martes, 27 de mayo de 2025

Lo efímero y lo trascendental



“El verdadero problema de la mentira es que quienes más la padecen la suelen acoger con verdadero entusiasmo”

Vivimos una época donde imperan los conceptos vacíos. Frases grandilocuentes que parecen decir mucho y cuando rascas un poco te das cuenta que no expresan nada significativo. Hay dos en particular que siempre me han llamado la atención. Me refiero en clave futbolera a “el partido del siglo” y a nivel más general a “los hitos históricos”. Es raro que en un mes no se celebre un “partido del siglo” y que el mismo no se anuncie a bombo y platillo en todos los medios. A los pocos días de celebrarse ya queda amortizado pues aparece en el horizonte otro “partido del siglo”. Curiosamente el desarrollo del mismo se queda lejos de las expectativas creadas pero lo importante es que de juego informativo en sus preámbulos y en sus cortos epílogos. En la elite futbolera los partidos son tan frecuentes como difíciles de digerir. Cuando se está digiriendo y analizando el partido de un domingo ya tenemos en puertas el del miércoles. Existe mucho dinero en juego (fundamentalmente a través de las televisiones) y esto propicia que la gran cantidad de partidos que se juegan vaya en detrimento de la salud deportiva de los jugadores. Las lesiones son cada vez más frecuentes y también es preocupante la gravedad de algunas de ellas. Raro es que un Equipo de la elite del fútbol no tenga a lo largo de la temporada a varios jugadores lesionados con un recorrido de varios meses. Todo esto es parece ser que es secundario, el fútbol mueve millones a espuertas y nadie está dispuesto a renunciar a su trozo de la tarta. Aquí lo que resulta verdaderamente importante es que la Caja no deje de hacer klins.
Los “hitos históricos” ya se configuran con frecuencia tanto en lo social, lo deportivo, lo cultural, lo religioso o en el ambiguo y fariseo mundo de la política. Se dice de manera grandilocuente “vamos a hacer historia” y esto representará un nuevo “hito histórico”. Luego lo que ocurre es que el acontecimiento o evento en cuestión queda amortizado en un corto periodo de tiempo. La Historia tiene un tiempo propio y es ella, con el paso de los años, quien suele determinar que hechos acaecidos son dignos de figurar de manera permanente en su Memoria. Rellenar paginas con letras de oro estampadas en los eternos pergaminos de los tiempos vividos. Llamamos personaje histórico a quienes todavía viven plenamente dentro de la contemporaneidad. Le negamos a la Rueda del Tiempo que al girar sea la que determine la grandeza o banalidad de los acontecimientos. El papel de los grandes historiadores es fundamental para poner encima de la mesa de la Historia las bondades y miserias de los seres humanos. Son ellos, los humanos, quienes crean y destruyen. Quienes pintan, escriben, esculpen o crean monumentos. Quienes le dan forma a estructuras arquitectónicas. Unas veces son para mejorar la vida de las personas y otras para cumplimentar el propio ego. Los que construyen bombas y machacan de manera inmisericorde las vidas inocentes. Los que queman libros y entierran de forma despiadada las necesarias libertades. Quienes se juegan la vida en tierras hostiles para informar de la barbarie. Los que en nombre de la Religión regalan sus vidas para llevar algo de consuelo a los más desfavorecidos.
La bondad y la maldad anidando por entre los laberintos del paso implacable de los años. Seres humanos que son capaces de lo mejor y lo peor envueltos en el sectarismo de las banderas guerreras o en los húmedos paños de las Verónicas. La risa de un niño y la sonrisa socarrona de un anciano dándole a la vida todo su sentido y grandeza.
Ya el concepto de siglo vale lo mismo para un roto que para un descosido. Cada cierto tiempo celebramos la Boda del siglo; el Romance del siglo; el Partido del siglo; el mayor Concierto del siglo o el Evento religioso, social o cultural más importante del siglo. ¡Pobre siglo cuantas banalidades se cometen en tu nombre! Vivimos inmersos en la tiranía de los titulares y la precariedades de las noticias representan el pan nuestro de cada día. No hay tiempo salvo para gastar estúpida y compulsivamente el tiempo. Nada ni nadie es capaz de pararse un solo momento para darle una oportunidad a la reflexión. ¿Pensar? Vamos hombre que piensen “ellos” que bastante tengo yo como para “comerme el coco”.

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