viernes, 22 de mayo de 2020

La noche y Miles Davis


Cuesta trabajo, mucho trabajo, dormir cuando ves el comportamiento y los disparates que comete "nuestra" clase política. Ayer quedó meridianamente claro que quién se acuesta con populistas se despierta sin la almohada. Al final puede que tenga razón mi amigo Enrique cuando dice que, en el aspecto moral, pocas cosas cambiarán cuando todo esto termine. Las personas bondadosas lo serán todavía más. Los miserables tomarán la calle más encanallados. Los sensatos saldrán del confinamiento más responsables y los insensatos locos por tirarse al monte. Pero algo me saca de mis divagaciones. Suena el "Concierto de Aranjuez" en la versión de Jazz que hizo Miles Davis. Pura delicia para los sentidos. Son las tres de la madrugada de un insípido jueves de confinamiento y pandemia. A través de mi ventana observo algunas luces encendidas en una calle desierta de cuerpos y almas. Desosiego y sueño son malos compañeros de viaje. Hace calor y espero que el sueño llegue sin tener que plantarle cara a la almohada. Acabo de terminar la lectura de un gran libro de Truman Capote ("Los perros rabiosos"). Me lo facilitó un amigo librero (que fusión más bonita: amigo y librero) que se ponía cada jueves en el mercadillo de la calle Feria. Es tremendo cuando te nutres de lo cotidiano y este desaparece como por arte de magia. En mi modesto escritorio me observan una foto del Gran Poder y otra de La Candelaria. A la altura de mi cabeza están instalados cómodamente en la pared Elvis Presley, Marilyn Monroe y Charles Chaplin. Lo espiritual y lo lúdico enlazados por la vereda del tiempo. Son días de recordar a los ausentes sin ahuyentar a los presentes. La relación espacio-tiempo queda difuminada entre un aluvión de noticias sobre el virus y los mensajes subliminales de falsos profetas. La noche nunca se anda con medias tintas:
o te da sosiego o te llena el alma de inquietud. Pueden ser, a través del sueño reparador, las horas más cortas del día o las más largas si quién manda es el insomnio. "La noche oscura del alma' que San Juan de la Cruz dejó escrita por los senderos de la vida. Pero si la banda sonora de mi vida es la música de Miles Davis todo será más llevadero.


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