Ayer nos dejó para siempre Conchita Márquez Piquer. Hija de la inigualable doña Concha Piquer y del torero Antonio Márquez su vida siempre estuvo sombreada por la tragedia. Era una gran artista y un rotundo ejemplo de cómo, a veces, los legados artísticos familiares son una losa difícil de levantar. Tenía 75 años de edad y los dos grandes hombres de su vida fueron Curro Romero y Ramiro Oliveros. El fallecimiento de su hija Coral a los 19 años de edad fue una tragedia que nunca logró superar. Su carrera artística que se presumía esplendorosa se quedó a medio camino por imperativos de los rigores de la existencia humana. Dios la tenga en su Gloria donde, a buen seguro, se reencontrara con su madre Concha y su hija Coral. Descanse en paz.
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