martes, 20 de junio de 2023

La Casa Grande

El pasado sábado empezó a andar el nuevo Ayuntamiento de Sevilla. Se va Antonio Muñoz una gran persona y un buen Alcalde al que se llevó por delante la tormenta huracanada nacional. Es una pena que una buena gestión local se viera diluida en esto que llaman la Política Nacional. No es justo que los hijos paguen los errores de los padres. Son tiempos de muchos ruidos y pocas nueces. Así nos va. Llega a la Alcaldía José Luis Sanz, una persona sensata y que se maneja por entre el “navajeo” político con unas formas cívicas dignas de agradecer. Nunca he hablado con él pero las referencias que me llegan a través de amigos (de ideologías muy dispares) es que puede hacer una buena labor como Alcalde de Sevilla. Así se lo deseamos pues, en definitiva, todos saldremos ganando. La Ciudad tiene problemas endémicos sin resolver con la pobreza de los barrios marginales a la cabeza. La limpieza (fundamentalmente en las barriadas) sigue pendiente de una mayor aportación en medios humanos y materiales. Nuestros inigualables parques y jardines muestran un estado manifiestamente mejorable. Hay que gestionar racionalmente un turismo que se nos muestra desorbitado para que, como ha ocurrido con otras ciudades, no perdamos nuestra señas de identidad en la orilla del río Guadalquivir. Necesitamos un buen Alcalde que guarde en el cajón de su despacho el carnet de su Partido para dedicarse en cuerpo y alma a la Ciudad. Evidentemente el Ayuntamiento por si solo no puede acometer muchas de las necesidades que tiene Sevilla. Hace falta una estrecha colaboración con la Junta y el Gobierno Central. Lealtad constitucional creo que es la palabra que se utiliza para estas cosas. Como cantaba Camarón “mientras mi corazoncillo jierva” nunca militaré en las filas del pesimismo. Ser escéptico se ha convertido en la actualidad en una forma existencial que te hace estar despierto y atento a cuanto te rodea. Eso si, no nos libraremos en este mandato municipal de un referéndum para dilucidar si queremos una Feria con el calendario anterior o el actual. Evidentemente tampoco dejará de plantearse nuevamente la posible remodelación de la Carrera Oficial en nuestra Semana Santa. ¿Qué seria de nosotros sin estos debates de quita y pon? Empieza una nueva etapa en la Casa Grande de todos los sevillanos y sevillanas. Solo nos queda desear que resulte positiva y fructífera para la Ciudad. Tampoco estaría mal que en esta barca, aparte de criticar lo mal que reman los demás, nos arremanguemos y movamos nuestro propio remo. Suerte al que se va de Alcalde y suerte al que llega a la Alcaldía. La grandeza de esta Ciudad inigualable demanda buenos gestores y buenos ciudadanos. El tiempo, juez supremo en definitiva, nos dará su veredicto. Otros nuevos vendrán que harán a los salientes mejores o peores. La Casa Grande soñando frente al antiguo Convento de San Francisco. Buscando refugio  en el manto protector del Rey San Fernando. Todo mientras espera el momento de otra celebración verdiblanca. El mañana, siempre el mañana, como solución a nuestros problemas actuales. El hoy no existe ni ha existido nunca en esta Ciudad. Confiemos en que las cosas mejorarán o, cuando menos, que no empeoren. La Casa Grande como epicentro de muchos de nuestros problemas ciudadanos y también de sus posibles soluciones. Suena el pito de la Fábrica de Vidrio sevillana y empieza a rodar el balón. Estaremos pendientes de lo que diga el marcador. 

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