jueves, 20 de abril de 2023

Puerta de la sabiduría

Es engañoso pensar que, por si solo, el paso de los años lleva aparejado un gran pozo de sabiduría. Quien a los 30 años de edad no le ha cogido la onda al ejercicio de vivir difícilmente se habrá enterado a los 60. La sabiduría no es un proceso natural que, sin más aditamentos, se acumula con el paso de los años. Quien con 40 años de edad es un fiel súbdito del Reino de la estupidez difícilmente será un sabio cuando cumpla los 80. El mundo de los mayores se contextualiza por lo que entendemos una irracional generalización. En esta franja de edad casi nunca se separa al individuo del colectivo generacional. Hablamos de los mayores como entes abstractos donde todos funcionan y se manifiestan de la misma manera. Con una persona con la que no tenías nada en común en tu juventud ahora, como por arte de magia, ya sois almas gemelas en la vejez. Esta es una Sociedad donde impera el liberalismo más salvaje y, de manera inmisericorde, manda la Ley del tanto tienes tanto vales. Siempre se suele valorar a las personas en su doble condición de productores-consumidores y en esa valoración  los mayores se quedan fuera de juego. La Puerta de la Sabiduría solo la pueden abrir aquellos y aquellas que asumen que el ejercicio de pensar les resulta imprescindible y que vivir es aprender en el día a día  de cuanto acontece en nuestro mundo. Ver para saber y saber para vivir. Hoy ya nadie sabría explicar que entendemos por un intelectual. Nos resulta mas cómodo dar por buenas las falsas noticias que nos llegan antes que someterlas al filtro del rigor y la objetividad. La comodidad (real o impostada) como el eje vertebrador de nuestras vidas. La Puerta de la Sabiduría cerrada a cal y canto por la sinrazón, el populismo y los dogmáticos de manual.  

miércoles, 12 de abril de 2023

Entrar al trapo


“Carretero tú no sufras caminito del Rocío, por qué la Blanca Paloma  aliviará los dolores de tu cuerpo dolorío”

Entrar al trapo. Es lo que ocurre a mitad de la faena de muleta en una Corrida de Toros. El toro ya está cansado de tanto embestir y dar cornadas al aire. El torero quiere redondear la faena y pretende que el toro siga embistiendo. El toro duda de si no sería mejor mansear y, cosa que ignora, tener alguna posibilidad de que lo devuelvan al Corral. El torero utiliza su inteligencia y pone todo de su parte para que esto no ocurra. Baja la muleta y la pone muy cerca del hocico del toro. La bambolea suavemente y así consigue que el toro, asumiendo su noble naturaleza, vuelva a embestir. A eso se le llama entrar al trapo. Viene a cuento esta breve introducción taurina para hacer paralelismo con la canallada perpetrada desde TV3 mofándose de la Virgen del Rocío. Quede claro que nunca en mi vida fuí al Rocío y por ende no me considero rociero. Aunque estos ataques catalanistas se producen contra el conjunto de los andaluces a los  que nos duele el profundo desprecio a las costumbres y sentimientos de nuestra tierra.  Estas situaciones  que solo pretenden como objetivo herir el alma de los andaluces (creyentes y ateos) tienen como objetivo final conseguir una respuesta contundente de entidades (sociales y/o religiosas) de nuestra maltratada tierra. Estos fanáticos/facciosos de manual son cualquier cosa menos estúpidos. Saben que si sus propuestas televisivas fueran conocidas tan solo por su talento estarían irremediablemente destinadas al fondo del cubo de la basura. Buscan de manera intencionada la provocación y así tener asegurada una enorme publicidad a escala nacional. En este malévolo juego nuestra tarea (para los interese de ellos) es que entremos al trapo. No olvidemos constatar que TV3 es una cadena de televisión publica que se mantiene gracias a los impuestos de todos los catalanes (independiente de la ideología o el credo religioso de cada uno). No pecaremos de ingenuos pues sabemos con absoluta certeza que TV3 es un frente propagandístico al servicio del independentismo catalán. Taparon el 3% que tan acertadamente denunció el socialista Pasqual Maragall pues para ellos la verdadera libertad de expresión consiste en mofarse cruelmente de los sentimientos de muchos andaluces. Al trapo, siempre terminamos entrando al trapo. Estos son malos tiempos para los que nos hacemos viejos pretendiendo no dejar de ser socialistas. Vemos con perplejidad como nuestro Gobierno se pliega a los intereses de esta pandilla llegando incluso a legislar a favor de sus ensoñaciones independentistas. Es muy difícil de asimilar ver en el Parlamento español como un “orador”, con pinta de macarra de discoteca, amenaza con tumbar nuestro costoso y sufrido proceso democrático. Nuestra respuesta a estos malévolos ataques siempre debería ser la indiferencia y nuestro mas absoluto desprecio. Al final siempre entramos al trapo y le damos en bandeja lo que venían buscando: la publicidad gratuita. Una prueba evidente son estas líneas que les dedico entrando clamorosamente al trapo. Media hora perdida en detrimento de la lectura. Lo de siempre: entrar al trapo.