En el ranquing de los quince barrios (barriadas) más pobres de España, Sevilla tiene el dudoso "honor" de aportar nada menos que seis. Este pasado sábado, en una jornada memorable, el Señor del Gran Poder partió para "empadronarse " en algunas de estas barriadas. Estará allí tres semanas que, indudablemente, serán muchas más de las que han pasado nuestros gobernantes. En estos degradados entornos urbanos son muchas las personas honradas y trabajadoras que las habitan. Tomar las excepciones por las reglas nunca fue una justa vara de medir. Con la llegada del Señor de Sevilla se les aporta algo fundamental en la existencia humana como son la Fe y la Esperanza. Pero si bien es verdad que la Fe mueve montañas no es menos cierto que hacen falta medios humanos y materiales para moverlas. Los días de estancia del Señor pasarán y terminará volviendo a su Casa en San Lorenzo. Bueno será que este gran evento no se quede solo en miles de sensaciones e imágenes para el recuerdo. Allí, aparte de Fe y Esperanza (que siempre vienen bien), hace falta que los políticos se pongan las pilas. Urge sin más demora un ambicioso plan de inversiones y un proyecto social de amplio espectro. El problema no será que se queden sin el Señor (eso nunca pasará) sino que se queden de nuevo abandonados a su suerte y padeciendo la indiferencia de la Sociedad. Con los cuantiosos fondos que llegarán de la UE ya no caben excusas para no apoyar a estas barriadas. El Señor de Sevilla siempre nos marca una hoja de ruta. Consiste en sembrar y repartir el fruto de la cosecha entre los más necesitados.
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