martes, 3 de septiembre de 2024

Cuestión de perspectiva


“De las cosas más ocultas
    el tiempo tiene la llave
    y a la corta o a la larga
  con el tiempo to se sabe”
 (Soleá de Triana – Paco Taranto)

Al final tendrá razón mi amigo Enrique cuando dice que las cosas que nos ocupan y, en demasiadas ocasiones nos asfixian, hay que saber valorarlas con perspectiva. En definitiva, saber separar las cosas importantes de los que no lo son tanto. Nos vemos sobrepasados en cuestiones sociales, políticas y culturales con el desosiego añadido de no disponer ya de herramientas cívicas para cambiar las cosas. Los veranos se han convertido en un bombardeo informativo sobre alertas rojas y alertas naranjas manejados con grandes dosis de paternalismo. Nos dicen que bebamos mucho liquido y que sea preferentemente agua (¿hacemos mal si incluimos dos cervecitas frías?). Que en las horas centrales del día, cuando el sol aprieta, caminemos por las partes más sombreadas de las calles (en Sevilla, con cada vez menos sombra, esto es difícil). Bajar las persianas en las horas centrales del día. Nada recomendable es dormir la siesta en las azoteas. Salir a la calle con ropa amplia y fresca (hay que dejar las trenkas para más adelante). Todo hay que tomarlo con perspectiva para no coger complejo de ser tratados como estúpidos integrales. Ya ni los políticos se van de vacaciones y tampoco podemos disfrutar de la ausencia temporal de algunos y algunas de los que nos han tocado en “suerte”. Perspectiva, siempre conviene tener a mano la perspectiva. Las serpientes de verano “informativas” también han desaparecido y los medios se llenan a diario de un amplio abanico de malas noticias. No es necesario inventar nada ya la realidad supera con creces a la ficción. Perspectiva, siempre hay que regular este deprimente caudal a través de la perspectiva. Todo sea por la causa y por los grandes beneficios de la perspectiva. Tratemos con la perspectiva de salir ilesos de este laberinto donde, tirios y troyanos, nos han metido. La perspectiva, siempre la perspectiva, como un antídoto contra el permanente cabreo en el que estamos inmersos. Ya que interesadamente nos han hurtado la Filosofía y las Humanidades que no nos quiten también la perspectiva. Os dejo, que me está sonando el timbre de la puerta. No vaya a ser que haya venido a verme la señora Perspectiva. Nunca se sabe y por si acaso mejor hacernos las preguntas con perspectiva. Las respuestas siempre, absolutamente siempre, están en el viento.

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