martes, 30 de septiembre de 2025

El Otoño en la memoria



Dentro de las cosas que hemos perdido una de ellas es la separación estacional del tiempo donde se situaba cada cosa en su sitio y cada sitio en su cosa. La Ciudad sabía establecer parámetros vivenciales para que la vida fuera algo más que una sucesión de días y noches. Los niños sabíamos que los fríos ya eran inminentes cuando tu madre sacaba del ropero y el arcón la ropa de cama de franela; la de la mesa de camilla y aquella que nos serviría para cubrir nuestros cuerpos de los ya inminentes tiempos otoñales. Nos probaban la ropa con la (vana) esperanza de que la primavera y el largo y cálido verano no nos hubiera hecho crecer en exceso. Resultaba casi imposible que en esos días yo no heredera alguna prenda de mi hermano mayor. Algún chaleco, algún pantalón y posiblemente alguna camisa de franela. A mí esa “herencia” me sentaba fatal pues mi gran ilusión era siempre estrenar ropa nueva. Aunque asumía que en tiempos de escasez nadie puede elegir libremente la ropa que se pone. Mi madre y mi abuela hacían en esos días su visita reglamentaria a la tienda de Algarín Hermanos situada en la esquinas de Puente y Pellón y Lineros o a los emblemáticos Almacenes Peyré en la calle Francos. Allí se surtían para poder complementar lo nuevo con lo viejo y así poder hacer frente a los inminentes días de frío. Me gustaba acompañarlas y a la ida se paraban a tomarse un café en la Cafetería de la calle Córdoba. En aquellas fechas las mujeres no pasaban ni por las puertas de las tabernas pero otra cosa es que entraran a tomar café en los bares. Aunque eso si, siempre acompañadas y nunca de forma solitaria. Una mujer sola en un bar estaba muy mal visto. Tiempos que con los parámetros actuales serían hoy muy difíciles de digerir.
El otoño es (o mejor dicho era) un tiempo proclive a la introspección de cuerpos y almas. Las familias se reunían cada tarde-noche en torno a una mesa-camilla calentada amorosamente por un brasero con cisco picón y bajo los efluvios de la alhucema. Se escuchaba la radio (aquellos que la tuvieran) pues la televisión en blanco y negro todavía no se oteaba en el horizonte. Tiempos aquellos donde los niños soñábamos con barcos de piratas en cuyo mástiles ondeaba una bandera con una calavera y con espadachines enmascarados peleando por causas justas y nobles. Las niñas vestían y desvestían muñecas mientras dialogaban con ellas en un ejercicio de Inducido amor maternal. Preámbulos de una adolescencia donde soñaban con príncipes azules y con idílicas aventuras donde el romanticismo campaba a sus anchas. Las madres y las abuelas cosían y cosían y volvían a coser (las más afortunadas pedaleando una Singer) mientras por lo bajini en la radio de galena se escuchaba una canción de Juanita Reina. Los padres y los abuelos se alternaban tareas de mantenimiento y reciclaje para así poder alargar la vida de los objetos cotidianos.
A través de las ventanas callejeras se escuchaba el tintineo de las gotas de lluvia sobre los canalones de los tejados. El maullido de algún gato que sentía sobre su espinazo las secuelas de una madrugada de frío y de soledad. El repique de las campanas de alguna iglesia cercana llamando a misa de ocho y dándole a la Ciudad los mágicos acordes de la serenata otoñal. El sonido lejano de la sirena de un barco que no sabíamos bien si anunciaba su marcha o su llegada. El Otoño hecho memoria y silueta de la vivido.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Claudia por entre los Jardines del Talento y la Belleza



Cuando los días del almanaque nos recordaba que el verano estaba finiquitado y que el Otoño (cada día más ausente en la Ciudad) estaba presto para ser disfrutado el devenir de las cosas, una vez más, llena de pesar nuestros ya gastados corazones.  Falleció para los mortales Claudia Cardinale y en ese mismo instante resucitó para siempre rodeada del halo luminoso de las grandes estrellas del Séptimo Arte.  Tenia 87 años de edad y falleció en Nemours  (Francia).   Asumo  (reconociendo mi falta de empatía hacia algunas nuevas perspectivas cinematográficas)  que el Cine y sus efectos colaterales tanto en lo sentimental como en lo cultural caminan actualmente por derroteros algo sinuosos y contradictorios.  El Cine tiene (o al menos debía tener) una cierta magia envolvente que consiga activar nuestra capacidad de poder soñar despiertos.   El Cine, en muchos casos, consigue que al final los malos acaben pagando sus perversiones y que lo justo y lo legal caminen de la mano  (cosa que en la vida real casi nunca ocurre).

 Dentro de este martirologio de profetas defensores de lo “políticamente correcto”  donde alabar la extrema belleza de una actriz o las grandes dotes de apuesto galán de un actor te convierten  ipso facto en un retrogrado cavernario.  Que actores  contemporáneos  como Brad Pitt o Leonardo DiCaprio sean poseedores de un gran atractivo los obliga a  estar continuamente dejándose perdonar.  En El Cine los guapos y guapas son considerados pésimos actores y  los poco o nada agraciados/as  son unos actores formidables.  De todo hay en la Viña del  Séptimo Arte.  El Cine italiano nos regaló para la vista y los sentidos un ramillete de actores y actrices que aparte de ser grandes interpretes dotaban a la pantalla de unos físicos a los que la cámara adoraba.  Valgan como ejemplo Sofía Loren,  Silvana Mangano, Gina Lollobrigida, Claudia Cardinale, Marcello Mastroianni, Vittorio De Sica o el mismísimo Vittorio Gassman.

 Para el ideario sentimental de nuestra generación Italia se traducía fundamentalmente en sus películas y en sus canciones.  Venerábamos sin reservas a Claudia Cardinale y nos dolía profundamente cuando los “carroñeros de la imagen” sacaban fotos de su vejez para regodearse con su belleza perdida.  Dentro de su espuria  mirada comercial y depredadora  no logran entender que la magia del Cine, hace ya muchos años,  hizo inmortal  la belleza y el talento de Claudia Cardinale.   Se nos fue Claudia y nos queda Sofía que a sus 91 años de edad nos sigue recordando que los mejores matrimonios y divorcios siempre son a la italiana.  Eternas por su gran belleza y eternas por sus inconmensurables talentos.  Mujeres al borde de un ataque estelar. 


martes, 23 de septiembre de 2025

Los negacionistas


Con la inestimable ayuda de las RRSS (Redes Sociales) y con la sobredosis de ingenuidad de muchas personas los negacionistas profesionales están viviendo una etapa dorada. Los bulos y las mentiras avanzan a la velocidad de la luz y ya parece ser que son muy pocos los que se molestan siquiera en analizar las informaciones que les llegan. Esta es una Sociedad permeable, frágil y hábilmente narcotizada. Desde las esferas más extremistas del entramado político, mediático, social o cultural se introducen mentiras perfectamente orquestadas y se niegan en redondo a aceptar verdades solventes y fácilmente demostrables. Lo verdaderamente importante es la construcción y difusión del Relato que interese en cada momento. La negación siempre ha acompañado a los seres humanos desde los tiempos más remotos. Suele ser asumida unas veces como salvaguarda de la propia integridad física y otras para no entrar en disonancia con los que mandan. La fidelidad ideológica que en no pocas ocasiones se termina diluyendo en un seguidismo ciego e irracional. Hasta el propio San Pedro negó a Jesús de Nazaret hasta en tres ocasiones. Si reconocía conocerlo lo clavarían como a una mariposa en una cartulina negra. Seguro que Jesús no se lo tomaría en cuenta pues conocía como nadie las flaquezas y miserias de los seres humanos.
Durante la Pandemia negaron la propia existencia del virus y, por supuesto, la utilidad salvadora de las vacunas. Todo nos decían que eran mentiras programadas por no se sabe muy bien que tipo de fuerzas extrañas. Explicar racionalmente lo falsario es algo extremadamente difícil cuando la cerrazón y el fanatismo se apoderan de las personas. Se llegó a afirmar que detrás de las vacunas estaba Bill Gates que mandaba introducir chips para así poder controlar a toda la Humanidad. Entre los grandes (grandes por su Poder no por sus capacidades intelectuales o morales) mandatarios que dominan hoy el mundo prevalece como elemento convergente el más duro e irracional Negacionismo. A la cabeza se encuentra el “dueño del rotulador negro” que por negar hasta les niega a los que se atreven a criticarle el derecho al trabajo y a la libertad.
Todavía en pleno siglo XXI siguen negando que el hombre pusiera los pies en la luna. Dicen que todo fue un montaje rodado en un escenario preparado al respecto en Hollywood. Lanzan el bulo y lo proyectan a través de las RRSS con la inestimable colaboración de los funcionarios mediáticos que, en un alarde de cinismo, dicen ser periodistas. Ahora, cuando las pantallas de los televisores chorrean sangre con las imágenes de la criminal matanza de Gaza niegan que aquella atrocidad sea en realidad un Genocidio. ¿Qué es entonces? ¿Una pelea de lucha grecorromana?
 Este pasado domingo el cuenta-muertos de la Franja de Gaza nos ofreció la terrorífica cifra de 65.200 asesinados (son muchos los analistas que coinciden que la cifra real es mucho mayor). ¿Cuántos muertos más hacen falta para llamar a las cosas por su nombre? Pues ahí los tenemos negando o disfrazando la realidad que se nos muestra notoria y palpable. ¿Quién puede considerarse humano sin que le rebote la sangre por sus venas? Todo gira y se cuece en torno a una ambición política desmedida que no respeta fronteras y que convierte a los libres en vasallos y a los vasallos en esclavos.
La ceguera de los que no quieren ver. Políticos oportunistas al servicio de la mentira. Negacionistas a los que la Historia terminará poniendo en su sitio de podredumbre y miseria moral. Si ante una barbarie como la actual no alzamos la voz tendremos que dejarle, una vez más, a las olas de mar su rugido de siglos y a los músicos del Titanic su música del alma antes de que se produzca el naufragio definitivo. Creer que cuanto está pasando no tiene nada que ver con nosotros es colocarse en el lado equivocado de la Historia. Lo hicimos muchas veces y otras tantas lo hemos terminado pagando.

viernes, 19 de septiembre de 2025

Certificado de Estudios Primarios


Los niños de mi Generación, que a la postre configurábamos a los niños de la pos-guerra, teníamos que conseguir el Certificado de Estudios Primarios para poder incorporarnos al Mundo Laboral. La mayoría de nosotros formábamos parte del enorme batallón de las clases humildes. Los “hijos de la leche en polvo”. Todo giraba en torno a la supervivencia más inmediata y el hecho de poder comer todos los días suponía para algunas familias una incógnita permanente. Afortunadamente en mi casa a pesar de las carencias no nos vimos nunca en esa difícil encrucijada. Comer o no comer he ahí la cuestión. Nosotros gracias al esfuerzo de nuestros padres comíamos todos los días. Las épocas malas siempre terminaban por llegar y yo las apreciaba claramente cuando mi madre no podía darme algún dinerillo para poder cumplimentar mis dos grandes pasiones: los tebeos y los Cines de Verano. No había nada que debatir pues yo era consciente que cuando mi madre me decía “hoy no puede ser” era que de verdad no se podía.
A las catorce años de edad y ya con el Certificado de Estudios Primarios en tu poder te buscaban tu primer trabajo. Nadie te preguntaba que querías ser de mayor pues se consideraba que con esa edad ya eras mayor. Así que en función del trabajo que saliera podías ser en el futuro pintor de brocha gorda; administrativo; fontanero; dependiente de cualquier clase de comercio; charolista o guarnicionero. Al empezar a trabajar te hacían lo que entonces se llamaba un Contrato de Aprendizaje que cubría un periodo de dos años (desde los catorce a los dieciséis). Dicho Contrato para validarlo legalmente lo tenían que sellar en los antiguos Sindicatos Verticales de la Plaza del Duque. Después empezabas a navegar por los procelosos mares del Trabajo que es lo mismo que decir que navegar por los mares de la Vida. Mi Tío Antonio estuvo peleando algún tiempo para que yo pudiera ingresar en la Universidad Laboral pues seguro que algo vería en este soñador de soles y lunas. Al final comprendió que las circunstancias siempre son las que mandan y me mandaron a trabajar a los Almacenes Olimpia de la calle San Luis. ¿Resultado? Excelente en todos los sentidos. Me tropecé con un núcleo de personas que siempre me trataron con muchísimo afecto y consideración y que, a la postre, me proporcionaron unas determinadas herramientas para poder desenvolverme por la vida. Cuando empiezas a trabajar te das cuenta de las dificultades y los esfuerzos que tienes que hacer para llevar un jornal a tu casa. Maduras por la vía rápida.
El balance existencial de mi Generación ha sido altamente productivo y gratificante. Con no pocos esfuerzos conseguimos formar y mantener a nuestras familias. Algunos de nuestros hijos fueron universitarios y fuimos capaces de crear puentes entre las grandes miserias del pasado y las buenas expectativas de un prometedor futuro. Lo que ha venido a continuación donde nuestros nietos tendrán serias dificultades para poder desarrollar sus proyectos de vida no es algo de lo que nos podamos sentir responsables. Hicimos cuanto pudimos y nunca rehusamos librar batalla para superar las grandes dificultades que nos rodeaban. La Política, la mala política de los mercaderes de turno, ha propiciado que en esta Sociedad las desigualdades sociales lejos de acortarse sean mayores cada día. Nosotros solo teníamos los Certificados de Estudios Primarios como pasaportes para cruzar por la Aduana de la vida y sus circunstancias.
Ahora son las nuevas generaciones las que tienen que tomar el relevo para que los avances no se produzcan solo en las Cuentas de Resultado de las grandes empresas. Hicimos cuanto pudimos con los escasos medios de que disponíamos. ¿Pudimos hacerlo mejor? Posiblemente pero también pudimos empeorar las cosas. Lo importante es tener la tranquilidad que proporciona el saber que tu conciencia duerme tranquila el sueño de los justos. El Certificado de Estudios Primarios dentro de una carpeta donde ya también habitaba el Capitán Trueno, una foto de Marisol y un bucólico poema de amor. La vida pendiente de ser gastada y siempre procurando que si los sueños no se cumplen al menos que no se nos terminen convirtiendo en pesadillas.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Robert Redford que estás en los cielos


Ha fallecido Robert Redford o lo que es lo mismo nos ha dejado uno de los grandes iconos de la Historia del Cine. Tenía 89 años de edad y ha dejado de latir su bondadoso y solidario corazón en su casa de Utah. Un actor portentoso y una persona comprometida con los distintos tiempos que le tocó vivir. Sus últimos años los dedicó a una activa defensa del Medio Ambiente y a denunciar los daños colaterales que la “zarpa” de algunos mercaderes produce sobre la Madre Naturaleza. Con su marcha se nos muestra con absoluta clarividencia que mi Generación es ya un páramo donde yacen muchos de nuestros referentes sentimentales artísticos y culturales.
Robert Redford siempre será eterno por así determinarlo sus obras que lejos de achicarse con el paso de los años se siguen agrandando. Repasar la filmografía de Robert Redford produce una cierta sensación de vértigo emocional. Dos hombres y un destino (1969); El golpe (1973); Tal como éramos (1973); Todos los hombres del Presidente (1976); Memorias de África (1985); Quiz Show : El dilema (1994 - Director) o El hombre que susurraba a los caballos (1998) son una fiel representación de este gran seductor portador de la interpretación más genuina e imperecedera. En 1981 crea la Fundación de Cine de Sundance que a la postre generaría el Festival de Cine Independiente del mismo nombre (considerado el más importante del mundo).
Su vida privada no estuvo exenta de algunos dramas personales que le hicieron conocer la tragedia en sus formas más abrupta. Perdió a su madre cuando él contaba con 18 años de edad y esto le dejó una huella indeleble. En 1959 perdió a su primer hijo (Scott) de muerte súbita (tenia 5 meses) y en 2020 falleció su hijo James de un proceso cancerígeno. Dos perdidas a las que le costó reponerse pero a las que supo enfrentarse con las armas del recuerdo y el firme apoyo de sus hijas.
Querido, admirado y respetado en el complejo Mundo del Cine donde en no pocas ocasiones los cuchillos vuelan sin que estos sean precisamente del atrezo de los rodajes. Supo ser fiel a si mismo cosa que hoy se nos configura como una tarea ciertamente complicada y de la que solo se salvan gente a los que la fama no consigue que despeguen sus pies del suelo. Cada vez que lo veamos interpretar algunas de sus grandes películas sonreiremos para nuestros adentros diciendo: “Han pretendido inútilmente que nos creyésemos que Robert Redford se nos había muerto”. La magia del Cine siempre ha sido, es y será invencible. Lo cierto es que este martes 16 de Septiembre las noticias nos han dado un buen Golpe. Nos levantaremos para ver cómo es posible que un hombre le susurre a los caballos. Andaremos descalzos por el Parque (si es en Sevilla entre los patos muertos). Allá por tierras de Kenia los leones se posarán en alguna meseta como señal de duelo y respeto. Su inseparable compañero Paul Newman lo estará esperando por los cielos azules de las eternas miradas. Dos hombres y un destino unidos para la eternidad. Robert Redford que está en los cielos vela por nosotros.
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lunes, 15 de septiembre de 2025

La Democracia en su laberinto


“El verdadero problema del ignorante es cuando ignora su propia ignorancia”


Por los muchos años acumulados he vivido la Transición democrática española en toda su extensión. La época actual se caracteriza por ser la de mayor déficit democrático en todo este recorrido de luces y sombras. Actualmente ser demócrata es una terminología completamente devaluada. La Democracia es frágil por su propia naturaleza y defenderla de los ataques internos y externos es tarea de los verdaderos demócratas. Su problema más grave es tener que darle cobijo (la urna siempre será el juez supremo) a fuerzas políticas extremistas que tienen como principal objetivo el destruirla. La Democracia se sustenta (o al menos debía hacerlo) en la confrontación dialéctica y en la libertad de poder manifestarse libremente dentro de un contexto donde el respeto y la tolerancia fueran sus principales señas de identidad. El Gobierno (los gobiernos) tienen como principal misión el gobernar (incluyendo para aquellos que no les votaron). La Oposición es el contrapunto legislativo para fiscalizar y erosionar a los que gobiernan. Los papeles están (o al menos debían estarlo) perfectamente definidos. Esa es la teoría pues la practica poco o nada tiene que ver con el lodazal que nos rodea. Impera a sus anchas la descalificación, el insulto, la mentira y el exabrupto más desaforado. Todo vale con tal de mantener el Poder y todo vale con tal de conquistarlo. Todos dicen hablar y actuar en nombre de los ciudadanos y buscando siempre el beneficio de los representados. Una burda mentira que, lejos de aminorar, cada día cobra más peso en una Sociedad completamente narcotizada y, por ende, despolitizada. ¿Alguien se cree que los incívicos y violentos “debates” verbales que se producen en el Parlamento tienen algo que ver con los problemas reales de la gente? ¿Qué más tiene que pasar en este pais para que nuestros dos partidos más representativos lleguen a acuerdos?
La gente en su vida cotidiana con sus problemas puntuales nada tiene que ver con esta maraña de insultos y descalificaciones. El mundo se desangra y nos cercan los problemas mientras que aquí contemplamos atónitos como placean a “viejas glorias socialistas” que a la vejez se nos han vuelto revisionistas. ¿Cuántas veces tendremos que escucharle a don Alfonso lo muchos que lee y lo mucho que quiere a Sevilla? Vivir para ver. La vanidad humana no conoce fronteras y a nadie le amarga un… homenaje. ¿Libertad de expresión? Sin duda y siempre como base y fundamento de un sistema democrático. Conozco a personas de derechas que son verdaderos demócratas y a personas de izquierdas que son antidemócratas y, evidentemente, también al revés. Estamos instalados en lo “políticamente correcto” y cualquiera que se aleje del redil será defenestrado civil y políticamente. En definitiva no somos lo que pensamos o decimos; somos lo que hacemos. Comparar a los políticos de cualquier ideología de los años setenta y ochenta con los actuales produce una cierta sensación de profundo pesimismo. Esto se puede comprobar de manera fidedigna repasando la Transición.
El Populismo en su vertiente más cutre y perniciosa se ha apoderado de nuestras vidas y haciendas. Las luces al final de los túneles se nos van apagando lentamente y terminaremos todos cayendo en brazos del estoicismo (dixit mi amigo Fali).
La Democracia en su laberinto siempre a la espera del rescate de los verdaderos demócratas. En política no hay termino medio: o Democracia o Dictadura.
 La mentira campa a sus anchas en nuestras vidas y convivimos con ella sin percatarnos siquiera. Nada hemos comprendido de cuanto la Historia nos enseña. Nadie hablará de nosotros ni incluso estando vivos. Solo nos queda el Arte y la Cultura como últimos asideros. “Dios salve a la Reina”, de acuerdo, pero ¿quién nos salvará a nosotros¿ Los salva-patrias terminan vaciando las despensas y llenando de luto los corazones de la gente. Busquemos el equilibrio dentro de lo racional y concreto apoyando a opciones políticas (de Izquierda o de Derecha) donde pueda desarrollarse el necesario consenso. Lo demás son cantos de sirena que nos llevarán al borde las trincheras. Los que juegan con fuego al final siempre se terminan quemando. Tiempo al tiempo.

viernes, 12 de septiembre de 2025

La pena infinita


A lo largo de mi vida he sufrido los daños colaterales del fallecimiento de dos personas jóvenes hijos de dos de mis más grandes amigos. Uno falleció de forma súbita y el otro en un durísimos proceso cancerígeno que terminó a finales del pasado Agosto cuando le entregó su alma a la Virgen de la Candelaria. Doy fe y testimonio vivencial de que en ambos casos concurrían una serie de valores morales y cívicos que los configuraban como unos excelentes muchachos y unas grandes personas. Es legitimo ante situaciones tan injustas que hasta las más firmes creencias espirituales se sitúen en el terreno de la duda existencial. Es obvio que la Fe nunca puede ser una “póliza de seguros” que te va a librar de los duros avatares a los que estamos sujetos los seres humanos. Como también lo es que cuando la tragedia se mete en tu casa las dudas y las certezas se entremezclan de una manera desordenada. Luego el tiempo nos dará la fuerza y el consuelo necesario para seguir avanzando. Lo que queda claro es que existen heridas que pueden cicatrizar pero que nunca se van a cerrar del todo. Ser cristiano es sustancialmente seguir las enseñanzas de un Jesús redentor, solidario y misericordioso. Nunca debemos de olvidar que fue salvajemente crucificado cuando contaba tan solo con treinta y tres años de edad. Confundir esta Doctrina con un entramado burocrático donde prima la mentira, la falsedad y los intereses más espurios es confundir la esencia de las cosas.
Enterrar a un hijo es el proceso más dolorosa al que se enfrentan los seres humanos. La pena infinita. El dolor del alma y el cuerpo elevados a su enésima potencia. En la Historia de la Literatura existen grandes escritores que le han dedicado obras extraordinarias a las muertes de sus hijos. Valgan como supremos ejemplos el de Isabel Allende en su excelente novela “Paula” o el de Francisco Umbral en su gran novela titulada “Mortal y rosa”. La Literatura, la buena Literatura, como antídoto contra la desesperación y el desconsuelo. Nuestra Semana Santa a través de sus inigualables y portentosas imágenes es un claro ejemplo de como desde el Arte (Barroco) se puede configurar un mundo donde la pena y la muerte son claramente vencidos por la Fe y la Belleza. La vida está programada para que los hijos entierren a los padres. Cuando se invierten estos conceptos todo salta por los aires hecho añicos. Lo racional revierte su orden natural y la tragedia se apodera de la vida de las personas. La pena infinita campando a sus anchas.

martes, 9 de septiembre de 2025

Sabina o el culmen de la poesía urbana

Dentro de su Gira de despedida la semana pasada estuvo Joaquín Sabina en Sevilla. Fueron tres noches memorables en el mágico recinto de la Maestranza sevillana. Se despide de los escenarios este juglar contemporáneo que se nos representa como el gran poeta urbano español de los últimos tiempos. Forma junto a Joan Manuel Serrat un dúo irrepetible donde la figura del cantautor alcanza sus cotas más altas y sublimes. Joaquín Sabina asume que el paso de los años va dejando unas secuelas que le va mermando paulatinamente la capacidad para desarrollar con plenas garantías su profesión. Aunque en el caso de este andaluz de Úbeda siempre valoramos más lo que nos cuenta por encima de como lo cuenta. Nos da exactamente igual que ya su manera de cantar esté más dentro del recitado de que la canción pura y dura. Que peleen los gladiadores que los poetas ganan siempre sus batallas con la fuerza emocional de la lírica. Ver a Joaquín Sabina encima de un escenario es siempre un ejercicio de reencuentro con nosotros mismos. Somos lo que fuimos y nunca lo que seremos. Vivimos en un mundo complejo donde la perversión y el despotismo de los que mandan se complementa con el vasallaje y la servidumbre de muchos de los que obedecen. Sabina, Joaquín Sabina, se nos representa como un oasis de libertad y camaradería. Se fue Serrat y se va Sabina pero siempre nos quedarán sus canciones como antídoto contra la desesperanza y la incertidumbre de estos tiempos tan complicados. Como pasó siempre, el Arte y la Cultura como frentes irreductibles ante la barbarie y la sinrazón de los poderosos que dominan nuestras vidas y haciendas. Si alguna vez el mundo se extinguiera siempre habría flotando en el aire un trozo de papel donde un poema nos recordaría que el alma existe. Cuando ya los escombros nos muestren el camino de la ruina absoluta sonará a través de una ventana derruida una canción, una copla o un cante. El Arte, los artistas, como fieles salvadores del naufragio de los seres humanos. Sabina se nos va alejando mientras en el tocadiscos su voz, ronca de noches de bohemias, nos dan un soplo de aire fresco. Suenan sus canciones en el sitio sentimental donde siempre nos darán la una, las dos y las tres. Eterno Joaquín Sabina.

jueves, 4 de septiembre de 2025

Octogenarios amortizados




A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale. 
 (Gabriel Celaya)


Decía el gran Serrat en una reciente entrevista que al cumplir los 80 años de edad te das cuenta de forma meridianamente clara que, civil, social y culturalmente, ya has dejado de existir. Te has vuelto invisible. De tí ya tan solo se habla en pasado como si ya no pertenecieras, por pleno derecho, al Reino de los vivos. Da igual que tu profesión fuera la de actor, cantante, administrativo, fontanero, deportista o funambulista de un Circo. Todo queda amortizado por quedarte fuera de la inmisericorde ecuación de las sociedades capitalistas que nos sitúa como productores y consumidores. Tu forma de pensar, sentir y proceder queda diluida en un concepto grupal.
Curiosamente hay dos franjas de la vida que son la juventud y la vejez donde parece ser que ya todo funciona en clave corporativa. Se nos contextualiza en función de la edad. El individuo desaparece y se le incluye en lo estrictamente grupal. Se habla de los jóvenes y de los mayores dando por sentado que todos piensan lo mismo y padecen los mismos problemas. Se habla de las necesidades de los jóvenes y mayores pero nunca de los cuarentones. Estos van por libre y se les concede el beneficio de la duda existencial. Se les valora individualmente y se les corporativiza en función de criterios ideológicos, sociales, culturales o personales. Se le abren las expectativas sociales a caballo entre el trabajo y el tiempo libre. ¿A que dedica el tiempo libre? que cantaba el incombustible José Luis Perales. La diferencia estriba en que mientras a los cuarentones siempre se les concede el libre albedrío a las personas octogenarias se les niega esa posibilidad. Se les suelen programar sus ratos de ocio y se les suele tratar de un modo falsamente paternalista. La sempiterna y todavía presente teoría del “avioncito” tanto en residencias como en hospitales. A la hora de comer se le levanta la cuchara de sopa frente a la cara y se le dice: “Juanito, abre la boquita que viene el avioncito “. Afortunadamente la longevidad cada día alcanza mayores cotas y la cuestión es que esto empieza a ser un problema para algunos Gobiernos. Que la vida en su epílogo existencial se pueda vivir con dignidad conlleva un enorme gasto asistencial. Se trata de ahorrar en los Presupuestos para que el reparto del botín entre algunos políticos sea más elevado. Solo se acuerdan de la soledad en la que viven algunas personas mayores (y no tan mayores) en las Fiestas Navideñas. Toca en esos días una sobredosis impostada de bondad y solidaridad. Después cuando Papá Noel se afeita la barba y los Reyes Magos aparcan sus camellos en las jaimas del desierto que cada cuál se busque la vida. Cuando el paso de los años te ha tratado bien dándote un magnífico entorno familiar. Cuando te mantienes bien tanto en lo físico como en lo mental. Cuando todavía sueltas una lágrima viendo una buena película, leyendo un buen poema o escuchando un cante por Soleá. Cuando el dolor ajeno todavía sigue formando parte de tu existencia. Cuando todavía pegas un salto en el sofá ante un gol de Betis. Cuando te sigues emocionando al abrir la ventana por la mañana y ves la obra de Dios al descubierto. Cuando la ilusión a pesar de los muchos escollos de la vida forma de tu equipaje. Cuando la Fe, entre dudas y certezas, te sigue acompañando por los senderos de la Esperanza. La vida, tu vida, sigue activada.
 Pocas prisas debes tener por “entregar la cuchara”. Lo reflejaba con nitidez el titulo de una película interpretada por el gran Warren Beatty: “El cielo puede esperar”. Lo decía mi querido y añorado amigo Fernando: “No se donde nos mandarán después de fallecer pero seguro que nunca puede ser mejor que Sevilla”.

martes, 2 de septiembre de 2025

Diego de Morón el último bohemio del Flamenco





Cuando el mes de Agosto echaba definitivamente sus persianas y los viajeros huérfanos de romanticismo deshacían sus maletas de idas y vueltas compulsivas nos llega la noticia, triste noticia, del fallecimiento de Diego de Morón. Diego Torres Amaya en el Registro Civil y Dieguito de Morón en sus comienzos de guitarrista flamenco. Tenía 78 años de edad y era hijo del cantaor Joselero de Morón y sobrino del genial guitarrista Diego del Gastor. Precisamente hace unos días ha salido a la luz su biografía (“Diego de Morón - Biografía del Duende” de Juan Toro Barea . Ed. Almuzara). De eso era de lo que andaba sobrado Diego de Morón: de Duende. Un guitarrista personalísimo, original e imprevisible en todas sus falsetas. Puede que sin ser consciente de ello tenia su alma repartida entre el Flamenco y el Jazz. Tomando como referencia el toque de su tío Diego del Gastor supo dotar a su guitarra de su propia impronta personal. No sonaba como nadie ni nadie sonó nunca como él. Considerado dentro del Mundo del Flamenco como artista de artistas su toque se impregnaba de la cal de su Morón natal para dotar de luz andaluza su vida y su obra. Su espaldarazo definitivo se produjo un 23 de Septiembre de 1998 en la Bienal de Sevilla donde presento su espectáculo ”Añoranza”. Un caso paradigmático de artista flamenco singular que ven transcurrir su vida con su alma llena de halagos y su despensa vacía por la falta de contratos. Nunca entenderán que la pureza también tiene sus necesidades materiales. Una noche de bohemia inolvidable recuerdo su toque en “La Carbonería “ de Paco Lira y son de esos momentos que se te impregnan para siempre en las paredes del alma. Con él se va una estirpe de guitarristas que hacían de la improvisación su mayor legado musical. Recordarlo en su sonanta es, ni más ni menos, que conseguir hacerlo inmortal. La guitarra de luto llora su llanto de siglos. DEP.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Decíamos ayer….


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Este Verano que avanza lentamente hacia su desaparición nos deja meridianamente claro que los veranos ya no son lo que eran y, lo más importante, que nosotros tampoco ya lo somos. Antes los veranos tenían olores mañaneros a jardines y parques recién regados. A Dama de Noche en los Cines de Verano. A melones y sandías expuestas verticalmente en puestos callejeros. Al soniquete de los vendedores ambulantes (memorable el de la flauta del “Afilaó”). A ilusionantes Fiestas juveniles en azoteas bajo un manto de estrellas y unos cordeles con bombillas de colores que se movían al ritmo del Dúo Dinámico y de Gianni Morandi. Al agua fresca de los búcaros que al beber te mojaban el pecho. Al corro de vecinas tomando el fresco en los patios y puertas de los Corrales. Todo liquidado en aras de una modernidad donde manda la tiranía de lo estrictamente artificial.
 Hoy hemos cambiado el buscar de estar frescos a estar a la captura del frio polar. Los hombres (y mujeres) del Tiempo Meteorológico nos “asustan” de manera permanente con las altas temperaturas que nos acosan por doquier. Dejándonos muy claro que hoy si una noticia no es mala no tiene mucho sentido propagarla. Nos dicen: “Mañana tendremos un breve respiro ante las altas temperaturas padecidas estos días. Aunque pasado mañana volverán a subir de nuevo”. Es decir: “No haceros ilusiones que volveréis a estar atrapados por las asfixiantes Alertas Naranjas y Rojas”. Vivimos presos de lo mediático y con la Esperanza finiquitada en cualquiera de sus variantes. ¡¡¡ Si hasta se han atrevido a cambiarle la cara !!! ¿Cómo se puede poner la mano donde Dios ya ha puesto la suya? No terminan de enterarse que ese rostro tan sublime es la cara de Sevilla. Todo queda ya contextualizado en aras de la notoriedad. Este verano huele a pólvora. A incontrolables fuegos de montes. A desesperación ciudadana. A Políticos negligentes, incompetentes y sectarios. A desolación absoluta. Al omnipresente cambio climático. A corrupción, a farsantes, a ignominia y a barbarie programada. Propician y alientan la ignorancia para poder operar en su beneficio. Saben que una sociedad narcotizada es una sociedad maleable.
 Vivimos con el alma en vilo a ver que nuevo invento se saca de la manga el dueño del “Rotulador negro”. Antes se decía que “Un fantasma recorre Europa” (el Comunismo). Ahora el fantasma que recorre Europa (y el mundo) se llama “Aranceles”. Estamos en manos de “primates fascitoides” que nos muestran sin reservas que nunca Poder y Dinero formaron un tándem tan perfectamente sincronizado. El horror y la barbarie televisadas en directo se mezclan con la degustación de salmorejo en las horas centrales del “papeo”. ¿Cuántos pensamos al ver esos niños destrozados por las bombas que tienen las edades de nuestros hijos o nietos? Tristemente en la actualidad las instituciones tratan por todos los medios de no molestar al “Gran Jefe”. Saben que además de tener la llave de la Caja Fuerte también tiene la de la Armería. Cuando ya la gente casi no levanta sus miradas de los móviles no podemos pretender que les afecte lo que pasa a su alrededor. Hemos pasado de ciudadanos a vasallos. En la actualidad miramos pero no vemos. No tratemos de enmascarar cuanto está ocurriendo en el difuso terreno de las ideologías. Se trata simplemente de Decencia y Humanidad. Decíamos ayer….