lunes, 31 de enero de 2011

¿Abrefácil¿, y un c…….



Acudo a Internet y entro en las páginas de la RAE. Pretendo en definitiva, y antes de “columpiarme”, asesorarme de como define nuestra docta y sabia Academia de la Lengua la palabra “abrefácil”. Dice lo siguiente: “Sistema de apertura fácil incorporado a las tapas de algunos envases herméticos”. Leo con detenimiento esta oportuna explicación y la misma no hace más que aumentar mi preocupación. Vale que sea un “Sistema de apertura incorporado a las tapas de algunos envases herméticos”, pero ¿fácil?; ¿qué entiende nuestra Real Academia por fácil?

En la actualidad vivo solo sin más compañía que mi tortuga “Pastori” (como ahora está invernando es como si no estuviera). Tengo como única dolencia crónica una “Artrosis nodular erosiva”; vamos que tengo las manos chungas para jugar al Tenis, y tampoco podré “aplaudir” la salida del actual Alcalde. Es una satisfacción que no me ganase la vida tocando el piano pues estaría pasando más hambre que un sacristán en China. Tengo días buenos y otros regulares pero me defiendo sin demasiados problemas.

Como es fácil de suponer una gran parte de mi alimentación gira en torno a envases encuadrados dentro del grupo de los “abrefácil”. Latas y tetrabrick se configuran como los mayores y más asiduos visitantes de mi frigorífico. Pues bien, si no fuera por un sano ejercicio de pudor, relataría con pelos y señales (la de los cortes en las manos) mis andanzas y desventuras con tan hostiles artilugios.

Las latas de conservas traen una especie de argolla y se supone que con un leve tirón, las anchoas o el bonito en escabeche, estarán prestos para pasar al plato. Pues no, de eso nada. Se abren con facilidad hasta la mitad y luego tienes dos opciones: hacer pesas en un gimnasio cercano o irte a vivir cerca de Schwarzeneggr. Como me quedaba el más difícil todavía, se me ocurrió la semana pasada comprar una lata de hueva y esto ya fue el disloque padre. Había que levantar primero la argollita, luego darle un medio giro a la izquierda y otro a la derecha. Por último darle un suave tironcito hacia arriba y ya está. ¿Qué ya está?, y un ca…. Terminé usando un primitivo abrelatas por la trasera de la lata, y jurándome a mí mismo que cuando quisiera hueva me iba a Sanlúcar a comerlas en cualquier bar.

La puntilla me la dio un salchichón curado y finito que compré hace unos días en la Plaza de la Encarnación. No había manera de quitarle el pellejito y estuve a punto de llevarlo al Virgen del Rocío y que le hicieran la fimosis. No creo que sea buena cosa abusar de los que formamos el grupo de los irremediablemente torpes. Torpes y mancos que no es cuestión baladí. Hombre, una ayudita por caridad, que no todo va a ser darles facilidades a los que abren los cajones en algunas entidades oficiales. Bien está que los productos estén herméticamente cerrados, pero joé, yo pretendo comerme lo de su interior y no mantener con ellos una lucha greco-romana. Ya es que prefiero antes de que me regalen una lata de 1 kilo de caballa de Tarifa que me den una sardina arenque. Me apestarán las manos pero me la comeré en paz y armonía. ¡Estoy como para que me regalen un jamón y tener que cortarlo yo solo! Al final lo caro sale barato: cortado al corte pero listo para saborearlo. Abrefácil, abrefácil…… ¡menos lobos caperucita!

domingo, 30 de enero de 2011

Entre cristianos anda el juego


Suerte, enorme suerte, es la que tenemos los aficionados al buen fútbol de que los dos mejores futbolistas de la actualidad militen en la Liga española. Son jóvenes, rabiosamente jóvenes, y esto no ha sido óbice, para que ambos hayan saboreado ya las dulces mieles del triunfo en sus exitosos carrerones futboleros.
Son distintos en las formas pero quizás coincidentes en el fondo. Piensan y desarrollan, a una velocidad vertiginosa, extraordinarias jugadas que, no pocas veces, terminan en el fondo de las redes contrarias. Sus perfiles fuera de la cancha son claramente divergentes y, en ese terreno, sería misión imposible buscarles afinidades. A ambos les une, aparte de sus excelsas cualidades futbolísticas, un sentido cristiano de la existencia. Los dos desarrollan una ingente tarea en beneficio de los más desfavorecidos, la misma que muchas veces –fundamentalmente en el caso de uno de ellos- queda disimulada por una vida cuyas formas entran de lleno en el lujo y la ostentación (los “periodistas” del corazón se han llevado un gran chasco, pues el “gran juerguista”, al que pensaban sacar mucho jugo, lleva una vida monacal en la Villa y Corte. Todavía –y toquemos “madeira”- desde que llegó a los madriles no le han pillado en un renuncio).

Sobra decir a estas alturas que me estoy refiriendo a Cristiano Ronaldo y a Leo Messi. Máximas figuras del Madrid y Barcelona, respectivamente y, que han conseguido sin pretenderlo que la Liga española tenga dos velocidades: la de ellos y la de los demás equipos (si el Betis consigue -¡al fin!- subir a Primera ya esto sería cosa de tres). Ambos proceden de familias trabajadoras y sus orígenes se configuran en humildes barrios obreros. Explotaron muy jóvenes para la galaxia pelotera y ahí presumimos que estarán –afortunadamente- algunos años más.

Lionel Andrés Messi, Leo Messi, nació en Rosario (Argentina) un 24 de junio de 1987. De niño ya deslumbraba con las habilidades que mostraba su zurda de oro. Sus padres estaban ciertamente preocupados, pues observaban que el niño Leo no tenía un crecimiento acorde con su edad (todo como consecuencia de una enfermedad hormonal). Cruzaron el charco y arribaron en Barcelona (donde ya tenían noticias de las habilidades de este niño argentino de 13 años de edad). Siguió un riguroso tratamiento médico a la par que se formaba en la Masía como futbolista y como persona. Luego lo demás es conocido por todos los amantes al fútbol. Debuta con 16 años ante el Español en partido oficial (el jugador en hacerlo más joven en la Historia del F.C. Barcelona). Sus logros son increíbles en un jugador tan joven, habiendo conquistado a nivel personal y de club todo lo habido y por haber. Si su trayectoria no la corta algún “tuercebotas” de turno, creo que estamos ante el mejor jugador de la Historia del Fútbol. Tiempo al tiempo.
El portugués nació en Funchal, Madeira, un 5 de febrero de 1985. Llegó con 16 años al Sporting de Lisboa causando la admiración y el asombro por su vertiginosa velocidad y su pegada de balón. El Manchester United se fija en él y lo contrata cuando contaba 18 años de edad. Los éxitos y los goles que consigue son estratosféricos a titulo individual, quedándole algunas aristas pendientes en lo colectivo. Hace un par de años aterrizó en el Real Madrid (el Equipo para el que estaba predestinado), y sigue marcando goles a pares –y a veces a trío- para deleite de los aficionados merengues. Este año puede –y debe- ser el suyo a la hora de conquistar títulos (siempre, eso si, contando con don Leo).
El fútbol, el buen fútbol, tiene la suerte que estos dos “monstruos” hayan coincidido en la ecuación espacio-tiempo. En ellos toma cuerpo y forma el fútbol-arte. Nacieron para seducirnos con sus rápidas y majestuosas maniobras. Uno, el argentino enfila la puerta contraria como si lo estuvieran persiguiendo todos los municipales de su Rosario natal. Tiene poco tiempo para maniobrar y a la par que huye de la pobreza, también lo hace de todos los dictadores latinoamericanos. Debe darse prisa en terminar la jugada antes de que llegue el niño-rico dueño del balón y se lo reclame.

El portugués corre que se las pela por la banda con el balón cosido al pié. Trata de zafarse de las redes de los pescadores de su hermosa Madeira natal. Solo tiene en la mente una sola red: la del marco contrario. Piensa en su difícil niñez junto a sus padres y sus tres hermanos y sabe, bien que lo sabe, que en terminar las jugadas en gol está la clave para abandonar definitivamente la miseria.

Niños descalzos del ayer distrayendo al hambre con partidillos callejeros interminables y, en un presente deslumbrante, primerisimas figuras del deporte del balompié. Muito obrigado y gracias pibe es lo menos que podemos deciros los buenos aficionados españoles.

viernes, 28 de enero de 2011

Hizo la trampa

Nuestras vidas desde el mismo momento de nuestro nacimiento están reguladas por normas, estatutos, reglas,……leyes en definitiva. No inventamos nada pues resulta evidente que las mismas ya empezaron a funcionar desde nuestra más primitiva prehistoria. No era plan de que quien cazaba más de un mamut no estuviera dispuesto a compartirlo, y a no pagar un plus de almacenamiento en la cueva. Luego la civilización griega y, fundamentalmente la romana, marcaron un conjunto de leyes proclives –siempre en teoría- a potenciar una prospera y civilizada convivencia ciudadana. Con el rodar de la rueda de los tiempos las leyes se han inclinado muchas veces –quizás demasiadas- en favorecer los intereses de minorías muy cualificadas y tendentes al abuso y a la “mangancia”. Teóricamente las leyes en dictaduras –de todo signo- se establecen para perpetuar en el poder a la clase dirigente y, prioritariamente, buscando el frenar por todos los medios los aires de libertad. El pueblo era un sujeto pasivo a la hora de confeccionarlas y poca, o ninguna, posibilidad tenía de participar en la elaboración de las mismas. Solo podía combatirlas desde la clandestinidad. En los sistemas donde impera la democracia las cosas ya deben –o mejor debían- de funcionar de forma bien distinta. Las leyes consideradas injustas u obsoletas pueden ser modificadas mediante la presión ciudadana o, sustituyendo a través del voto, a aquellos que tienen la obligación de legislarlas: creándolas o cambiándolas.

Viene todo esto a cuento a raíz de una Ley recientemente aprobada y, que como era previsible, ha sufrido un cierto rechazo por una parte –mínima- de la población: la Ley antitabaco. Vaya por delante que un servidor no ha fumado en ninguna etapa de su existencia, aunque por distintos motivos siempre he asumido mi condición de fumador pasivo (mi padre, compañeros de trabajos e íntimos amigos fumaron –y fuman- más que el indio Jerónimo). Creo sinceramente que esta Ley contra el “fumeque” en establecimientos públicos es justa y necesaria, aunque posiblemente se podrían haber marcado algunos territorios más para los fumadores, evitando con ello que se sintieran perseguidos cual ratón ante una jauría de gatos hambrientos. Por ejemplo, en aquellos restaurantes que ya existieran zonas para fumadores deberían permanecer activas. Estos empresarios han efectuado una fuerte inversión y ahora ven que ha sido dinero tirado a la basura. La cuestión es que no se hicieron bien las cosas desde primera hora –leyes made in Spain-, y ahora pagan (nunca mejor dicho) justos por pecadores.

La gente es mayoritariamente sensata y esta Ley no ha provocado esos fuertes conatos de desobediencia civil que anunciaban los agoreros. Todo el mundo asume que es necesaria y buena para la salud de la gente. ¿Qué existen minorías de fumadores y empresarios que se sienten perjudicados? Resulta más que evidente, pero no llegará la sangre al río. Ni tendrán que cerrar muchos de los pequeños establecimientos de hostelería, ni los fumadores se subirán por las paredes. Todo se someterá al noble ejercicio del reciclaje y aquí paz y después humo (pero eso sí en la calle o en la casa de cada uno). O las leyes nos cambian o las cambiamos nosotros a ellas. No hay término medio. Lo curioso es, y dada la legión de andantes fumadores que pululan ahora por las calles, que tendremos que refugiarnos en algún bar o taberna huyendo del humo. Terminaremos borrachos, pero eso si, impolutos del olor a tabaco que Colón nos trajo de América. Con los pulmones limpios pero con incipientes cirrosis hepáticas.

miércoles, 26 de enero de 2011

La letra (flamenca) con sangre entra ( y II )




Retomamos en este Toma de Horas el apasionante tema de las letras en el Flamenco. Este poemario flamenco sentencioso y filosóficamente popular daría para varios Toma de Horas, pero no es mi intención abundar sobre un tema que, donde realmente alcanza su máximo esplendor, es en la voz de quien lo expresa cantando. Las letras se escribieron para ser cantadas y no para ser contadas.

Existen grandes, grandísimos poetas, que arañaban las paredes del alma con su poesía y que, posiblemente sin pretenderlo, llevaban prendida en su rima el alma alada de lo secularmente flamenco. García Lorca, Machado, Cernuda, Villalón, Sánchez Mejías, Montesinos, Alberti, Pemán o incluso el Poeta de Orihuela. Miguel Hernández, suenan flamenco cuando se leen, y muchos de sus poemas piden a voces –mejor a quejíos- que se hagan carne viva a través del Cante.

De todas formas, y rindiendo pleitesía a los grandes letristas del Flamenco, creo que dos de sus cimas más importantes han estado en la pluma y la sensibilidad del “malo” de los Machado, don Manuel y, en el Poeta de la Puebla de Cazalla, don Francisco Moreno Galván. Escribían para el Cante y siempre desde el profundo conocimiento-sentimiento de sus raíces más ancestrales. Ambos son ejemplos paradigmáticos de que el Cante no conoce fronteras políticas: uno era franquista y el otro, comunista converso y confeso. Mezclen las letras y difícilmente apreciarán la ideología de quien las escribe.

Como no es oro todo lo que reluce, reseñamos una parte de la literatura poética flamenca claramente machista, y con claras connotaciones de eso que hoy se llama “violencia de género”.

Por ejemplo:

Tiene una maña,
Tiene una maña,
Cuando te “endiño” (pego)
Llama a la guardia.

Otra:

Cuando me ves por la calle
Y echas la cara pa trá;
Gana me dan de volverme
Y darte una puñalá.

La ultima:

Caballo que se desboca
Lo sujeta un buen jinete;
La mujé que sale loca
No hay hombre que la “sujete”,
Desgraciao del que le toca.
De todas formas no debemos olvidar que hablamos de una época donde el machismo imperaba en todos los órdenes de la vida. El Flamenco no podía dejar de expresar, en algunas de sus letras, una situación de despótica dominación “varonil”, donde la mujer solo contaba para la cocina, la cama y la briega con los hijos. El Cine de los años cuarenta, cincuenta y sesenta esta plagado de películas de claro contenido sexista –asumido desde su ignorancia por la mayoría de las mujeres-, y donde estas asumían de buen grado el dominio absoluto de los primates (claramente significativa la película “El Gran Maclinctok” de Andrew V.Maclaglen (1963), donde John Wayne cortaba los aires de libertad de Maureen O’Hara con una “zurra” en el culo).

Afortunadamente en la actualidad el mundo del Flamenco cuenta con excelentes letristas, y existe una garantía plena de que la calidad de sus letras siga emocionándonos. Fundamentalmente cuando cobren vida en la Soleá, la Siguiriya, el Fandango o los Tangos. Por el puerto de Triana anda atracado uno, don Ángel Vela Nieto, que puede conmovernos a poco que se lo proponga. Depende de los cantaores el ir con sus cantaros de agua a las fuentes flamencas desperdigadas y olvidadas en la serranía del Arte Jondo. Letra flamenca o un corto discurso literario para un amplio y sentido recorrido sentimental. De donde vengo, adonde voy y que motivo me trae, todo, absolutamente todo, expresado en tres líneas:

Vengo de la Marismilla
A comprá un jaca torda
En la Feria de Sevilla.

lunes, 24 de enero de 2011

Cultura o el alimento para el espítitu



“El año que es abundante en poesía suele serlo de hambre” -Cervantes-

Recuerdo un recital, un más que excelente recital de Flamenco, que el cantaor onubense Arcángel dio el pasado verano en el Patio de la Diputación sevillana. Al comienzo del mismo y dentro de su salutación rogó –con muy buen criterio- a los asistentes que, en tiempos de crisis, no releguemos a la Cultura a los últimos puestos de las necesidades vitales. Bien está que uno de los más grandes artistas del Flamenco actual nos recuerde lo que debía resultarnos obvio: lo cultural como alimento del alma.

El aire, el agua, la comida, el afecto y la cultura debían configurar la enredadera donde poder atarnos en nuestra terrena etapa existencial. Ninguno de estos elementos les puede ser ninguneado a los seres humanos. Se trata de posibilitar que la vida no tenga un plus añadido de orfandad cultural. Los posicionamientos ideológicos, sociales o espirituales son patrimonio individual e intransferible de cada persona. La capacidad de pensar, sentir y actuar, debe –o debía- complementarse con la de soñar y crecer -humana y espiritualmente- a través de la Cultura. Insisto: la misma nunca puede ser algo secundario y fácilmente prescindible. Quedaríamos a merced del continente en detrimento del contenido.

Colaboro desde hace unos años en el Área de Flamenco de Pasarela en tareas de producción, y he podido constatar en primera persona, las dificultades y el alto costo que implica sacar un nuevo producto discográfico al mercado. Se está trabajando últimamente con escasísimos márgenes de rentabilidad, y padeciendo los atropellos –permitidos por nuestros gobernantes- que se producen vía Internet o con los “Top manta” (valga como ejemplo el constatar que la película “Avatar” ha sobrepasado en Internet los 17.000.000 de descargas). Poner por ejemplo en las tiendas un cd + dvd + libreto, todo por un precio de nueve euros, para que encima no se venda es absolutamente frustrante. El mundo de la Cultura no solo lo configuran sus imprescindibles creadores, sino que en torno al mismo trabajan cientos de miles de personas en los distintos confines de la Tierra. Cine, Teatro, Música y Literatura como los cuatro jinetes del entretenimiento más productivo. Los Ayuntamientos socialistas presumen de su condición socialdemócrata y, por ende, priorizan los factores educativos de los ciudadanos. Que hayan recortado drásticamente las ayudas para el desarrollo de lo genuinamente cultural, es entrar, una vez más, en el pantanoso terreno de las contradicciones. Si se trata de ahorrar, que eliminen coches oficiales, móviles, comidas varias y otras prebendas que hacen sonrojarse en su tumba al mismísimo Pablo Iglesias. Como doy por hecho la incuestionable honradez de la mayoría de los políticos el tema de la “mangoleta” prefiero obviarlo.
No hablemos solo –además no es verdad- de que la Cultura sale cara. Hablemos más bien de no relegarla al terreno de lo fácilmente prescindible. Doy fe como visitante habitual del Mercadillo del Jueves, que en el mismo se encuentran músicas, revistas y libros a precios irrisorios. Los Grandes Almacenes y los Kioscos de Prensa ofrecen productos culturales a precios realmente módicos. Los Cines y los Teatros ofrecen ofertas en su programación como para tenerlas en cuenta. Al final todo se reduce a que no pasemos de la Cultura, pues ella –si de verdad nosotros la amamos y necesitamos- nunca pasará de nosotros.

domingo, 23 de enero de 2011

La cuesta de Enero, de Febrero, de Marzo, de……



Los días van pasando de manera lenta o vertiginosa (según cada caso en particular) y ya, de manera imparable, el inquietante 2011 va a rendir cuentas con su primera cita mensual con el almanaque. Muy lejano nos parece cuando hace muy pocos días nos deseábamos paz, felicidad y prosperidad para encarar, con el ánimo renovado, tiempos tan difíciles como los que nos esperan. El primer día del año nos amaneció con una serie de subidas de elementos de primera necesidad que, según argumenta este Gobierno que nos ha tocado en “suerte”, son medidas impopulares pero absolutamente necesarias. Como síntoma inequívoco de en manos de quien estamos, ahí quedarán para la posteridad las declaraciones del Ministro Sebastián, comparando la subida de la “luz” (casi un 10%) con lo que representa un modesto y necesario café. Sobran comentarios o, posiblemente, sobren algunos de estos políticos “socialistas” de cartón piedra. Se van a recortar más prestaciones sociales que a la postre dan sentido a la socialdemocracia y que, en la actualidad, ha sido enterrada tras una cortina de humo (de puro habano en restaurante de postín). ¡A cualquier cosa se le llama hoy día ser socialdemócrata! ¿No cree usted que estoy en lo cierto señor Griñán?

En los próximos meses es más que previsible que se produzcan cambios políticos en nuestra vida cotidiana de sevillanos, andaluces y españoles. ¿Será para mejor? Sinceramente y dada mi militancia actual en el resbaladizo terreno de los escépticos no lo tengo nada claro. La primera cita a la que estamos convocados será en Mayo para las municipales y, la misma, entiendo que es cualquier cosa menos irrelevante. “Ajolá” que Zoido o Espadas consigan la mayoría absoluta y no tengan cortapisas para aplicar –o al menos intentar- su programa electoral. Líbrenos Dios de las incorporaciones, vía Pactos, de oportunistas y demagogos, siempre esperando que les llamen a la puerta para mostrar sus tarifas políticas. Creo que dado el “nivelito” y la gestión de quien abandona -¡ufff, ya era hora!- la poltrona de la Casa Grande, quien resulte elegido Alcalde no tendrá muy complicado el superar una “gestión” tan nefasta. Me temo, eso si, que al desembarcar en el muelle de la Plaza Nueva le espere una herencia envenenada (existe una deuda reconocida que supera con creces los 600 millones de euros) que, espero equivocarme, pueda ser la excusa perfecta que justifique la carencia de nuevos proyectos para la Ciudad. Tiempo al tiempo. La “roncha” que se va a encontrar será de órdago y tendrá que poner orden, por vía de urgencia, en el caos organizativo en que esta sumida la vieja Híspalis. Tendríamos que hacer siempre lo contrario de lo que nos “recomiendan” algunos políticos –sobre todo los mediocres- en materia social y económica (lo cultural, alimento para el alma de los espíritus libres, cada día interesa menos). Ya está bien de aplicarnos el cuento de la “Aldea Global”, conociendo las funestas consecuencias que nos ha traído pertenecer a la misma. Dar prioridad a los problemas más acuciantes de tu familia, tu barrio y tu Ciudad es la mejor manera de posibilitar que las cosas mejoren. No te preocupes de conocer las interioridades del funcionamiento de la UE o del FMI, pues siempre te van contar mentiras (impagable lo del Wikileaks). Preocúpate como funciona tu gente más cercana; las Asociaciones sociales de tu barrio y, preocúpate de conocer los entresijos que mueven la vida política, social y cultural de tu Ciudad. En no cruzarte de brazos, y siendo parte activa de las posibles soluciones a los problemas existentes, puede estar el quid de la cuestión.
En este contexto urbano y sentimental es donde Dios y las circunstancias te han situado para que vivas. ¿Qué puñetas te importa como esté iluminada la sede de la UE en Bruselas si tu calle está siempre a oscuras?

Los políticos actuales (con honrosas y contadas excepciones) se sienten cómodos en el terreno de la divagación y la extensión de los problemas. Demagogos irredentos a los que les interesa hablar del Paro y no de los parados (lo primero es un dato estadístico, lo segundo un drama humano que en cada caso tiene nombre y apellidos).

Don Francisco (de Goya, sin premio) nos dejó plasmado en un aguafuerte lo que tituló: “El sueño de la razón produce monstruos”. Pues no digamos lo que produce la pesadilla de la política actual en España.

viernes, 21 de enero de 2011

Enmarañados en el bullicio



“Si cada español hablara de lo que sabe y solo de lo que sabe, se haría un gran silencio nacional que podríamos aprovechar para estudiar” –Manuel Azaña-

Asumo sin complejos una cierta introspección neurótica en mi manera de entender la vida y las cosas. La austeridad (la mayoría de las veces impuesta por las circunstancias), la reflexión y la búsqueda del necesario sosiego forman parte indisoluble de mi personalidad. Los amigos como los amores mejor de uno en uno que en comandita. Me gusta pasear en soledad por el Centro de la Ciudad y sin más compañía que mis gratos recuerdos de niñez y juventud. A lo sumo acompañado de algún amigo que tenga claro que se puede respirar sin emitir ningún sonido. Hoy, y de manera crecientemente alarmante, se confunde el debate constructivo con la polémica más soez (políticos a la cabeza), y el contraste de ideas con las descalificaciones barriobajeras. Nadie escucha e interrumpe sin rubor un comentario emitido por alguien en cualquier contexto. A mí, y en más de una ocasión, se me ha rebatido alguna opinión (fundamentalmente en tertulias flamencas) sin que pudiera siquiera terminarla y, además, dándose la curiosa circunstancia de que a la postre venían a decir lo mismo pero con distintas palabras. Nadie quiere enterarse de que se aprende, fundamentalmente, escuchando las cosas interesantes, y no haciendo alardes oratorios de “grandes” conocimientos. Resulta sorprendente comprobar como en cualquier bar o taberna tres o cuatro personas pueden hablar de manera conjunta. ¿Quien logra saber de esta manera lo que piensan los demás? ¿Cómo puede nadie de esta forma acostarse cada día sabiendo algo más de la vida y las cosas? Imposible, pero que a gustito nos quedamos después de “largar de lo lindo” sobre lo humano y lo divino.

Afortunadamente con los años he conseguido retener un pequeño número de amigos con los que compartir penas, alegrías y experiencias. Tenemos todos una alta valoración de cualquiera de nosotros y eso propicia que desarrollemos la noble condición de oyente. Para mí hablar de política con Santi Pardo; de Jazz y Flamenco con Eduardo Pérez; de Toros con Miguel Ángel Fernández; de Semana Santa con Salva Gavira; de Cine con Pepe Fernández; de Triana con Ángel Vela; de informática con José Antonio Abelaira o de las tradiciones sevillanas con Manolo Henares, es toda una teoria aplicada del mejor aprendizaje. Saben muy bien de lo que hablan y escucharlos representa un impagable testimonio de magisterio compartido. Interrumpirlos en algunas de sus documentadas exposiciones dialécticas me parecería un ejercicio cercano a la herejía.

Por mi peculiar forma de ser siempre me sentí incomodo en fiestas populares como la Feria o el Rocío. Extraño en el Paraíso de lo colectivo y lo lúdicamente hermoso. La Semana Santa la asumo desde el convencimiento de que tiene tantas lecturas como sevillanos integran la Ciudad. La mía es particularmente intimista y cuajada de momentos que me retrotraen a mi niñez, y haciéndome participe por unas horas de la Fe y las tradiciones más nobles de mi Ciudad. Pocos sevillanos habrá que se sientas más incomodo que un servidor en una bulla (aunque esté pasando la Macarena). Necesito cada primavera sevillana sentirme actor –a mi manera- de esta cíclica explosión de tantas cosas bellas que se hacen eternas y efímeras a la vez.

La Candelaria por la Alfalfa con mi hija Alicia entre las filas de nazarenos; el Gran Poder por Molviedro; pisar enfundado en mi túnica de ruán un año más la rampa del Salvador detrás de Pasión, o ver al Cachorro entrar en Sevilla después de cruzar el Puente, cubren con creces mis expectativas semansanteras. Todo enmarañado en mi condición de ave solitaria y ajeno al bullicio que me rodea. Poco más necesito para sentirme vivo y, lo más importante, dichoso de pertenecer a esta Ciudad, donde la vida cobra esos días todo su sentido y esplendor.

miércoles, 19 de enero de 2011

No le llames Hac-Trick cuando quieres decir Triplete.



Queda meridianamente claro que, la cima de la Literatura universal, se alcanzó cuando las plumas de don William y don Miguel empezaron a unir palabras y conceptos en inmaculadas hojas en blanco. No es menos cierto que la cumbre de ese conglomerado de pasión, sentimiento, tradición y sufrimiento a lo que llamamos Fútbol, se produce bajo el mecenazgo de don Andrés, don Xavi, don Leo y don Pep. Con ellos, y ayudados por sus imprescindibles correligionarios este Deporte, ayer denostado y hoy elevado a los altares de la exquisitez, alcanza la categoría de Arte supremo. Juegan todos en armoniosa asociación y con un perfecto grado de compenetración. Son buenos, muy buenos, y si esto no fuera suficiente encima están adornados por el necesario aditamento de la modestia. Cuando su ciclo –como todos en la vida- termine, nos daremos cuenta de la suerte, la inmensa suerte, que hemos tenido de ser gozosos espectadores de este monumento al gran Fútbol. Pero como resulta evidente de que, afortunadamente, tienen cuerda para rato disfrutemos pues de este mágico momento (quiten de la Selección a los jugadores del Barcelona y, seguiría siendo buena pero no sublime).

El Deporte de la “Pelota” siempre tuvo mala prensa y peor fama en el sesudo mundo de los intelectuales. 22 tíos corriendo detrás de un balón y pegandose patadas unos a otros no admitía más análisis que la indeferencia y el desprecio. Para colmo se le consideraba, en el Régimen franquista, un elemento de distracción ante los problemas reales de la sociedad de aquella época. Los Toros, la Copla, el Cante, el Cine (patrio) y especialmente el Fútbol estaban encuadrados en lo que la izquierda de entonces llamaba –llamábamos-: la alienación. Pero curiosamente, en lo que al trato literario del Fútbol se refiere, también era obviado por los llamados escritores de derecha. Como suele ocurrir en nuestro país, y en el resto del mundo mundial, los criterios intelectuales van por un lado y los sentimientos de la gente por otro bien distinto. Lo que si resulta incuestionable es que ayer, hoy y mañana los políticos siempre se arrimaron a la calida lumbre de las victorias. Ya lo dejo dicho don Julio (no Cardeñosa sino el César romano): “Las victorias tienen muchos padres, pero las derrotas siempre son huérfanas”.

Sevilla siempre fue una Ciudad extraordinariamente “pelotera” (no confundir con otra clase de pelotas que siempre medraron por estos lares), y con una clara inclinación hacia el Fútbol-Arte. El “Sevilla futboclú” tuvo genios del calibre de: Arza, Pepillo, Ramoní, Guillamón, Ruiz Sosa, Montero, Francisco, Pintinho o Bertoni. En “er Beti” se vistieron con su elástica verdiblanca talentos de la talla de: Del Sol, Lasa, Bosch, Rogelio, Quino, Cardeñosa, Calderón, Alfonso o Gordillo.

Triunfar en el mundo del Fútbol representaba, en los largos y durísimos años de la postguerra, un salvoconducto de bienestar para el futbolista y por extensión para toda su familia. “Niño pelotero” significaba romper el dicho de que: “cuando un pobre comía jamón, o estaba malo el pobre o estaba malo el jamón”.

Siempre tendré al fútbol, al buen fútbol, entre mis grandes pasiones. El único carné que he tenido en mi vida (aparte del de identidad y el de la UGT) fue el del Real Betis Balompié. Me hizo socio mi tío Antonio con 8 años de edad y desde entonces soy, y seré, bético converso y confeso. Curiosamente, mis grandes amigos, salvo una honrosa excepción, fueron y son sevillistas de caché.
El fútbol –en Sevilla- siempre sirvió para socializarnos en torno a la “carga” y a la broma de buen gusto. La aparición de los ultras no ha hecho más que enturbiar las placidas aguas de los mares futboleros. Ya, afortunadamente, la “pelota” ha entrado en el mundo de sociólogos e intelectuales. Los escritores latinoamericanos fueron los primeros en romper, con su mágica literatura, este cerco de indiferencia ancestral. Gente como Jorge Valdano han conseguido llevar la cultura al mundo de los sudores y los voleones. Impagable, realmente impagable, la herencia que nos dejará el Barcelona actual (lo dice uno que tiene al Madrid como su segundo equipo). Peloteros ayer tachados de “tuercebotas” y hoy de ingenieros. En el pasado peones huyendo del andamio y hoy arquitectos de nobles edificios deportivos. Mezcla armoniosa, en definitiva, del juego colectivo y de la soledad del portero ante el lanzamiento de un penalti. El plural y el singular del ser humano atados a un balón y a unos nobles sentimientos. “Fútbol es fútbol”, que diría don Vujadin.

lunes, 17 de enero de 2011

Retorno a los origenes



Cuando pisó tierra firme en el Aeropuerto sevillano de San Pablo eran las doce y cinco de un 7 de enero del año del Señor del 2011. Venía procedente de Barcelona y el vuelo se le hizo excesivamente corto. Hubiera querido disponer de más tiempo en el trayecto para reflexionar de donde venia y a donde se dirigía. Acababa de cumplir los 64 años de edad y había decidido poner punto y final a su larga andadura laboral. No dudó en llevar a cabo una decisión largamente acariciada y meditada: volver a sus orígenes.
Había nacido en el Corral de los Tromperos (cuna de la genial bailaora Cristina Hoyos) sito en la calle Vírgenes un 19 de octubre de 1946. Su infancia y juventud transcurrieron entre los vericuetos urbanos y sentimentales de la antigua Judería sevillana. Cuando contaba 23 años de edad y, dada las pocas posibilidades de futuro que le ofrecía la Ciudad (más o menos como ocurre en la actualidad), decidió poner tierra de por medio. Se marchó a la entonces lejana Cataluña (Catalunya para que no se me enfade nadie) al amparo de un tío, hermano de su madre, trabajador en Barcelona de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (la RENFE). Los 41 años que pasó desde entonces por tierras catalanas los distribuyó entre Cornellá de Llobregat y Badalona (la tierra donde nació quien hoy manda en el Cante Flamenco: Miguel Poveda). Tuvo tiempo de trabajar, prosperar, enamorarse (de un bellezón catalán de ojos azules como el cielo añorado), casarse, ser padre, abuelo, separarse y……envejecer en paz con Dios y los hombres. Pocas veces vino a Sevilla desde su marcha. Lo hizo en contadas y luctuosas ocasiones. Pero eso si, soñándola y amándola desde la distancia. Solo apareció por estos lares en algunas contadas Semanas Santa, pero le dolió en las calles la aguda espina de la nostalgia. Siempre soñó en despedirse del reino de los mortales bajo el cielo azul de mañanas luminosas, y arropado por el manto de las noches estrelladas de su Ciudad. Ahora se habían cambiado los papeles y las visitas esporádicas serían a Cataluña para disfrutar de hijos y nietos. Viviría en un piso junto a su hermana Carmela –belleza marchita de solterona irredenta como consecuencia del mal de amores- en la Barriada de la Juncal.
Mientras el taxi que lo traía del Aeropuerto sevillano discurría por la Avenida de Kansas City, los recuerdos se le agolpaban como abejas de un panal. Sabía, de sobras, cual sería su primer destino: San Nicolás de Bari. Se bajó del coche y llevó a cabo algo con lo que había soñado miles de veces. Se situó de espaldas a la Iglesia y se puso de frente a la calle San José. Cerró los ojos y aspiró profundo. Escuchó el nervioso murmullo de las tardes de Martes Santo cuando se presiente que falta muy poco para que Ella salga a la calle. A la derecha olió a pan recién hecho de la Panificadora regentada por “Pepa la de la Modelo”. A la izquierda presintió la aristocrática figura de doña Blanca, la de los Ybarra, asomada majestuosa al suntuoso balcón. Margen derecha de enigmáticos conventos. Sanatorio de la Goma (donde los rayos solares nos dejaban sus marcas en los huecos de las sandalias). Peña Betica decana y sostén de los sentimientos verdiblancos de la Puerta de la Carne. El hogar del insigne escritor don José María Izquierdo. Excelsas tradiciones de fotos sevillanas de color sepia. Kiosco generador de ilusiones infantiles y precoces lecturas devorando las aventuras de “El Capitán Trueno y “El Jabato”. Un Horno glorioso de crujientes regañás y exquisito olor a pan recién hecho. Zapatos de las Tres B: bueno, bonito y barato. Freiduría de sabrosos pedacitos y caramelos envueltos en las letras flamencas de Emilio Mezquita. Ropa de trabajo azul y blanca y……la frontera que marcaba el Puente.
Luego estaba la margen izquierda con sus dolorosos empeños en el “Monte” para paliar la “jambre”. De Colegio ensombrecido por la tragedia que recae sobre victimas inocentes.

Del Callejón Dos Hermanas con el soniquete de los afilaores. Vendeores arreando a borricos cansados y tristes. Bulliciosos panaeros portando en sus cestas el necesario sustento de cada día. Sultanas de coco procedente de la misma Gloria. Antigua Iglesia como referencia inexcusable del antiguo esplendor judio del barrio. Pensión, cobijo nocturno de almas solitarias y testigo de furtivos encuentros amorosos. Pitisús de chocolate de Castro, sujeto en frágiles papeles y presto a ser devorados por la insaciable gula infantil. Bares y tabernas. Pequeño reducto zapateril donde mandaba el cepillo, complementado con el betún y la crema, para que nuestros zapatos brillasen como espejos. Entradas para asistir en el antiguo Nervión a los partidos del “Sevilla FC” de Ramoní, Busto, Guillamón y…. de nuevo la sugestiva frontera del Puente. Aquí siempre prevalecieron las connotaciones femeninas: Candelaria, Blanca, Pepa, Dos Hermanas, Nieves, Gloria, Doncellas, Sultana, Decana, Santa María……..Dos hermandades cruzan esta línea fronteriza de la judería sevillana. Una, la de los Toreros, lo hace de ida en un paseíllo glorioso que termina en una Alfalfa donde lloran sus costaleros y, una vuelta nocturna serpenteando las lindes del Barrio de Santa Cruz hasta llegar al territorio amigo de su Puente. La Otra, ¡ay la Otra! Solo la recorre Ella a la vuelta en su triunfal retirada a sus aposentos de Reina y Madre. Se le nota cansada pero radiante y con una belleza capaz de ensombrecer a la más reluciente de las estrella. Verla pasar cada año desde el rellano de la calle Levies es tocar el cielo con la punta de los dedos.

No le dio tiempo a más cavilaciones cuando oyó a sus espaldas una voz amiga y cómplice de infancia y juventud que le decía:

-- ¡Cabeza que bien te veo cojone!

Lo entendió ya todo y no pudo disimular una sonrisa: había abandonado en Badalona a don José María Cifuentes Gómez y volvía a recuperar, afortunadamente, al “Cabeza” de la calle Vírgenes.

viernes, 14 de enero de 2011

Los gatos de la vieja Híspalis.



Gatos, muchos gatos. Sevilla es una Ciudad donde siempre –menos ahora (¿)- han proliferado los gatos. A la largo de la Historia y, unidos a las distintas civilizaciones, siempre estuvieron omnipresentes. Abundaban y formaban parte indisoluble de la vida cotidiana tanto en el Egipto de los faraones como en la Roma Imperial. Recuerdo en mis cortos años escolares que a la vuelta del colegio, y en compañía de un amigo del alma, nos parábamos un rato en la calle Mármoles y nos sentábamos junto a las columnas romanas. Nos llamaba la atención la cantidad de basura acumulada junto al basamento de las mismas, una “pequeña vivienda” existente al fondo a la derecha y, ¡los gatos!, la enorme cantidad de gatos que pululaban por allí. Engullían compulsivamente la comida que almas caritativas se preocupaban de proporcionarles. Huelga decir el insoportable olor que despedía aquel enclave urbano que, a la postre, se nos configura como el más antiguo de Sevilla.

En nuestra Ciudad siempre hubo decenas, cientos, miles de gatos…. (solo una hubo una época donde desaparecieron en Sevilla y en el conjunto de la Piel de Toro: los primeros años de postguerra. Las razones eran obvias). La masiva aparición de los perros es relativamente reciente y, curiosamente, dicha irrupción perruna se produce paralelamente a un más que notable descenso gatuno. Mi padre siempre tuvo algún gato en nuestra modesta vivienda, y doy fe que este bello animal es cualquier cosa menos domestico. Un perro se puede llegar a domesticar con afecto, perseverancia y dedicación, un gato es indomesticable por su propia naturaleza de felino. La mirada de un perro desprende bondad la de un gato desconfianza. Los perros presagian terremotos y tormentas, los gatos lo hacen con la muerte. Tienen siete vidas por saber robarles el último aliento de las suyas a los humanos. El perro es un claro ejemplo de fidelidad, el gato es: simplemente un gato. Nunca buscará alijos de drogas en una aduana. Tampoco la localización de personas desaparecidas en la alta montaña. No manejará un rebaño de ovejas; ni será eficaz complemento de cazadores. No será los ojos de algún invidente; ni tampoco guardián de nada ni nadie. Se dedica a mantenerse limpio, alimentado y siempre en estado de alerta ante los humanos. Su principal preocupación, que no es poca, es la de ejercer de gato. El perro, sin ningún género de dudas, es el mejor amigo del hombre, pero el gato es quien mejor lo conoce. No se fía de él y no está dispuesto a colaborar con nada que este le requiera. Hace bien, pues ha visto y padecido sobre sus carnes, desde las siete plagas de Egipto hasta el declive y la decadencia sangrienta de Roma y, el olor a sangre y pólvora de incontables y cruentas guerras. ¡Lo que no habrán visto los gatos!

Sevilla cada día tiene más cosas prescindibles y menos de las absolutamente necesarias. Los gatos del ayer eran vecinos estáticos en los pretiles de las azoteas. Ágiles en sus felinos movimientos por tejaillos, canalillos y balcones y, recordman de los cien metros lisos en la nunca fallida caza de ratones. Han desaparecido de la Ciudad como por arte de magia. Los pocos gatos callejeros que quedan están desubicados y desorientados. Se preguntan, ¿cómo ser hoy gato rebelde en una Ciudad adormecida por la mansedumbre? Pocas posibilidades tienen los felinos de ejercer su innata rebeldía en una Sociedad, la sevillana, donde nos dejamos atrapar, sin resistencia, por tanto politiquillo mediocre y tanta mentira suelta.

Gatos del ayer de hermosas y desconfiadas verdes miradas. Maullando en las noches de los crudos inviernos, cual lobos esteparios, en los corrales de vecinos. Hermosos rescoldos rebeldes de una Sevilla que ya no está ni se le espera. La misma que se agacha de continuo para recoger la “caca”, no ya tan solo de sus perros, sino la que desprende algunos de sus políticos.

Hoy brindo por vosotros esquivos y desconfiados felinos de mi infancia. Herviré agua del pilón de mi patio en una cacerola “colará” de Esmaltaciones San Ignacio, y vertiré en la misma jugosas cabezas de pescado del Mercado de la Encarnación. Las dejaré en un recipiente justo en el poyete de la calle Mármoles donde me sentaba de niño a contemplaros. Comed despacio por ver si, mientras os contemplamos, se nos pega algo de vuestra innata y secular rebeldía. Hacen falta más gatos dados los tiempos de conformismo perruno en los que estamos inmersos.

miércoles, 12 de enero de 2011

Poema del desarraigo.



(Para Antonio Fernández Montes, poeta, cofrade y amigo, que un día marchó a Canarias en busca de fortuna y sosiego y se volvió buscando el aire de Sevilla)

Ausencia temporal vas padeciendo
Y habitas con valor en lo lejano,
Mientras Sevilla de noche va diciendo
¿Dónde está mi poeta soberano?

La palabra en tu pluma es dardo hiriente
Que nos devuelve antiguas tradiciones,
Destilando tu verso sangre ardiente
Donde se cuecen verdades y razones.

¿Huele a azahar la calle donde habitas?
¿Rompe el cielo una Giralda mora?
¿Ante una Soleá tu alma palpita?
¿Se busca el Duende a todas horas?

Te imagino sentado frente al mar
Y ante un atardecer soñar Sevilla;
En Primaveras de jazmines y azahar
Te verás cortejando modistillas.

El infinito que funde mar y cielo
Te hará vivir un Puente de toreros,
Donde solo navegan los suspiros
En una barca que busca embarcadero.

Tu alma quedó de Alfalfa a Campamento
Entre Salud de Cristo en su agonía,
Una Candela que alumbra el firmamento
Y el Buen Refugio que sueñas cada día.

Antonio, pintor, poeta, buen amigo,
A pesar de que nos falta tú presencia,
No estás, pero tampoco te has ido,
Pues tus versos por ti cubren tu ausencia.

lunes, 10 de enero de 2011

Comprar es un placer (en las rebajas)



Tiempo de rebajas. Fundamentalmente de ropa y abalorios. De la búsqueda compulsiva en busca de prendas que ayer colgaban de unos cartelitos, y parecían decirnos en Navidad: “prohibitivo, espérate a las rebajas por si suena la flauta”. Fundamentalmente en lo rebajado, casi todo gira en torno a la vestimenta. Nos esmeramos en el vestir por dos cuestiones fundamentales: por cumplimentar nuestra autoestima y procurando estar siempre prestos para el arte de la seducción. Clarificador resulta cuando en los comentarios posteriores a una boda, dice una sevillana de las de antaño: “ella iba mu fina pero hija él vale mucho más que ella”. Resumiendo venía a decir que: la novia era un “coco” vestida de blanco, y en que cojones estaría pensando el “muchacho” cuando se fijo en este adefesio. Comparto la opinión de algunos modistos de que hoy día no existen mujeres “feas” sino inadecuadamente vestidas y peor restauradas. Esto para no ser tachado de machista entiendo que es extrapolable al género masculino. Nunca entendí a lo largo de mis distintas etapas existenciales que el vestir bien –no confundir con vestir caro- era una cuestión secundaria. Pocas dudas caben de que las personas estamos configuradas por una doble vertiente: el sentido de la ética (armazón ideológico, profesional, espiritual, cultural y sentimental) y el caparazón de la estética (educación, civismo, higiene y vestimenta).


Lamentablemente existen unos roles en el vestir impuestos por unos cánones dictatoriales del comercio de la Moda (multimillonario por cierto). Todo gira en establecer unos estereotipos de belleza femenina, prácticamente inalcanzables para el noventa y nueve por ciento de las mujeres. Angelina solo hay una en el Planeta y es –de momento- compañera sentimental del afortunado Brad Pitt. Esto ha llevado a callejones sin salida a muchas jóvenes a través del infierno de la anorexia y la bulimia. Los criterios a seguir, para darle “vidilla” al cuerpo en su variante externa, debían de observar un código enmarcado en el ninguneado campo de la racionalidad. A saber: 1) La salud por encima de todo. 2) Aceptarse como te ha configurado la vida (a través de tus padres) y la aportación de la Madre Naturaleza. 3) Mejorar aquello que sea manifiestamente mejorable, sin acudir a milagros vía potingues o inocuos y muy costosos fármacos, intervenciones quirúrgicas peligrosas e innecesarias y, sin tomar como referencia a Penélope Cruz and Company. Todo enmarcado en sentirse cómoda y sin complejos de “patito feo”. Este no aceptarse está configurado mayoritariamente en el mundo de las mujeres, aunque los hombres avanzan –avanzamos- a pasos agigantados a estos resbaladizos territorios. Hace unos años apareció la figura del “metrosexual”, reconociendo que todavía a nivel sociológico no tengo plenamente claro en que consiste exactamente. Incluso el ex presidente Aznar alardea de hacer cientos (¿o son miles?) de ejercicios abdominales al día. Uno reconoce que solo se agacha cuando se le cae al suelo del bar alguna moneda de la vuelta. En mi juventud practiqué mucho deporte pero, más que para estar en forma, era para descargar la adrenalina acumulada. Al día de hoy sigo siendo un andarín incansable y afortunadamente todavía no me apareció la “barriguita cervecera” (sin haber renunciado a mis “homenajes” correspondientes).


Cuidarse, mantenerse sano, vestir bien y oler a gloria bendita es algo agradable para uno mismo y para los que conviven con nosotros. Lo primero que valoramos de una persona es lo que nos entra por los ojos y por la nariz. Si a posteriori nos evidencia que en su interior no está hueca pues miel sobre hojuelas.

Compremos pues cuanto podamos en las largas rebajas. Lo aconsejo por dos razones: para cumplimentar el placer de la estética y por tener grandes e íntimos amigos trabajando en el mundo del comercio sevillano. Gastemos cuanto podamos o el chiringuito se va al garete.

viernes, 7 de enero de 2011

La letra (flamenca) con sangre entra ( I )



Hermoso, sentencioso y rotundamente vivencial es el poemario donde el Cante flamenco se adorna y expresa su verdad de luz y sombra. Las llamadas letras del Flamenco que, se nutren de lo popular y expresan, en directos recorridos sentimentales, los gozos y las penas de la aventura de la vida. Siempre desde un contexto individualizado: hombres y mujeres con su llanto de siglos cantando en soledad ante la inmensidad del firmamento. Nada existe menos corporativo que el Cante. Un hombre o una mujer cantando al viento sin más compañía que la dulce mecida de la guitarra. Cuatro elementos fundamentales han configurado la temática de las letras del Flamenco: madre, cárcel-libertad, salud-enfermedad y el amor (más concretamente el desamor). Todo ha girado siempre en esta cuadratura poética en torno al ser humano, situándolo en su justo contexto de ave solitaria. Como muestra citemos algunos ejemplos clarificadores.

Se refiere al desosiego que produce el enamorarse y nos dice:

Como te llamas Aurora
Yo me levanto al rayar el día;
Si te llamaras Angustias
Yo de penita me moriría.

El amor elevado a su máxima rotundidad:

Yo te estoy queriendo a ti
Con la misma violencia
Que lleva el ferrocarril.

La pena por la orfandad de madre:

Que Dios maldiga este sueño
Que tan profundo he tenío;
Se ha muerto la mare mía
Y ni siquiera la he sentío.

La madre como cumbre de nuestro armazón sentimental:

Con sangre de quien te ofenda
Tengo que regá tu calle;
Más si te ofende mi mare
Lleva la cruz con paciencia
De ella no puedo vengarme.

La enfermedad siempre acechando:

Nadie se arrima a mi cama
Estoy ahíto de pena;
Que quien de mi mal se muere
Hasta la ropa va y se la queman.

Antídoto eficaz contra las habladurías:

Cuando paso por tu casa
Compro pan y voy comiendo;
Pa que tu gente no diga
Que con verte me mantengo.

El cuestionamiento de la honra:

Te cegaron los dineros
Y ahora estás de boca en boca
Con tu honra por los suelos.

La paja en el ojo ajeno:

Por Dios Alcalde Mayor
No prenda usted a los ladrones;
Porque usted tiene una niña
Que roba los corazones.

El ser humano sin más compaña que su dolor:

Me siento más desgraciao
Que aquel que se ve en la calle
Como un perro apaleao.

El tiempo termina por igualar a ricos y pobres:

Apoyao en su dinero
A to er mundo avasalló;
Hoy se apoya en un bastón
Y arrastra los pié por suelo
¡El tiempo lo cambia to!

Cientos, miles de coplas, esperando que el Cante produzca el milagro que nos decía Manuel Machado:

A todos nos han cantao
En una noche de juerga
Coplas que nos han matao.

Aquí lo dejo por el momento, aunque amenazo con seguir dando la “vara” con tan jugoso y emotivo tema: las letras del Flamenco. Las mismas que quedaron grabadas a sangre y fuego en la cultura popular más genuinamente andaluza. Forma literaria-sentimental de nuestro impagable legado de hombres de sombra y luz llamado: Arte Jondo.

miércoles, 5 de enero de 2011

Empieza el tic-tac de otra decada



Cautivo y desarmado el espíritu comercial de la Navidad, henos aquí dispuestos a afrontar los inquietantes e ilusionantes días que nos esperan. Inquietos por tener ya conocimientos suficientes de quienes son los que comandan la política en nuestros país (oposición incluida) e, ilusionados, por estar vivos y con ganas de que este ejercicio (el de vivir) merezca la pena. Tanto por activa como por pasiva estaremos prestos y dispuestos para lo que Dios –o la Madre Naturaleza- requiera de nosotros. Nos esperan besos y caricias enlazados en el arco iris del amor, el cariño y el afecto. Amaneceres radiantes donde lo bucólico tomará carta de naturaleza. Momentos mágicos inmersos en nuestras tradiciones más nobles. Hojas por estrenar en nuestra agenda cultural y sentimental. El dulce néctar del vino esperando ser liberado de su placentero sueño de barrica de roble. El placer del buen yantar en amistosa compañía. Manos inocentes prestas para que guiadas por las nuestras conozcan los vericuetos sentimentales de la Ciudad. Atrapar, en definitiva, cuanto de placentero tiene la vida que no es poco.

No hace falta que invoquemos al fantasma de la desdicha. Ese cabrón siempre aparece cuando menos se le espera y, además, nos hace participe del arrastre de sus cadenas de pena y desosiego. No seamos pues masoquistas invocando a las nubes negras cuando todavía respiramos bajo el cielo azul de lo efímeramente hermoso. El optimismo y las ganas de vivir por bandera y esperando que sea verdad aquello de:

Nadie hable mal del día
hasta que la noche llegue;
yo he visto mañanas tristes
tener las tardes alegres.

Vivimos tiempos enormemente compulsivos y los acontecimientos se suceden a una velocidad de vértigo. No hay posibilidades ni tan siquiera para el noble ejercicio de la reflexión. Todo tiene fecha de caducidad incluyendo los sentimientos que ennoblecen al ser humano. Pero, no nos engañemos, depende de nosotros el bajarnos de esta enloquecida noria y, buscar en el “Jardín de las Delicias”, las raíces de nuestros principios. Los mismos que un aciago día enterramos en aras de una dudosa adecuación a los tiempos presente y, bien pronto descubrimos, que sin ellos éramos frágiles barquitas a la deriva. Nos dijeron –y los creímos- que había que “renovarse o morir” y, después de la renovación, no nos conoce ni la madre que nos parió. Huimos como posesos de nuestros pueblos y ciudades en puentes y vacaciones buscando la felicidad y, alejándonos por unos días de nuestra cotidianidad. Craso error. ¿No sería más factible intentar arreglar nuestro hábitat natural de convivencia diaria? Parece ser que no. Mejor nos “escapamos” y, por ende, trasladamos a tierra de nadie nuestro malestar ciudadano. Como la escapada siempre es masiva seguimos sin poder encontrar al individuo que anida en nuestro interior. Nadie nos dará duros a tres pesetas (si acaso que nos lo pregunten a los béticos). Nuestros problemas son intransferibles y en nosotros siempre estará la posibilidad de solucionarlos. No podemos tener siempre la vista puesta hacia el cielo esperando que caiga el maná prometido, mientras unos desaprensivos te meten la mano en la cartera.
Sin complejos y sin miedo vamos a por ellos, que son menos y siempre están distraídos contando su –nuestro- dinero. Que los Magos de Oriente sean generosos con vosotros y, lo más importante, que sepamos captar el mensaje de amor y fraternidad que portan con ellos. Todo en homenaje y consideración a quien un día será llamado por los siglos: Rey de reyes.