jueves, 28 de marzo de 2013

Vengo con tres heridas


Tres, tres eran los Reyes Magos de Oriente

que fueron a rendirle pleitesía al Mesías.

Tres, tres fueron las veces en que Pedro

negó conocer al Señor.

Tres, tres eran las heridas

con las que llegaba Miguel Hernández:

la del amor, la de la muerte, la de la vida.

Tres, tres han sido las veces

que se le hurtado su ración de calle

al Martes Santo.

Tres, tres orfandades candelarias

padecida por la Plaza de la Alfalfa.

Tres, tres eran los puñales

que portaba el alma de la copla.

Tres, tres llantos del cielo

para desilusionar las ilusiones.

Tres, tres toques de llamador

para levantar el paso de los días.

Tres, tres rosas llamadas Teresa,

Encarna y Alicia.

Tres, tres pañuelos de encaje

para secarnos la lluvia

y las lágrimas.

Tres, tres Esperanzas todavía

por el Arco, el Puente y Capuchinos.

Tres, vengo con tres heridas:

la del amor, la de la muerte,

la de la vida.

Tres, han sido… ¡tres!

 

 

 

Juan Luis Franco – Miércoles Santo – 2013

1 comentario:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Ahí, ¡ay!, hay mucho sentimiento hermano.
Precioso de verdad y con simples cambios, de algunos nombres, me hubiera encantado tener el talento de escribirlo.
Un abrazo