lunes, 3 de octubre de 2022

El Loco de la Colina


En esta tarde lunera de principios de Octubre me llega la noticia, triste noticia, del fallecimiento de Jesús Quintero. Es mi colega de sentires sevillanos, Salva Gavira, quién vía wassap me advierte que debo aumentar una nueva cuenta en el rosario de la orfandad de mi Generación. Se nos ha muerto “El Loco de la Colina” y cada vez somos más conscientes que vivimos casi de prestado. Mi mundo se desmorona cada día y por la mañana le doy gracias a mi espejo por poder verme reflejado en él un día más. Jesús Quintero tenía 82 años de edad y se encontraba en una Residencia del bello pueblo de Ubrique. Si morirse es inevitable, hacerlo en uno de los más bellos rincones andaluces siempre, dentro de la tragedia, tiene algo de consuelo. Este andaluz lucido, imaginativo y creador de mundos de ensueño había nacido en San Juan del Puerto. La mayor parte de su fructífera existencia la pasó en Sevilla, a la que amaba profundamente y a la que convirtió en el epicentro sentimental de sus más nobles emociones. Sus comienzos en la radio (“El Loco de la Colina “) supuso una auténtica revolución en los conceptos filosóficos que dimanaba de su voz aterciopelada y cercana. Escuchar sus reflexiones nocturnas con la música de Pink Floyd de fondo era de una belleza extrema y, a pesar del cansancio acumulado durante el día, peleabas para que el sueño se retardara un poco más. Luego aterrizó en la televisión dejándonos una serie de programas únicos e irrepetibles. Lo mismo entrevistaba a un famoso (de cuando los famosos eran de verdad famosos y no “personajillos” de tres al cuarto) que a un limpiabotas con un pasado legionario. Jesús Quintero fue genial desde la más absoluta naturalidad y haberlo dejado morir casi en el olvido es algo que no hace más que constatar el tipo de Sociedad que entre todos hemos creado. Dios sabrá guardar a este agnóstico de mirada limpia y corazón andaluz universal. Fue genial y propició, que no es poco, que nuestro paso por esta Tierra de María Santísima fuera más feliz y llevadero. Que tu “Perro verde” te sirva de lazarillo por las llanuras eternas de los cielos. Descansa en paz Amigo.

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