jueves, 15 de mayo de 2025

Los jueves al sol



El pasado jueves 8 de Mayo no puede decirse que para muchas personas (entre las que me encuentro) fuera un jueves cualquiera.  Se dieron cita una serie de acontecimientos que lo situaron en el contexto de lo extraordinario.  Los que nos movemos,  no sin ciertas dudas y dificultades, en el Mundo de la Cristiandad tuvimos Papa.  Recibirá, en un nuevo pontificado, el nombre de León XIV.   Un indisimulado homenaje al Papa León XIII, un Papa que abrió las puertas de la Iglesia a los derechos sociales y laborales.  Este nuevo Santo Padre que tiene una doble nacionalidad (estadounidense y peruana) se nos presenta con un historial plagado de experiencias acumuladas en un entorno donde reinaba y mandaba  la pobreza extrema.  Hombre culto, muy culto, se nos presenta como un fiel sacerdote agustino comprometido con su tiempo en el más noble y solidario sentido del termino.  No tendrá nada fácil su papado pues todavía no le había dado tiempo siquiera a rezar su primer Padrenuestro cuando ya lo estaban mirando con lupa.  Que desde algunos posicionamientos políticos sectarios y extremistas lo hayan recibido con mucho recelo es un claro exponente de por donde pueden ir sus políticas sociales.   Sinceramente creo que tenemos un más que excelente Papa y dejemos que sea el tiempo, juez inapelable de casi todo, quien tenga la última palabra.  Este mundo disparatado, mercantilista, convulso y  egoísta necesita una voz que lleve la Paz y la Esperanza a millones de almas perdida. Un faro luminoso navegando  por entre los mares de la sinrazón y la barbarie.  El problema en esta Sociedad desnortada no es sentirse solo; el problema es estar realmente  solo.  La soledad del corredor sin fondos huérfano de Fe y falto de Esperanza.

El Betis, el Equipo que se configura como un firme bastión de mi cultura sentimental, ¡por fin¡  va a jugar su primera Final Europea.  Han pasado muchos años de sufrimientos y pesares que solo se aliviaban con algún que otro oasis en la larga travesía del desierto futbolero.  Siempre llevaré en lo mas profundo de mis sentimientos a mi Tío Antonio que me hizo socio del Betis cuando contaba con 8 años de edad.  Me enseñó a amar al Betis sin tener que tener como contrapartida el odiar al otro Equipo de la Ciudad que era un histórico Sevilla.  Esta Ciudad no se entendería sin sus dos Equipos de Fútbol y nunca debemos confundir una sana rivalidad deportiva con un odio visceral e irracional hacia tus contrarios.  El fundamentalismo en cualquiera de sus variantes sabe que si llama a mi puerta esta nunca le será abierta.  Que la jornada perfecta para un bético es aquella donde gana el Betis y pierde el Sevilla siempre estará fuera de toda duda.  Pero siempre por ese orden.  Curiosamente desde mi niñez y hasta la actualidad  (eso si, con honrosas excepciones)  mis grandes amigos siempre han estado más cerca de la Avenida Eduardo Dato que de la Avenida de la Palmera.  Cuando ya empieza uno a notar que  tiene fecha de caducidad como los yogures pocas dudas albergo, en este mar de confusiones,  de que una de las palabra más hermosas del diccionario se llama Amistad.

Si se me permite una licencia personal el pasado jueves 8 de Mayo mi nieta Lola cumplió 13 años de edad.  Un regalo del Cielo que con la imprescindible  ayuda alumbradora de su madre  (mi hija Alicia)  le ha dado pleno sentido a este mi epílogo existencial.  Ella y su hermano; su hermano y ella, cubren con creces todas mis necesidades afectivas.

  Los nietos son una bendición que nos llega cuando más necesitados estamos de atracar nuestra barca  en puertos firmes y duraderos. Es verdad que en momentos puntuales y en clave sevillana todo es de color, verdaderamente ese Jueves si lo fue.  El color blanco de la Roma Imperial tratando de abrirse paso por entre los funestos tonos grisáceos de las inmisericordes bombas.  El verde que te quiero verde lorquiano llenando de ilusiones compartidas las casas y las vidas de la gente verdiblanca.  El azul-celeste sevillano llenando los amaneceres luminosos con la sonrisas compartidas entre abuelos y nietos.  Lo cantaba la gran Lole Montoya y era verdad que cuando la vida te muestra su mejor cara todo es de color.  Los jueves al sol con los delantales tendidos bajo los atardeceres del mes de  Mayo.  Un repique de campana que le da sentido a la alegría de vivir.

 

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