lunes, 5 de octubre de 2020

La diáspora existencial

Cuando le decían a Paco de Lucía si era consciente de que iba a pasar a la posteridad siempre contestaba: "La posteridad me trae sin cuidado, yo lo que quiero es pasármelo bien en vida y llevarme conmigo un montón de buenos ratos. Esos no me los quita nadie". Woody Allen  siempre ha dicho que cuando muera le da igual lo que hagan con sus películas, como si quieren cogerlas todas y tirarlas al mar, que para él lo verdaderamente importante es lo que disfrutó haciéndolas. Ana María Matute, grandísima escritora y con una enorme capacidad intelectual, comentaba que con el paso de los años todos y todo queda amortizado y termina siendo pasto del olvido. La vida se articula  en dos elementos fundamentales: la búsqueda de la Felicidad y el desarrollo intelectual. Luego está el libre albedrío de cada uno para contextualizar su concepto de Felicidad y rellenar espacios sentimentales, espirituales, sociales y culturales. Los seres humanos somos complejos y contradictorios por nuestra propia naturaleza. Siempre tropezamos en la misma piedra cuando nos consideramos imprescindibles en vida y con la (vana) esperanza de ser recordados eternamente. El "para siempre" es una quimera que el tiempo se encarga de dilucidar. La diáspora existencial marcando las pautas vivenciales de cada ser humano.

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