viernes, 17 de noviembre de 2023

Dorantes



David Peña Dorantes “Dorantes” es un pianista español con fuertes raíces flamencas y con una trayectoria nacional e internacional verdaderamente deslumbrante. Dorantes, que toma su nombre artístico del primer apellido de su madre, procede de una genealogía flamenca y lebrijana donde el Arte Jondo toma enormes cuotas de autenticidad. Es hijo del guitarrista Pedro Peña; nieto de María “La Perrata” y sobrino de Juan Peña “El Lebrijano”. Una dinastía flamenca con fuertes raíces en Lebrija y Utrera. Dorantes que tenia apalabrado con su destino un encuentro con el mágico mundo de la guitarra al final fue seducido por el piano.  La presencia de un piano en casa de su abuela obró el milagro de la seducción infantil.  El piano, siempre bajo el patriarcado de Manuel de Falla, ha sido un instrumento musical que ha dotado  al Flamenco de unos aires de aristocracia sonora. Lorca – el gran Federico de soles y lunas- lo tocaba y hacia florecer por el aire los ecos de una Andalucía profunda en el fondo y estéticamente bella en las formas. Pianistas como Arturo Pavón o José Romero le dieron una impronta personal al piano flamenco abriendo una senda por donde discurrieron y discurren grandes pianistas contemporáneos. Chano Domínguez, Manolo Carrasco, Diego Amador, Pedro Ricardo Miño o María Toledo son algunos deslumbrantes ejemplos de esta generación. Entran por los terrenos del Jazz o la Música Clásica sin desvirtuar sus hondas raíces flamencas. Dorantes se mueve con soltura por estos terrenos musicales y sus composiciones siempre tienen un cierto regusto flamenco. Lebrija o Nueva Orleans; Utrera o Viena unidas por la belleza de los sonidos del alma. Dorantes, como símbolo inequívoco de que la fuerza de los sonidos flamencos es ancestral y eterna. Dorantes, como ejemplo de fidelidad a unas raíces que siempre buscan en las vanguardias los necesarios soplos de aire fresco. Su piano y el sentido musical que le impregna llena su tierra -que también es la nuestra- de mágicos sonidos que ya no son del ayer ni del presente: simplemente son eternos. Lebrija le dio la luz de su existencia entre sones de Cantiñas y Romances por Bulerías. Ahora él, a través de sus mágicas manos, la proyecta por todos los confines de la tierra. Suena el piano de Dorantes y por la Plaza del Mantillo lebrijana florecen los claveles de la verdad flamenca.

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