martes, 18 de mayo de 2021

La puerta entreabierta

"La muerte es la vaselina de la credulidad. Cuando la muerte llama a la puerta, el escepticismo salta por la ventana "  (Carlos Ruiz Zafón)

No se si la Pandemia nos ha vuelto más creyentes pero si ha propiciado que el nombre de Dios esté omnipresente en nuestra vida cotidiana.  Decimos con frecuencia: "Estamos todos bien a Dios gracias " o "Pues nada, que sea lo que Dios quiera ". Cuando llueve por derecho nadie renuncia a un paraguas prestado aunque lleve el escudo del Vaticano.  Se cumplió el décimo aniversario del 15-M. Un movimiento ciudadano cívico, pacífico y transversal que, en sus justas reivindicaciones, movió los anquilosados y egoístas cimientos de los Partidos tradicionales.  Los políticos vivían (y viven) más pendientes de sus disputas personales que en solventar los problemas que padece la ciudadanía. Al final el 15-M se fue diluyendo como un azucarillo en el primer café mañanero.  Sus justas reivindicaciones no sólo no han sido atendidas sino que han aumentado con el paso de los años. Todavía no se ha inventado una vacuna contra la decepción por los sueños perdidos. Las vacunas y el virus empiezan a tomar caminos contrapuestos (a más vacunas menos virus) y eso es fundamental para que, poco a poco, retomemos la vida en toda su plenitud. Nos queda todavía un buen trecho por recorrer (ignoro si corto o largo) pero las campanas de la Catedral ya se preparan para un Toque de Volteo en clave utrerana.


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