Los imprescindibles

Cada época genera una serie de estereotipos que responden a determinadas circunstancias sociales. En la actualidad existe uno que a mí personalmente me llama mucho la atención. Se trata de los muy atareados. Los imprescindibles. Te los encuentras por la calle y cuando tú pensabas saldar el encuentro con el consabido "me alegro de verte" ellos, sin pararse, te piden disculpas por no poder entretenerse pues llevan una prisa enorme. También están los que se paran para de manera compulsiva aclararte que, con sus apretadas agendas,  no tienen tiempo para nada.  Están convencidos de que si ellos se paran la Tierra dejaría de girar.  Luego tenemos a los que se reivindican a sí mismos de manera permanente. Te hablan de sus logros, sus conquistas, sus triunfos y las dificultades que han tenido que superar para conseguirlos. Parece ser que nadie quiere ser prescindible (con el paso del tiempo lo seremos todos) y asumir, sin complejos, que el tiempo lo amortiza todo y a todos.