran una sarta de gilipolleces). Elena, su santa esposa presumía de su, no menos, santo esposo. Sus hijos de tener un padre comprensivo y poco proclive a innecesarias reprimendas. Leandro era la mesura personificada.

   Sus compañeros de trabajo siempre lo veían como la persona en la que, aparte de confiar ciegamente, se podía “utilizar” para cualquier menester. Sus amigos y vecinos lo tenían siempre a mano como un eficaz “paño de lágrimas” donde poder descargar adrenalina y frustraciones. Nunca se quejaba de nada ni de nadie y siempre mostraba una sonrisa beatifica ante los problemas de los demás.

   Cuando estaba a punto de cumplir los sesenta años de edad una cruel enfermedad lo derrotó en muy pocos meses. En ese tiempo nadie, salvo sus familiares más cercanos, fue a visitarlo. Eso si, el día que una cerilla lo terminaría convirtiendo en un montón de cenizas metidas en un tarro ovalado estuvieron allí casi todos.

   Las apariencias son las apariencias. Justo cuando su esposa recogía lo que el fuego purificador había dejado de él su hijo mayor se sacó una nota del bolsillo de su chaqueta. La había escrito el finado con el firme deseo de que se leyera en aquel preciso momento. Decía así: “Mis queridos amigos, compañeros de trabajo, vecinos y conocidos en general, antes de que “rompáis fila” y os vayáis todos a vuestra ocupaciones cotidianas no quiero dejar pasar esta última ocasión para deciros que sois todos una partida de impresentables. Os seguí la corriente para no perder el tiempo contestando a  vuestras miserias y sandeces. Ahora que ¡por fin! puedo contestaros libremente solo se me ocurre deciros, antes de que os disolváis, una única cosa: ¡iros  todos a tomar por culo!”. Se hizo entre los presentes un silencio (nunca mejor dicho) sepulcral mientras, Elena su viuda y sus tres hijos, emprendían sin decir adiós el camino de vuelta a casa.  El asentidor, aunque fuera por una sola vez en su vida, había dado una nota desafinada pero necesaria. Nunca es tarde para casi nada. Corrían (siempre han corrido) malos tiempos para los prudentes.



Juan Luis Franco – Miércoles Día 29 de Abril del 2015

lunes, 27 de abril de 2015

Todo pasa





“Te llaman porvenir
porque no vienes nunca”
- Ángel González -

Lo decía don Antonio (Machado) y, como en tantas cosas, tenía más razón que un santo….”Todo pasa y todo queda / pero lo nuestro es pasar / pasar haciendo caminos / caminos sobre la mar”.  Pasa un nuevo Abril y se lleva con él recuerdos semasanteros y feriantes que ya forman parte de la historia sentimental de cada uno. Lo esperado por bueno y gozoso es breve como todo lo bello y feliz de la existencia humana. Lamentablemente solo la pena permanece anclada en el puerto de la desesperanza. Vivimos permanentemente instalados en las largas esperas. La vida es una Estación de tren donde siempre esperamos ver acercarse el nuestro desde la distancia.  Decimos preso de los nervios… “Ahí llega, ahí viene, ese es el nuestro….” Al final, no pocas veces, pasa de largo y otras se para el tiempo justo de poder subirnos sin poder decir ni un adiós. Hoy todo se programa de antemano y con mucha antelación. Desde las vacaciones (quien todavía pueda cogerlas) hasta los encuentros con los amigos. Todo queda reflejado en una agenda implacable que nos priva, no pocas veces, del sosiego y la necesaria reflexión. Quedas con un querido amigo al que hacia tiempo que no veías y, en la segunda copa, ya te está diciendo que siente tener que marcharse pero que ha quedado con el cuñado para pasar la ITV del coche. La mecánica al poder.  La Filosofía tiene la noble finalidad de descifrar las claves del tránsito de la existencia humana. Las tres preguntas fundamentales: ¿De donde venimos?, ¿Para qué estamos aquí? Y ¿Dónde iremos después de que esto acabe? Otros pasaron, nosotros pasaremos y los que nos precedan también pasarán.  Dejar una huella noble, decente, solidaria y culta de nuestro paso debe –o debía ser- nuestra tarea primordial.  Se va Abril y, permitirme la licencia, afronto su marcha desde la melancolía de los gozos compartidos. Gracias a Dios siempre le precede Mayo. Y eso, a que negarlo, ya son flores mayores.  El mes donde nacieron mi hija Alicia y mi nieta Lola siempre será para mí el mes de todos los meses.


Juan Luis Franco – Lunes Día 27 de Abril del 2015

domingo, 26 de abril de 2015

Roma y Sevilla





Parece que fue ayer cuando corté la primera hoja del almanaque de Pasión del año 2015 y ya estamos inmersos en el último domingo de Abril.  Aquel día, ya tan lejano en el tiempo y con tantos aconteceres vividos en lo sentimental, colgué el almanaque del Señor de Pasión en el sitio donde, el día antes, estaba colgado el correspondiente al año 2014. Mientras me entretenía en tan nobles menesteres esperaba el ansiado comienzo en TVE del “Concierto de Año Nuevo” desde Viena. Afortunadamente estos cuatro meses han transcurrido sin sobresaltos en lo sentimental y con un claro convencimiento de que en lo político las sorpresas están muy cercanas. Lejos, muy lejos quedaron ya los fríos días invernales. El tiempo se mide por minutos, días, meses, años y, fundamentalmente, por los momentos sentimentales de cada existencia humana. Estoy cada día más convencido de que si existen dos ciudades eternas y atemporales son Roma y Sevilla. Ambas tienen un basamento histórico imperecedero, un presente lleno de luces y sombras y un futuro que siempre se presume esplendoroso. En ambas siempre se cita su magnificencia del pasado y su prometedor futuro obviando el presente. Sevilla es una ciudad que siempre se supo mover en un cúmulo de contradicciones. No debe ser fácil para una “mujer tan guapa, culta y radiante” tener tantos pretendientes ramplones y vulgares. Hoy, último domingo del mes de Abril, la Ciudad se nos muestra espléndida e ilusionada cual mocita casadera. Son días donde, a los viandantes, la calle nos reclama desde hora muy temprana. A ciertas edades cada nuevo amanecer es un regalo de Dios y los de finales de Abril son especialmente esplendorosos. Todavía el calor inmisericorde tardará un tiempo en llegarnos. Vencido definitivamente el frío y sin sufrir todavía el pegajoso abrazo de la canícula toca vivir plenamente la calle.  Una Sevilla romana o una Roma sevillana para darle sentido a casi todo.


Juan Luis Franco – Domingo Día 26 de Abril del 2015

viernes, 24 de abril de 2015

La Cañada



Suena la guitarra de Paco en esta hermosa y luminosa tarde de farolillos, capotes toreros y volantes. Suenan los primeros acordes de “La Cañada” y es de esos días donde todo cobra –o al menos debía cobrar- sentido en la primavera sevillana. Los servicios informativos –valga la redundancia- nos informan que el mar se abre inmisericorde para tragarse por cientos a los más pobres entre los pobres. Aquellos que, por no tener, no tienen ni una patria que los defienda, ni un Dios que los ampare y, tampoco, una casa donde cobijarse. Los ricos desde sus despachos discuten que medidas tomar para seguir haciéndole falsos y desgarrados trajes a la pobreza más extrema. Un Francisco nacido en Argentina clama al cielo contra los desmanes de los poderosos. Nadie parece querer escucharlo como tampoco escucharon al que llegó hace ya dos mil años. Otro Francisco, Paco entre los Pacos,  parido por una portuguesa y oriundo de la Baja Andalucía nos hace soñar con los tremoles de su inmortal sonanta. Lo escuchamos desde el recogimiento y el fervor de las almas agradecidas ante tanta belleza musical. Gracias a estos pequeños artilugios que se mueven deslizando un dedo se que ahora mis nietos están en una caseta apoyados en su barandilla. Están, aplicando su inquietud de ilusionados niños, viendo pasar los caballos del Real. “Pasa caballo cartujo / que en tu grupa va sentada / lo que aquí llaman embrujo”. Ya sabemos que por esta amada y maltratada Piel de Toro los ladrones de guante blanco y conciencia negra son legión. Se instalan con el dinero ajeno en el lujo más obsceno y desmedido mientras que muchos niños de “su” país se mueren de hambre. Hoy le han dado el Cervantes a Juan Goytisolo uno de los grandes, muy grandes, escritores de lengua hispana.  Mi amigo Cristóbal, el farmacéutico del Barrio, me da un eficaz remedio para los males de las vías respiratorias altas (mi médico me había recetado que tomara tres caramelos diarios).  Anda ve y dile al maestro / que te ha enseñao  a querer / que te devuelva el dinero / que no te ha enseñao bien”.  Suena Paco y estoy convencido que después del Cid Campeador nadie ganó más batallas después de muerto. Fran Silva hace guardia esta tarde junto al Señor de la Pasión y es difícil imaginar una vigilancia más placentera. Suena armoniosa la guitarra de Paco. Dios asiente con la cabeza y dice para sus adentros: “Esa es la música que yo soñé para Andalucía”. La armonía encuadrada en los encajes de las olas que se orillan.

La tarde empieza a flaquear mientras a lo lejos las luces del Aljarafe empiezan a mostrar el esplendor de los atardeceres de esta tierra. Suena Paco y “La Cañada” es un sendero luminoso que me lleva en volandas por los mares de los sueños. “Mírala cara a cara que es la primera”.  La primera, la segunda, la tercera y la cuarta.  La belleza sevillana mejor por partida cuádruple.


Juan Luis Franco – Jueves Día 23 de Abril del 2015