martes, 2 de diciembre de 2025

La pasión futbolera según Sevilla




Este pasado domingo se celebró el por ahora último Derbi sevillano.  Lo ganó el Real Betis que en la actualidad atraviesa una estabilidad institucional y un crecimiento deportivo muy diferente a lo que está pasando en el Sevilla.  Los Equipos de Fútbol se mueven entre buenas y malas etapas.  La diferencia es que los Equipos más poderosos consideran una mala etapa el no ganar títulos.  Mientras que los menos pudientes en horas de vacas flacas pueden hasta perder la categoría.  Dicen que los Derbis se ganan con la cabeza fría y el corazón caliente.  Si se alteran estos conceptos es más que previsible que aparezcan las derrotas.  En la actualidad se llama Derbi a cualquier enfrentamiento pero la realidad futbolera nos demuestra de manera fehaciente que Derbi, lo que se dice Derbi, son los Boca-River  y fundamentalmente los Sevilla-Betis / Betis-Sevilla.  En este día  “señalaíto”  la Ciudad es un hervidero de pasiones donde hasta se interesan por el partido aquellos que no saben distinguir un córner de un penalti.  En los días previos y posteriores al partido los medios locales cubren muchas horas y páginas con el antes y el después de este acontecimiento futbolero, social y sentimental.   Todo se mueve en un carrusel de tópicos que a la corta o a la larga poco o nada aportan a la Ciudad.   Siempre nos dicen que los Derbis nunca tienen favoritos cuando la Historia nos dice que, casi siempre,  los suelen ganar quienes mejores jugadores ponen sobre el Campo.  También es muy importante que sobre el césped estén algunos canteranos. Ellos saben mejor que nadie lo que estos partidos significan para el disfrute o pesadumbre de las dos aficiones locales. Afortunadamente la sangre nunca llega al río aunque se empeñen empecinadamente de lo contrario un número determinado de  descerebrados (donde por desgracia se incluyen aficionados, futbolistas, directivos, entrenadores e incluso algún “periodista” de pacotilla).  Incendiarios sociales de manual que se niegan a pasar desapercibidos.

Después del Partido se observa como la Ciudad se va desperezando de un sueño que para algunos resulta placentero y para otros una pesadilla y todo, poco a poco, va tendiendo a la normalidad.   Los que han perdido recurrirán a ese penalti no señalado; a ese fuera de juego no pitado o a ese nefasto arbitraje.  Los que lo han ganado solo lamentarán no haber metido más goles. Quien no se conforma es por no querer pues el muestrario es amplio y variopinto.  Sociológicamente no deja de ser un ejercicio  de vertebración social y de afianzamiento de la Tribu a la que pertenecemos.  Poder ver un Sevilla-Betis  en compañía de tus hijas, tus nietos y  el aporte de algunos agregados que no necesariamente comparten nuestros sentires verdiblancos nos resulta altamente placentero.  La clave está  en tomar esto como una Fiesta y nunca como una Guerra.  Que nuestros herederos sentimentales aprendan que el Fútbol  es como la vida.  Una veces se gana y otras se pierde y hay que aprender a gestionar racionalmente ambas situaciones.  Las tradiciones heredadas de nuestros mayores nos ennoblecen y somos responsables de transmitirlas a quienes nos preceden en nuestro ya frondoso Árbol Genealógico.  Nada nuevo bajo el sol y  ya quedamos emplazados  hasta el próximo Derbi.  Dice Jorge Valdano que “el Fútbol es lo más importante de entre las cosas menos importantes”.  La pasión futbolera según Sevilla o el rito de lo insustancial convertido en pura leyenda.

 

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